Europa, suma de identidades

Bandera de la Unión Europea

Bandera de la Unión Europea

Las elecciones europeas son relativamente cómodas para partidos grandes y pequeños en todo el arco político de los 28 estados miembros. Bajo la capa de Europa se pueden esconder todas las reivindicaciones y todas las aversiones posibles. Una campaña europea lo soporta todo. Desde una declaración sobre las ventajas históricas de pertenecer a la Unión hasta la proclama de Marine Le Pen que se resume en un «sí a Francia, no a Bruselas», pasando por la capitalización del descontento que enarbola el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), liderado por el controvertido Nigel Farage, que ha dicho públicamente que a la gente no le gustaría tener como vecinos a una familia de rumanos. Otro candidato del mismo partido ha tenido que disculparse por haber enviado una carta a sus votantes defensando que los líderes proeuropeos fueran colgados. Parece como si en las campañas europeas se desactivaran los mecanismos de contención.

Es cierto que el euroescepticismo crece no sólo en Gran Bretaña sino también en Francia, donde la última encuesta de Le Monde indica que sólo un 39% de franceses considera que es «una buena cosa» formar parte de la Unión Europea. Según el último eurobarómetro, en España todavía ganan los partidarios de pertenecer a la Unión. Pero el entusiasmo popular por pertenecer a Europa baja.

La abstención en las elecciones del domingo puede enviar una señal de alarma a las instituciones europeas y a los gobiernos nacionales que no han sabido dar respuestas convincentes a los problemas sociales generados por una crisis que todavía mantiene en el paro a 26 millones de europeos. La deuda es desproporcionada y peligrosamente alta en todos los países, el crédito no fluye, los bancos navegan en una fragilidad permanente y el crecimiento es bajo y lento.

La crisis muestra su cara más fea desde hace años. Pero Europa es algo más que una cuestión de cifras, balances y demás cuestiones relacionadas con la economía, todas ellas de gran importancia pero no determinantes. Las amenazas para que la Europa que tenemos tuviera éxito han sido constantes, desde el primer momento, cuando Gran Bretaña creó la EFTA y desde entonces la mayoría de sus gobiernos han practicado el juego de entrar y salir dependiendo de las circunstancias del momento. Nada nuevo.

Europa se sostiene sobre los valores de la libertad y la dignidad humanas que impulsan la civilización occidental y que siguen siendo el sueño de la mayoría de la humanidad. La llegada masiva de gentes del Sur y del Este, jugándose la vida en muchos casos, no es sólo para alcanzar nuevos horizontes vitales sino también para encontrar la seguridad y el respeto que en sus países de origen no tienen.

Europa se ha construido cediendo competencias hacia las instituciones supranacionales. La crisis financiera ha acelerado la creación de la unidad bancaria. Se han entregado muchas competencias en justicia, fronteras y libre paso de personas, capitales y mercancías. Observando las encuestas y los debates en muchos países, parece que hemos entrado en un periodo en el que hay que recuperar las competencias cedidas. Los aproximadamente 200 diputados que se calcula que serán elegidos el domingo con programas euroescépticos, de derecha o de izquierda, no llegarán ni a un tercio del Parlamento. Es mucho pero no es suficiente para aceptar la tesis de que esta Europa ya no sirve.

Se observa un gran contraste entre los desacuerdos de los políticos y el fácil entendimiento de los ciudadanos. Los políticos dan la impresión de que lo que pretenden es no perder ninguna parcela de poder que ostentan en el ámbito nacional. Los ciudadanos, sobre todo si son jóvenes, cruzan las fronteras sin darse cuenta y se sienten en casa en Viena, Lisboa, Barcelona o Edimburgo.

La identidad europea es un concepto muy vago, pero sí que se puede decir que es la resultante de la suma de todas las identidades nacionales. La identidad catalana, española, italiana, danesa o polaca estará siempre protegida por aquella cierta idea de Europa compartida por todos.

Prefiero una Europa con 751 diputados de todos los rincones de la Unión que una Europa de Estados Mayores y de ejércitos en orden de batalla. Esta es la diferencia. La campaña en Catalunya es sobre quién puede ganar más votos y asegurarse la hegemonía del llamado proceso. En España es una toma de la temperatura entre la derecha y la izquierda sobre las generales que se celebrarán dentro de poco más de un año. En Francia, sobre cómo se frena el avance o la victoria de Marine Le Pen. En Alemania se decide si se quiere seguir siendo más europea que alemana y en Polonia su ministro de Exteriores dijo que «temo menos el poder alemán de lo que estoy empezando a temer su inactividad». Alemania podría liderar Europa pero no se atreve y a los europeos nos parecería bien que se pusiera al frente pero nos da miedo. Esta es una cuestión de fondo que late sutilmente en una campaña en la que se pide más control democrático. La desafección ciudadana hacia Bruselas se debe más que nada a una falta de explicaciones convincentes que lleguen a todos.

Todos estos debates son europeos y responden a la idea de que los protagonistas de la vida económica se escabullen fácilmente al control de los gobiernos locales.

Publicado en La Vanguardia el 21 de mayo de 2014

  11 comentarios por “Europa, suma de identidades

  1. europa s esta fent s ha fet molt i falta molt
    els que es diuen euroecéptics no saben on van no ho ha cami fora d europa.
    La Gradeur la sagrada unidad de ESPAÑA LA GRAN Bretanya tenen dada de caducitat.
    Europa es ja un present cap un inperable futut

    Occident ès Europa

  2. Sr. Foix: Tenemos los políticos que tenemos, que de paso tampoco nos saben explicar lo de Europa. Solo saben seguir como siempre. Es decir » más de lo mismo y de los mismos. » Pero, ¿ Y de Europa que ?

  3. Sr. Foix:
    Una altra Europa (UE) és possible en l’econòmic i en el social.
    Esperem que els nostres vots de diumenge serveixin perquè els eurodiputats ens defensin dels mercats, dels els lobys empresarials i de les troicas.

    I seria una mofa al votant europeu que la Sra. Merkel imposés al president de la UE a dit sense tenir en compte el resultat de les urnes.
    Veurem quin és el índex de participació en els diferents països i a Catalunya, i les lectures que es fan.

  4. No conozco a nadie que tenga ilusión por el proyecto europeo.Se ve más como una idea buena difícil de llevar a término. En el proceso catalán si que veo a personas con ilusión. La ilusión es un motor básico y Europa no ha sabido crearla.

  5. L’organització política, administrativa, dels EE.UU. és gairebé modèlica, malgrat això, Europa no pot agafar-la com a mirall o plantilla, per a crear els Estats Units Europeus, les diferències són considerables i insalvables; no crec necessari enumerar-les, ja que vostè, senyor Foix, les coneix millor que ningú. De totes maneres voldria destacar-ne un parell, les quals, al meu entendre, no són assimilables: 1ª tots els estats tenen la mateixa llengua, 2ª la seva minsa història no ha tingut temps de generar odis entre ells mateixos, salvant, naturalment, la guerra civil, o de secessió, entre una vintena d’estats del nord contra una coalició d’onze estats del sud, partidaris de l’esclavitud. Europa és massa vella i al pas dels ha ranciejat de mala manera, ha deixat un solatge difícil d’eliminar. En tot cas caldrà buscar una altra fórmula que pugui enquibir gent tan diversa de caràcters i tarannàs i de poder econòmic. És una manera de pensar des de la meva insignificança i minso coneixement.

  6. «Prefiero una Europa con 751 diputados de todos los rincones de la Unión que una Europa de Estados Mayores y de ejércitos en orden de batalla.»

    es imposible resumirlo mejor.

    para los euroescépticos, solo recordarles que inicialmente la unión fue un invento de los europeos para no matarse entre ellos. solo hay que mirar los millones de muertos en europa durante las dos grandes guerras del siglo xx, que fue hace cuatro días. la unión podrá tener muchos problemas, dificultades, puede ser mejorable, y, de hecho, hay que avanzar en el bienestar de sus ciudadanos, por supuesto, pero no olvidemos nunca de donde venimos porque la alternativa (cada uno por su cuenta) ha demostrado ser mucho peor.

    • Possiblement tens tota la raó david g…..però no em negaràs que la gestió de tot plegat, s’ està fent amb els peus.

      I el que diu en BartolomeC…..una veritat com un temple !!!!

      • supongo que cuando hay tantos países y tantos intereses contrapuestos es complicado y muy lento llegar a acuerdos. pero si la situación en europa es ahora mejor que hace 20 o 30 años, quizás dentro de otros 20 miremos hacia atrás y también veamos que se han producido algunos progresos sustanciales en ese tiempo.

  7. Sr.Foix: estamos viendo como estas elecciones eeuropeas se viven en clave interna y con planteamientos cortos de miras…con estos mimbres dificilmente se podrá confeccionar un buen cesto europeo…los ciudadanos asistimos perplejos a estos escarceos dialécticos y no damos crédito a lo que vemos…y oimos…

  8. Euroescepticisme en augment.

    Així doncs, perque preocupa tan que una Catalunya independent quedés fora de la Unió Euopea ??….

    Tal i com vostè mateix descriu, els resultats de la gestió europea tampoc són per «tirar cohets».

    El missatge que més arriba d’ Europa és : Contenció salarial, homes de negre, rescats bancaris…..

    És clar que junts tindriem més força en tots els sentits, peò ara mateix la qüota que he de pagar per pertanya a aquest club, és massa cara.

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