Cuanto mejor va, más miedo hay

Es arriesgado ser mínimamente optimista cuando lo políticamente correcto es proclamar que las cosas van mal, están muy mal, y no nos imaginamos siquiera las catástrofes que nos esperan.

Leyendo los diarios estos días se puede llegar a la conclusión que toda la culpa es de la codicia de los políticos, de sus peleas y su falta de escrúpulos rindiéndose al régimen de la opinión pública que es la que condiciona toda su gestión.

La opinión pública, lo decía el otro día Rafael Argullol en un artículo muy reflexivo en El País, no se rige por los criterios de bondad, belleza y verdad, estudiados durante generaciones por griegos y romanos, sino por impulsos del momento, espontáneos, que obligan a los políticos a actuar según les exige la opinión mayoritaria y no a partir de sus propias convicciones, programas y valores.

Nadie repara en que la altura de nuestros políticos no es otra cosa que el reflejo de la sociedad en la que se desenvuelven. Es cierto que la política lo invade todo, lo condiciona todo y tiene consecuencias en la vida ordinaria de las gentes.

La crisis, si es tan alarmante como se vaticina, no es únicamente de la clase política sino de la sociedad en su conjunto. El hecho que la mitad de ciudadanos no acuda a votar no es sólo culpa de los políticos sino también de la falta de conciencia cívica de los hombres y mujeres que se desentienden de participar en la vida pública y en ayudar a resolver los problemas de los demás.

Viendo la actual situación en perspectiva se podría echar mano de aquella famosa frase de Harold Macmillan en los años sesenta cuando decía a los británicos que “most of our people have never had it so good“, que en una versión libre podría traducirse como “nunca había ido tan bien para tantos de nosotros”.

Europa vive en democracia, no hay guerras previstas en el horizonte, cientos de millones de europeos vacacionan en todos los rincones del planeta, repunta la economía, se resucita la difunta constitución europea, hay cambios de líderes en Francia y Gran Bretaña con nuevos impulsos renovadores con caras nuevas y equipos frescos y jóvenes.

A pesar de todo, lo que toca decir es que las cosas van mal y que irán peor. Hay un solapado miedo al futuro que cabría situarlo en dos factores que guardan una cierta relación entre sí.

El primero es la seguridad. Gordon Brown ha recogido la antorcha de Tony Blair y se ha encontrado con varios atentados frustrados, supuestamente obra de Al Qaeda, que han sembrado el pánico en la sociedad británica.

El terrorismo ocupa la centralidad del debate político en España desde mucho antes que ETA rompiera la tregua permanente. En Estados Unidos ocurre lo mismo a pesar de no haber sufrido ningún atentado desde el fatídico 11 de septiembre de 2001 y a pesar de tener a más de 150.000 soldados en Oriente para combatir el terrorismo de procedencia islámica.

El segundo factor es menos visible pero igualmente preocupante. Se trata de la desigualdad planetaria creada por un fenómeno tan positivo teóricamente como es la globalización. Cada vez hay más ricos y más pobres que lo son más. Siempre ha ocurrido así y nadie verá la erradicación total de la pobreza en el mundo.

La inseguridad y la desigualdad se traducen en un miedo global en tiempos en los que las armas de destrucción masiva, las bombas atómicas de los pobres, ya no están al alcance sólo de las grandes potencias sino de muchos individuos que no tienen inconveniente en inmolarse matando a cuantos más mejor.

Ante este panorama, el régimen de la opinión pública, del pensamiento rápido, de tener más que de ser, de la frivolidad… , no son la mejor terapia para evitar una gran crisis global.

  6 comentarios por “Cuanto mejor va, más miedo hay

  1. Sr Foix:Hay días en que lo que realmente te apetece es irte a lo alto de una montaña y dedicarte a criar cabras.Hoy es un de estos…Mañana volverá a salir el sol y seguiremos,cada uno, con nuestros trabajos y problemas, pero no dejo de pensar quan fácil sería vivir en paz y buena armonía.Un saludo

  2. Yo soy partidario de la critica constante y estoy en contra del fatalismo , pero lo que funciona ya funciona hay que hablar de lo que no funciona y eso son bastantes cosas , tampoco hay que deprimirse , se intentan arreglar y listo , total aqui vamos a estar unos añitos mas y nuestra unica mision es mejorar .

    El dia que el miedo deje de ser el motor del hombre , esto tendra mucha mas gracia .

  3. La verdad es que se nos escapan muchas cosas, yo por tener tengo miedo hasta de mirar el saldo de mi cuenta, prefiero no saberlo.

    J.Vilá.

  4. Con todos los respetos, esta vez no entiendo su artículo. Está dividido en dos partes que parecen dos temas independientes. Uno que parece mostrar la falta de optimismo en las sociedades ricas, la falta de horizonte e ilusión. Otro la inseguridad. Este planeta, su naturaleza no es segura, está en evolución permanente, no es estable (la ilusión ideológica de los ecologistas, excepto en la teoría de Gaia respecto a la vida en su conjunto pero sólo en un momento dado), ninguna especie permanece en él (excepto las más básicas), ningún paisaje es eterno (excepto en la memoria de los que ya no están, o de los que ya no cuentan en esta sociedad de culto a lo joven e inmediato), ningún país o nación será recordado cuando el sol explote, ni la propia Tierra. Sólo hay una posibilidad para los seres humanos,como indica Roger Penrose en su libro En Busca de la Realidad: ALGO SE NOS ESCAPA (O MUCHO DE LA REALIDAD). Mientras haya un ser humano que sufra y los que lo pueden impedir no hagan nada, la ley de la selva será lo único que moverá a la manada humana.

  5. Comparto la opinión del señor Foix, la crisis no está sólo en los políticos sino también en la sociedad. De todas formas creo que el sistema que rige el mundo es tan desequilibrado que acabará por quebrarse en algún punto y las consecuencias serán nefastas, existen demasiados frentes abiertos, destrucción del medioambiente, desigualdades sociales excesivas que comportan migraciones cada vez más fuertes, terrorismo, guerras sin sentido, arsenal nuclear cada vez más extendido, yo no soy optimista lo siento.

  6. Sr.Foix: Hace Vd bien en definir los limites de la inseguridad, socialmente nos hemos acostumbrado a ver la inseguridad como algo unicamente centrado en la perdida de algo que poseemos, pero existe una inseguridad que afecta a cuantos no pueden acceder a una vivienda, a un trabajo, a un sueldo digno, a una atención médica, a una mínima educación de sus hijos, por existir existe hasta una inseguridad jurídica que afecta a cuantos carecen de igualdad de derechos ante la ley o ante las injusticias.

Comentarios cerrados.