Ibarra y la taberna

Dice el presidente Rodríguez Ibarra en un alarde de finura intelectual que los catalanes nos metamos el dinero donde nos quepa. Hombre, don Juan Carlos, haga honor a su inteligencia. No se sume al tropel de analistas de todo pelaje que hablan por hablar sin saber exactamente lo que dicen.

Ha habido una propuesta sobre la financiación de las comunidades autónomas, entre ellas la catalana. No me sea simple. Si no lo parece bien, dígalo con argumentos pero no utilice el lenguaje tabernario.

Muchos estamos cansados de que se discuta sin argumentos, con tópicos trasnochados y con una idea preconcebida. Así no llegaremos muy lejos. Es más, aquellos que no tenemos intención de romper con España ni de ir a otra parte, puede que lleguemos a la conclusión de que esta España eterna no nos interesa.

Escucha España, decía el poeta Maragall en su célebre oda. Queremos hablar y ser entendidos. No queremos que el último verso de su oda sea una realidad. Dice el poeta: «¿Dónde estás, España? No te veo en ninguna parte. ¿No oyes mi voz atronadora? ¿No entiendes esta lengua que te habla entre peligros? ¿Has olvidado a tus hijos? ¡Adiós, España!».

Con estos argumentos tan elaborados, señor Rodríguez Ibarra, el adéu del poeta lo pueden compartir muchos más de los que usted piensa. Sea cauto. Razone con la cabeza y no desde la pasión.