Una cuestión de transparencia

Francesc Homs no dio una explicació transparente sobre el voto de los ocho diputados de su formación

Francesc Homs no dio una explicació transparente sobre el voto de los ocho diputados de su formación

La democracia es también cuestión de procedimientos, de rituales y de pactos no escritos entre iguales y entre adversarios. Pero también es un flujo constante de ideas, de ideales, de promesas y de compromisos con la verdad y la transparencia.

Lo que ocurrió en las largas sesiones del martes para constituir el nuevo Congreso y el nuevo Senado tras las elecciones del 26 de junio fue un espectáculo lento, farragoso y desordenado. Al final tampoco resultó ser transparente para cualquier observador que quisiera averiguar de dónde salieron los diez votos que todavía nadie se ha atribuido.

La votación es secreta, cierto, pero cuando un diputado vota no puede serlo tanto, sobre todo si de su papeleta depende la elección de un cargo público importante. Parece como si los políticos, Francesc Homs, por ejemplo, no supieran que a la larga las sociedades juzgan con más benevolencia los actos que las intenciones, las realidades que los discursos y que ya no basta con fingir para gozar del favor popular que se expresa periódicamente en las urnas.

Es curioso que la opinión pública haya entendido perfectamente la procedencia de los diez votos perdidos, sin dueño, y que los que los emitieron salgan en los micrófonos hablándonos del derecho al secreto del voto y que, en todo caso, no sería la primera vez que un partido tuviera grupo propio en el Congreso sin que cumpliera todos los requisitos. Cabe exigir a todos un cierto compromiso con la verdad.

Uno de los políticos más respetados de Francia, Pierre Mendès France, sólo estuvo unos meses de primer ministro en la IV República en los tiempos de la liquidación de las posesiones coloniales francesas en Indochina. Aunque no pudo ponerla en práctica, elaboró la doctrina que se basa en la convicción de que la comedia no es suficiente en política. También se requiere honradez, coraje e inteligencia.

Me hago cargo de la incomodidad que supone que se pueda atribuir a los votos en blanco de partidos que preparan con reuniones larguísimas la desconexión de España desde Bar­celona la elección de una presidenta del Congreso del Partido Popular. Y también que se facilite la formación del resto de la mesa con votos secretos con nombre y apellidos de independentistas catalanes o nacionalistas vascos.

Pero si no pasa nada. Simplemente, que se diga y que cada cual sepa a qué atenerse. La democracia sirve para tomar decisiones políticas, reconciliando y confrontando intereses contrapuestos y a menudo conflictivos. Ya sé que fue hace diez años, pero en cualquier hemeroteca se puede encontrar un titular que dice que Artur Mas firma ante el notario que no hará pactos permanentes o estables con el PP. La política democrática no es dogmática ni estática. Lo único que se pide es que sea clara y transparente.

Publicado en La Vanguardia el 21 de julio de 2016

  11 comentarios por “Una cuestión de transparencia

  1. No hay transparencia porque solo piensan en si mismos, en su partido y para nada les importa la ciudadania. El individuo de la foto forma parte de una camada de perdedores estupidos que no nos van a traer nada nuevo ni bueno.

    En la misma linea tenemos a Carles Puigdemont, un chulo con suerte que ahora amenaza a la CUP con nuevas elecciones. Vamos a ver, la amenaza si acaso es para todo un pais. Ya esta bien de utilizarnos a todos como carne de cañon.

    A ver si espabilamos y empezamos a decir las cositas por su nombre. Estamos en manos de gente peligrosa, por inepta, por prepotente y por indocumentada.

  2. Sr. Foix: A lo largo de los años he aprendido que, cuando un político dice: No haré esto ó lo otro, es precisamente en realidad, lo que piensa hacer y lo hará.
    Por ejemplo cuando dice …» Bajaremos los impuestos…es que los piensan subir en realidad. » …Y así para todo y en todo.

    La clave es …Que debemos pensar, en todo lo contrario de lo que nos dicen y prometen. Y asi no nos equivocaremos.

    A proposito de tanta palabrería política, perdida miserable del tiempo y ningún cambio posítivo…me pregunto: » Y de lo mio ó de lo nuestro que hay ? ….¡ Porque seguimos igual de desamparados y pelados, mientras que algunos privilegiados…se atribuyen sueldos millonarios, algunos presuntos ó presuntamente de entre ellos.

    En fin…al buen entendedor…

  3. Foix podria posar molts exemples. El jurament franquista de Juan Carlos. El «de entrada no» felipista sobre l’OTAN. L’obscurantista GAL de l’època socialista. El cas tèrbol de Fernández Díaz que no mereix cap semáfor vermell de La Vanguardia. El recentisme compromís de Rivera de no fer president a Rajoy ni a ningú del PP. La frase del llavors princep Felipe al Parlament: «Catalunya serà el que vulguin els catalans». Pero no, Foix nomes posa la lupa en Mas que es veu que es el dolent de la pelicula i que esta imputat gràcies als demòcrates del PP, amb o sense notari

  4. Sr Foix: llevo unos dias fijándome especialmente en cuántas veces,el político de turno, usa la palabra «juego»
    – no entro en este juego
    – las reglas del juego
    – el juego político
    – etc……………

    Esto es,para ellos, la política…un juego.

    Nuestras necesidades??? Esto se juega en otro campo!

    PD. Lamento profundamente el incendio ocurrido en su querido territorio.

  5. Independentistes o no independentistes, no es pot negar que som del mateix territori geogràfic on va néixer la novel.la picaresca, quina colla de «llestos».

  6. Aquesta vegada estic d’acord amb vostè…..només es demana claredat i transparencia…atributs que segons sembla, els politics no tenen…

    Aquesta maniobra -secreta- encara la fa més vergonyosa.

    Estem en allò de que «la fi justifica els mitjans»..??…han pensat potser que tenint grup propi tindràn més força ? ..que potser ens ho faràn més fàcil?….

    Colla de ….»inútils» …seria la paraula ????…, és que se m’ acaben els adjectius quan veig tantissima incompetencia i falsetat…..

    • Muy cierto. En la vida nada es definitivo, y nadie está libre de cambiar.

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