El odio iconoclasta

Iconoclastas destruyendo esculturas en el museo de Mosul

Iconoclastas destruyendo esculturas en el museo de Mosul

La destrucción de esculturas y obras de arte del Museo de Mosul ha sido una muestra más de la barbarie de los agentes del Estado Islámico que quieren borrar por donde pasan cualquier vestigio de civilización no musulmana. Los efectos de estas prácticas iconoclastas son universales desde que los vídeos de los golpes contra culturas antiquísimas son colgados en las redes sociales para que puedan ser contempladas en directo hasta el último rincón del mundo. Hemos podido ver piezas rabiosamente destruidas que datan de la época asiria, del siglo VIII a.C.

En todas las guerras se pierden pedazos irrecuperables de la historia. Tanto en conflictos bélicos como en confrontaciones ideológicas. Visité el museo arqueológico de Bagdad en plena guerra entre Iraq e Irán en los años ochenta. Había un par de guardias que parecían estatuas como las que yacían descantilladas por los suelos. El arte queda desprotegido en tiempos de guerras y revoluciones. Muchas piezas son salvadas por personas responsables y sensibles, otras entran en el mercado especulativo y el resto son simplemente destruidas total o parcialmente. Sólo hay que darse una vuelta por el museo Pérgamo de Berlín y ver piezas fundamentales de la civilización babilónica que fueron robadas o compradas a precios abusivos hace más de cien años.

Los museos de las principales metrópolis europeas están llenos de joyas artísticas confiscadas en los dos últimos siglos como botines de guerra o de conquista. El museo del duque de Wellington, en una esquina de Hyde Park de Londres, es un testimonio de obras de arte requisadas en las guerras napoleónicas en la península Ibérica. En un obelisco de piedra maciza que se levanta en una orilla del Támesis hay una inscripción que recuerda que la pieza fue rescatada mientras flotaba a la deriva en las costas egipcias. Como si un obelisco pudiera sostenerse sobre el agua más de cinco minutos. Napoleón fue también un gran depredador artístico en los territorios que conquistó efímeramente.

En pleno fervor talibán se dinamitaron en el 2001 los célebres Budas de Bamiyán, en el centro de Afganistán, tallados en grandes acantilados. Se construyeron alrededor del siglo VI y su voladura fue ordenada por las autoridades de Kabul por considerar que eran ídolos contrarios al Corán. La destrucción de los vestigios de la civilización más antigua han sido periódicos en la Mesopotamia y en el mundo más antiguo. La iconoclastia se practicó con furia en la Constantinopla del siglo VIII a las órdenes de León III, que se empeñó en destruir las estatuas más emblemáticas del cristianismo.

Luego vinieron las Cruzadas y todas las expediciones militares que han cruzado el Bósforo en las dos direcciones y han destruido lo que pertenecía a culturas o civilizaciones anteriores. Anatolia, en la Turquía de hoy, ha sido el escenario más repetitivo de las incursiones militares para dominar Occidente u Oriente.

Las destrucciones de piezas de arte en tiempos revolucionarios o en guerras de conquista suelen ser motivadas por el odio hacia el adversario, lo ajeno, lo que se sitúa en la zona enemiga que hay que eliminar.

He leído en alguna parte que Barcelona es la ciudad del mundo donde se han quemado más iglesias. La primera pira se perpetró en 1835, luego llegó la de la Semana Trágica de 1909 y la de 1936. Hay pocas estatuas antiguas en las calles de Barcelona. Lluís Permanyer las tendrá todas catalogadas. Pero me parece que son escasas las que llevan dos siglos en pie.

La Reforma protestante en el norte de Alemania, en Suiza, en Holanda y en otras partes de Europa destruyó muchas piezas de arte sacro. Oliver Cromwell se enfrentó a Carlos I en nombre de los parlamentarios, le cortó la cabeza y se convirtió en Lord Protector. Retomó la furia iconoclasta destruyendo buena parte del patrimonio artístico y religioso inglés. Una estatua ecuestre de Cromwell se levanta hoy en los jardines que rodean el Parlamento de Westminster. La revolución gloriosa de 1688 reafirmó el régimen parlamentario y el comienzo de un largo periodo de tolerancia y respeto al adversario. En sus conversaciones con J.P. Eckermann, Goethe decía que «soy incapaz de imaginarme la estatua erigida en honor de un hombre meritorio sin que en mi fantasía no la vea ya derribada y destruida por guerreros venideros.» La Humanidad, remataba el poeta de Weimar, ha exhibido siempre una gran imperfección y siempre seguirá oscilando de un extremo a otro. El egoísmo y la violencia seguirán campando a sus anchas como demonios malignos y la lucha de los partidos no tendrá fin.

Los tiempos de destrucción de piezas de arte, quema de museos, de iglesias, sinagogas o mezquitas son tiempos de odio y de intransigencia. Un museo es un centro de diálogo con el pasado, de conocimiento y de comprensión mutua. Quemar un templo o asesinar a un creyente, del credo que sea, es un acto bárbaro que sigue repitiéndose en nuestros días como consecuencia de la imposición forzosa de ideas y políticas intransigentes.

Publicado en La Vanguardia el 4 de marzo de 2015

 

  16 comentarios por “El odio iconoclasta

  1. Sr. Foix: Pienso que el ser humano lleva el bien el mal en su propio ADN. Pues es capaz de ayudar a salvar vidas humanas y animales ó destruirlas criminalmente sin compasión ni raciocinio. No hay termino medio. Y creo que todos los seres humanos llevamos estos cromosomas.

    Nos horrorizamos con razón, de ver o de enterarnos por televisión que unos fanáticos religiosos ó de ideas políticas cortan cabezas ó queman personas vivas. Todo ello en nuestro mundo actual. Pero olvidamos que actualmente aun existe la esclavitud mas inhumana y criminal posible en algunas naciones del mundo. Donde la mujer no tiene voz ni voto. No es nadie.

    También olvidamos los bombardeos tipo terremoto.

    Y lo mas principal e importante, olvidamos las muertes invisibles de millones de personas por desamparo debido al paro, al desahucio, a la desesperanza, al hambre y a la sed.

    Mientras los que van de Bar y de Cenas, alardeando de salvapatrias en sus comilonas andan diciendo » Hay que hacer….Hay que hacer…» Pero siguen inhumanamente insensibles hacia la realidad del sufrimiento humano que ellos mismos provocan inconscientemente presuntamente.

    Al buen entendedor…

  2. Sr Foix: qué se puede esperar de alguien que es incapaz de respetar la vida? Engendrar más odio y donde más duela…..

  3. El mateix odi, ja és en sí, barbarie….tanta seguretat del qui creu estar en possessió de la veritat, és molt molt perillosa.

  4. (3)
    Pero tampoco nos sorprendamos tanto. Una de las primeras cosas que sucedió en el 2003 con la caída de Bagdad fue el saqueo del museo de Arqueología: muchas de sus piezas están en manos de la misma gente que está comprando este nuevo expolió de Iraq, un país que crearon los occidentales que ahora parece que se quiere hacer desaparecer. Ahora aparecerá de nuevo el argumento de que el pasado (entendamos nuestro pasado porque así nos hemos apropiado de él) mejor está en nuestros museos fuera del alcance de este tipo de bárbaros. Dejo una recomendación del primer libro que leí sobre esta antigüedad perdida que algunos rescataron del olvido: Dioses, tumbas y sabios, de C.W. Ceram. Un poema de Kavafis: http://goo.gl/MrYRtN Y para quién tenga tiempo y paciencia esto que escribí sobre la lucha ancestral entre el anticlericalismo y el laicismo: http://goo.gl/Ig3sUI

    Nota:
    Disculpar este envio por partes pero el sistema no me dejaba publicarlo entero.

  5. (2)
    No creo que estos islamistas del Estado Islámico sean unos ignorantes si no que por el contrario saben que el relato que hemos hecho los occidentales de nuestra historia empieza en Sumer y termina en Nueva York, y por lo tanto destrozando el testigo material de esa cultura nos golpea también a nosotros. Es una forma de borrar su propio pasado porque en su concepción totalitaria del mundo no tiene cabida. Muy lejos de lo que representó el Islam en sus orígenes cuando los musulmanes se dedicaban a copiar todos los textos antiguos que caían en sus manos (entre ellos los griegos) y que habían caído en el olvido en el invierno que fue la desaparición del Imperio Romano y lo peor de la Edad Media. Fueron los monjes en las abadías los que hicieron posible la recuperación del pasado pero también estos musulmanes de los que hablo.

  6. No olvidemos que lo primero son las personas. Pero como esto también tiene importancia me ha motivado unas cuantas líneas.

    (1)
    De momento sigue habiendo una relato en los estudios de historia antigua universal en los que la aparición de los primeros centros urbanos en Mesopotamia (tierra entre dos ríos) tienen su importancia. Es el lugar donde apareció probablemente la primera escritura (con caracteres cuneiformes), las primeras matemáticas y sucedáneo de moneda y las primeras leyes (el máximo exponente quizá sea el Código de Hammurabi). Sumerios, asirios, babilónicos, etc. mantenían sus dioses -su politeísmo- en cada centro urbano hasta que los pueblos nómadas idearon un dios único y «transportable»: esta es una de las explicaciones del monoteísmo. Pero las historias que aparecen en el compendio de libros que son la base del judaísmo, el cristianismo, y por acumulación en el islam, ya existían anteriormente: me viene a la memoria la del diluvio que ya aparece en la Epopeya de Gilgamesh.

  7. No olvidemos que lo primero son las personas. Pero como esto también tiene importancia me ha motivado unas cuantas líneas.

    De momento sigue habiendo una relato en los estudios de historia antigua universal en los que la aparición de los primeros centros urbanos en Mesopotamia (tierra entre dos ríos) tienen su importancia. Es el lugar donde apareció probablemente la primera escritura (con caracteres cuneiformes), las primeras matemáticas y sucedáneo de moneda y las primeras leyes (el máximo exponente quizá sea el Código de Hammurabi). Sumerios, asirios, babilónicos, etc. mantenían sus dioses -su politeísmo- en cada centro urbano hasta que los pueblos nómadas idearon un dios único y «transportable»: esta es una de las explicaciones del monoteísmo. Pero las historias que aparecen en el compendio de libros que son la base del judaísmo, el cristianismo, y por acumulación en el islam, ya existían anteriormente: me viene a la memoria la del diluvio que ya aparece en la Epopeya de Gilgamesh.

    No creo que estos islamistas del Estado Islámico sean unos ignorantes si no que por el contrario saben que el relato que hemos hecho los occidentales de nuestra historia empieza en Sumer y termina en Nueva York, y por lo tanto destrozando el testigo material de esa cultura nos golpea también a nosotros. Es una forma de borrar su propio pasado porque en su concepción totalitaria del mundo no tiene cabida. Muy lejos de lo que representó el Islam en sus orígenes cuando los musulmanes se dedicaban a copiar todos los textos antiguos que caían en sus manos (entre ellos los griegos) y que habían caído en el olvido en el invierno que fue la desaparición del Imperio Romano y lo peor de la Edad Media. Fueron los monjes en las abadías los que hicieron posible la recuperación del pasado pero también estos musulmanes de los que hablo.

    Pero tampoco nos sorprendamos tanto. Una de las primeras cosas que sucedió en el 2003 con la caída de Bagdad fue el saqueo del museo de Arqueología: muchas de sus piezas están en manos de la misma gente que está comprando este nuevo expolió de Iraq, un país que crearon los occidentales que ahora parece que se quiere hacer desaparecer. Ahora aparecerá de nuevo el argumento de que el pasado (entendamos nuestro pasado porque así nos hemos apropiado de él) mejor está en nuestros museos fuera del alcance de este tipo de bárbaros. Dejo una recomendación del primer libro que leí sobre esta antigüedad perdida que algunos rescataron del olvido: Dioses, tumbas y sabios, de C.W. Ceram. Un poema de Kavafis: http://goo.gl/MrYRtN Y para quién tenga tiempo y paciencia esto que escribí sobre la lucha ancestral entre el anticlericalismo y el laicismo: http://goo.gl/Ig3sUI

  8. Ver como destruyen arte es siempre un restando a la inteligencia del genero humano. Duele. Duele por lo irreparable y por lo que significa de odio y de intransigencia.
    Sorprendente el dato que nos aporta el Sr. Foix de las iglesias quemadas en Barcelona. Toma ya seny en el Cap i Casal!

    • En sus memorias Bohigas explica como su familia tapaba figuras religiosas en casa al principio de la guerra y al terminar la guerra escondia cartas de amigos.

  9. Sr.Foix: mucho me temo que han destruido la copias y han vendido las esculturas originales en el mercado negro internacional…todo ello con mucha publicidad…

    • Esta conducta es más terrorífica aún; podría entender la barbarie aunque no la comparto, podría hacerlo por la ignorancia que refleja la conducta destructiva gratuita; pero quién se presenta como un «elegido» de Dios y comercia con lo que para él es sacrílego no sé ya como clasificarlo, mejor me lo reservo.

Comentarios cerrados.