Fumaroli y la República de las Letras

Portada del libro La República de las Letras

Portada del libro La República de las Letras

Leyendo a Marc Fumaroli cabe sentirse disminuido ante tanta erudición nada presuntuosa. Me impresionó El Estado cultural, un ensayo sobre la religión moderna, que venía a poner en cuestión lo políticamente correcto de los intelectuales que juegan un papel principal en la vida y en la política de Francia. Su tesis es que no es bueno que el Estado dirija la cultura que es un patrimonio cívico, de las gentes, de los creadores y pensadores.

Su figura me recuerda al del pensador libre que no tiene inconveniente en salirse del políticamente correcto y expresar sus opiniones sin importarle las críticas. Me recuerda a Chateaubriand que nadó río arriba en los tiempos agitados de la Revolución Francesa y nos dejó aquellos memorables Recuerdos de ultratumba, una auténtica joya literaria.

Fumaroli acaba de publicar La República de las Letras, un repaso exhaustivo sobre el saber de los humanistas hasta el siglo XVIII. Desfilan los grandes de la sabiduría cuando ser sabio era un lujo que no estaba necesariamente relacionado con ser acaudalado, rico o poderoso. Habla de las Academias, esos espacios cívicos y cultos, de la Arcadia y del Parnaso. Platón se pasea a sus anchas. El espíritu del banquete académico se extiende a la teología y a la filosofía.

Una asamblea de poetas laureados, que mezclan más allá de los autores antiguos a los que les recogen siglos después enalteciéndolos. Aparece Erasmo y Tomas Moro. Roma es un centro principal de la república de las Letras como escribió Erasmo al decir que “otros pueden tener otra patria, pero todas las Letras Roma es la patria común, su ciudadela, su garantía”.

Surgen frases categóricas a lo largo del libro como la que utilizaban los griegos al afirmar que “conocerse a sí mismo es el fundamento del conocimiento ajeno, sin el cual no hay conversación posible”. Atribuye a Petrarca el haber establecido la República de las Letras, un espacio amplio y universal pero transitado por muy pocos. El saber hasta el siglo XVIII quedaba almacenado en muy pocas mentes.

La República de las Letras no tiene fronteras, ni gobierno ni jerarquía. Fumaroli lo resume en el prólogo de la edición de El Acantilado: “hacer la historia de esta institución singular y metamórfica es no sólo afrontar Europa bajo una luz desacostumbrada, ni económica, ni militar, sino convencerse también de que una instancia transnacional semejante es aún más deseable en el siglo de Facebook de lo que lo fue en el siglo de la invención del libro”.

Este pensador y ensayista es un erudito con una delicadeza espiritual formidable. En una entrevista reciente alertaba sobre los peligros de los monopolios tecnológicos. Pienso que lo que nos debería preocupar es ceder gratuitamente a las nuevas tecnologías lo que siempre ha pertenecido a la razón y pensamiento de las personas. Nos podemos ver arrastrados por nuestros inventos y deshumanizarnos. Sería una gran pérdida y un inmenso retroceso a caballo del progreso.

  5 comentarios por “Fumaroli y la República de las Letras

  1. Sr. Foix: Siempre aprendemos de su sabiduría, adquirida con la experiència de los años, sus dotes de observación, su inteligència y últimamente su clarividència del futuro cambiante.

    También reconozco las inteligentes y sabias respuestas de muchos de los compañeros y compañeras de este foixblog.

    Y ente momento que escribo me quedo con las, siempre, exactas y precisas respuestas del también inteligente y talentudo Mr. BartoloméC.

    Observo que, hace ya varios años, la cultura y las enseñanzas que reciben nuestros hijos, nietos y toda la sociedad en general es a traves de los programas de televisión. Que solo retransmiten violència y sexo irreal.

    La Televisión tiene un poder inmenso, en el pensamiento, comportamiento y la toma de decisiones del ser humano.

    Ha subtituido a la religión y a las enseñanzas de los padres y de los abuelos.

    La televisión no es ni buena ni mala. Depende del criterio de cada cual. Pero en general la televisión ha influido e influye en nuestro criterio, apredizaje y comportamiento de los ninos y de los más jovenes.

    • P.D. También debò citar aquí el gran aprendizaje que nos brinda a la televisión, con todos los programas y documentales que se emiten.

      Pero antes, me referia a los programas basura y a los programas shows telefisivos basura que se emiten.

      Ahora la sociedad infantil, juvenil y en general està huerfana de la enseñanza y la experiència de los mayores.

      El que adquieran un criterio ético y moral de comportamiento y actitudes solo aprenden de la Televisión e incluso de los juegos informáticos.

      En fin. Al buen entendedor…

  2. Sr. Foix me parece una formidable reseña. Tengo ganas de empezar a leer este libro.

  3. Sr.Foix: Hace tiempo que nos estamos deshumanizando con la excusa del progreso, de un progreso que nunca llega realmente y que nos aboca a seguir esa linea de deshumanización…
    «»Frederik W.Taylor ideó en 1911 un proceso de producción industrial, posterior al fordismo, que eliminaba el control que el obrero podía tener en los procesos de producción. Se basaba en la plena mecanización de los procesos que el obrero tenía que realizar para aumentar la productividad…Este proceso industrial limitaba las capacidades de los obreros para que se comportaran como meros instrumentos que no debían tener capacidad de movimiento, los aislaba y los convertía solamente en individuos disociados de sus compañeros… Charles Chaplin en su película Tiempos Modernos explicaba de manera brillante el proceso deshumanizador que este tipo de organización laboral ocasionaba en los obreros…La organización laboral neoliberal busca estos parámetros que el Taylorismo introdujo… Necesitan una organización laboral en la que prime la deshumanización y el individualismo. Lo contrario a lo que el concepto de lucha obrera propone; solidaridad y unión… Esta organización laboral y social es la que desde las grandes empresas, medios de comunicación y políticos conservadores intentan implantar aprovechando el miedo que provoca en la sociedad una crisis como la que se vive en la actualidad…»»

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