Un día memorable en Wembley

Sergio Fernández y el autor después de la victoria en Wembley

Un día memorable para un barcelonista. Como culer viejo y escaldado temía que la madrugada del sábado podía acabar con un retorno mustio y derrotado. Sergio Fernández era el capitán de la expedición que nos esperaba en el aeropuerto a las cinco de la mañana. Todo como un reloj. Es un tipo grande Sergio Fernández. Enjuto, puro nervio, activo y tranquilo, es un personaje grande.

Dirigía la expedición de asistencia que El Mundo Deportivo enviaba a Londres para la final de la Champions. El avión salió y llegó a la hora, un autocar nos esperaba en Luton para trasladarnos al estadio de Wembley que a las 9 de la mañana era el escenario silencioso de la gran contienda que se libraría a partir de las 19.45 (hora local). El rebaño de periodistas y cámaras de televisión velaban armas. Llegué a la hora y encontré la puerta precisa para participar en el programa que el infatigable Josep Cuní dirigía desde una dependencia surcada por cables y camerinos improvisados.

Perdí el contacto con el “capitán” Sergio Fernández con quien me fui comunicando por mensajes hasta que nos encontramos un cuarto de hora antes de que empezara el encuentro en el majestuoso estadio de Wembley. Cuánta historia encierra este emblemático foro futbolístico desde que fue inaugurado en 1924 y reconstruido hace unos años.

Abandoné a Cuní y me acerqué al Metro de Wembley Park para comprar un billete que me permitiría transitar por Londres todo el día. Me acerqué a Victoria Station, punto de partida y llegada de las expediciones británicas hacia el continente. Paseé por los alrededores de Scotland Yard, por Westminster, me acerqué a la Cámara de los Comunes y acabé en Piccadilly para visitar la gran librería Hatchards. Qué emoción recorrer una buena librería londinense. Está todo lo que puede interesar a un lector curioso.

Las calles del centro están teñidas de azulgrana. Caras conocidas y menos conocidas. El catalán, por un día, era la lengua mayoritaria en el corazón de la capital británica. Unos culers entusiastas se encaraman a la estatua de Eros de Piccadilly. Algunos del Manchester United se suman a la pequeña proeza. La policía mira compasiva y distante. Caras serias pero benévolas. Algún aficionado sugiere si se puede fotografiar con el clásico casco de bobby. Ningún problema.Paso por Burlington Arcade, entre Piccadilly Street y Regent Street. He perdido el contacto con el “capitán Fernández” que seguiría visitando algún pub con su pequeña expedición.

Allí me encuentro con Josep Cuní y señora para almorzar en el victoriano Fortnum & Mason, un establecimiento proveedor oficial de la Reina de Inglaterra, que comercian con el té más variado procedente de las antiguas colonias. Hay colas para almorzar, tanto en el comedor de arriba como en el de los sótanos.

Optamos por transitar por Jeremyn Street, la calle de las mejores camisas del imperio, hasta encontrar un pequeño restaurante clásico inglés. Me inclino por el Brunch de media mañana aunque ya son las dos de la tarde. Larga conversación con los Cuní sobre el memorable momento que nos toca vivir. Las calles empiezan a vaciarse de camisetas azulgrana. Me acerco a la estación de St. James Park para abordar el primer tren metropolitano de la Jubilee Line que para en Wembley Park.

El vagón va abarrotado de seguidores del Barça y del Manchester que intercambian mensajes de cordialidad y camaradería. Me sugieren escenas parecidas a las de la final de París y la de Roma. La hora de la verdad se va acercando. Paramos en Wembley Park y un río de humanos ocupa las calles hasta las orillas, con el emblema del estadio en lo alto de la colina. Camisetas, bufandas, banderas del Barça y del Manchester, hamburguesas, cervezas y miles de botellas de agua vacías como si hubiera acabado de pasar una Maratón.

La seguridad en el Estadio es severa. Llego a mi asiento y allí encuentro a Sergio Fernández que muestra su alivio como si hubiera recuperado a la oveja perdida. Abrazos y expectativas. Mensajes de móvil a muchos amigos y conocidos que sé que se encuentran en algún lugar del estadio. Queda una hora para el comienzo.

El partido ya lo habrán visto la mayoría de los que lean estas notas. Mucha euforia y mucho temor. El culer viejo y escaldado vuelve a visitarme en mi interior. Esto es muy difícil. El Manchester es mucho Manchester y Alex Fergusson es una leyenda. Pero, alerta, Guardiola ya lo es también.

Goles y entusiasmo. Es posible. Nos vamos al descanso con un empate a uno. Más nervios y más sufrimiento. La segunda parte es una de las fiestas más grandiosas que he contemplado como barcelonista. El árbitro húngaro silba el final y se desata una incontenible euforia. El Barça proclama su hegemonía en Europa en la misma Inglaterra que inventó el fútbol en un pub de Londres a finales del siglo antepasado.

El “capitán” Sergio Fernández ya no puede controlar a sus efectivos. No se sabe si han saltado al césped o se han perdido emocionados en algún rincón del estadio. Los autobuses, los que nos transportaron desde Luton a Wembley, están a media hora de camino. Es medianoche y me sumo al río de gentes que buscan uno de los centenares de autocares que están alineados en una lejana calle.

Me pierdo entre banderas azulgranas, canciones, que invitan a Mourinho a celebrar la gesta, jóvenes y no tan jóvenes que celebran la victoria. El autobús empieza su trayecto hasta Gatwick, otro aeropuerto, en el que supuestamente nos espera otro avión para trasladarnos a Barcelona. Sigo la multitud y hago caso de los policías que van despachando hacia la zona de seguridad a la gran masa de barcelonistas triunfantes. Subo a un avión y ¿a quién encuentro en la primera fila de la zona de la aeronave? Allí está, ni más ni menos, que el gran Sergio Fernández. Se dirige a su pequeña grey y dice que “un hombre que ha viajado por todo el mundo”, sabía que no se perdería. Pura casualidad. Pero fue así.

A las 3 de la madrugada despega el avión que llega a Barcelona, el tercero de las docenas fletados ese día, con la complacencia de los guardias civiles de control que esbozan una sonrisa cómplice. Son las cinco de la mañana del domingo y subo al coche para escuchar el boletín de noticias de madrugada. Dan cuenta de la gesta alcanzada por el Barça en Wembley.

Sé que será mi última expedición de este calibre. Soy consciente que no la volveré a vivir porque el deporte es muy cambiante y voluble. Pero ha valido la pena.

  14 comentarios por “Un día memorable en Wembley

  1. Magnífica descripció dels passeigs per London que durant tan de temps va fer Lluís Foix en els seus anys de corresponsal. Impossible que es perdés, però si ha viatjat per tot el món!!!
    Els sentiments del partit expressats de forma directa i amb esperit «culer», de patiment . . . I el final apoteòsic, exultant!
    L’any que ve hi tornarem, no ho dubtis. Hi ha equip per uns quants anys, sempre que treballem amb humilitat i constància.

  2. Hay que disfrutar de estos momentos mientras duren, aunque yo tambien creo que puede durar un año mas como minimo.

  3. Felicitats, Enhorabona, Congratulations….però..no n’ esteu fent un grà massa? Disfruteu el moment i-sisplau- deixeu-nos als no-tan-afeccionats respirar una miqueta (ei, de bon rotllo!!)Apa, salutacions a tothom.

  4. Creo que en breve llegaremos a más final, en realidad ya nos hemos apuntado a tres para la proxima temporada , las dos supercopas y el mundialito. El juego de ayer fue un espectaculo, en el imaginario colectivo siempre se habla de el brasil 70 como el mejor equipo , pero ahora tiene que pasar a un segundo lugar.

    http://www.youtube.com/watch?v=ZCY4fFzE4Bw

  5. Benvingut «culer viejo y escaldado». Felicitats. Visca el Barça. Ja ens veurem demà, i l’esperem sobretot DIJOUS dia 2. Pau i Bé. Una forta abraçada. Josep

  6. Una cronica sensacional personal y personalizada del Sr. Foix.
    Hubiera sido noticia que nuestro anfitrion se perdiera justamente en (su)Londres.
    En la foto nuestro anfitrion no lleva boina, lleva una gorra cule pero tiene el mismo «achinamiento» de ojos que Josep Pla.
    No me gusta leer lo que nos dice el Sr. Foix que dice saber que esta sera su ultima expedicion de este calibre y que no volvera a vivir cosas asi. No fotem mestre! que efectivamente todo va muy veloz, pero aun tenemos que verlas de todos los colores y Vd. tiene cuerda para ver muchimismo mas y para contarnoslo.
    La inmediatez de la cronica y el subidon del evento, supongo que es el motivo por el cual el Sr. Foix escribe «rebaño de periodistas…».
    Mañana a «rebañar» cierta normalidad, ayer eran bobbys en Londres y guardia civiles en el aeropuerto. La realidad nos traera a estos mossos tan tan… que tenemos.

  7. Un article que al llegirlo m’ha fet pensar quan era petit i m’explicaven aventures fantàstiques. M’ha deixat aquella sensació amarga de quan et deien que no podria tornar a passar, que era un cas extraordinari fora de l’abast…. Com quan era petit, ara també em resisteixo i dic que sí, que l’any que ve una altre¡

  8. La victòria d’ahir la nit es la més gran de la història del Barça. La primera i segona copes d’Europa, es van guanyar davant de equips de segona fila, tant sols la de 2009 es comparable amb aquesta. Però la Champions 2011 a més de reafirmar la superioritat sobre el Manchester, ha vist com el Barça passava per sobre del equip més ric del mon, el Madrid i aquesta conjuminació de dificultats es el que fa que estem celebrant la victòria més gran del Barça.
    Estem en un moment increïble pels que vàrem esperar 14 anys una Lliga, en el millor moment, Visca el Barça!!!!

  9. Un article emocionant, fent amb sentiment i nostàlgia. Però -llegit i apreciat Lluís- no diguis mai «mai més». Amb salut, amb aquest equip, és agosarat somiar que hi tornarem la temporada vinent?

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