Carod y las metáforas marineras

La metáfora marinera de Artur Mas fue muy pertinente al terminar el debate y la aprobación del Estatut en el Senado. El barco ha llegado a puerto pero hay que atracar para que puedan descargarse las mercancías.

En el camino, una de las fuerzas que estaban en el puente de mando ha saltado por la borda y se ha convertido en náufrago. Esquerra Republicana ha decidido pedir el voto negativo y alejarse del Estatut que se ha aprobado con el argumento principal de que no es el mismo que salió del Parlament de Cataluña el 30 de septiembre.

Esquerra ha confundido la militancia con el electorado. Siguiendo el simil marinero, Mas puso de relieve las dificultades de una tripulación en la que la marinería tiene más poder de decisión que los oficiales y que el capitán.

El referéndum se celebrará el 18 de junio. Las dos grandes fuerzas catalanas, PSC y CiU, se pronunciarán por el Si. El Partido Popular y ERC se inclinarán por el No. El electorado dirá la suya al margen de la participación en el referéndum. Si el Si es claramente mayoritario no tendrá sentido continuar con el tripartito.

Esquerra no ha estado a la altura del momento. La política no es romanticismo sino que es algo mucho más serio y realista. Aunque no pueda venir a cuento quiero recordar lo que le dijo Churchill a Chamberlain reprochándole el pacto de Munich de 1938 en el que pretendía haber arrancado a Hitler que no invadiría más territorios europeos.

Cuando la guerra fue declarada con la invasión alemana de Polonia, Churchill le dijo a Chamberlain: usted fue a Munich para no ir a la guerra y salvar al honor y ahora está en guerra y ha perdido el honor. Esquerra, a mi juicio, ha perdido la batalla del Estatut y su credibilidad ha quedado muy maltrecha.

El día después del Estatut la situación habrá cambiado. Las elecciones serán inminentes si nos dejamos llevar por la lógica. Se abrirá un periodo electoral en el que la gran cuestión será ver quién llegará primero en la meta. El que gane aquella etapa será el próximo presidente de la Generalitat. Jugarán muchos factores. El de Pujol, el de Mas, el de Maragall, pero, sobre todo, Zapatero que tendrá que poner toda la carne en el asador, olvidar las diferencias con Maragall, y convertir el Si en una victoria del PSC.

El problema es que la ciudadanía está confusa. Pero, no se preocupen, que sus dudas quedarán resueltas al día siguiente del referéndum. La pena es que se han perdido más de dos años en una iniciativa que, finalmente, ha dividido al tripartito y no ha sido tan de máximos como la que salió del parlamento catalán el 30 de septiembre.