Gobernar o discursear

La vía judicial no lleva a ninguna parte y la vía unilateral es ahora intransitable. El presidente Sánchez i el president Aragonès en el acto institucional de Foment del Treball.

La cuestión catalana, así se llamaba en tiempos de la República, no tiene una solución fácil, ni rápida, ni satisfactoria para las dos partes de un litigio que viene de muy antiguo. El historiador e hispanista británico John Elliott publicó La rebelión de los catalanes en 1963 y el problema de las desavenencias lo sitúa ya en Felipe II, el resto de los Austrias y, por supuesto, también en la guerra de Sucesión que acabó con la derrota de las tropas protegidas por el archiduque de Austria y la corona británica. Felipe V, el primer Borbón español, acabó con todos los privilegios catalanes con el decreto de Nueva Planta, un conjunto de decretos promulgados en 1716 que abolían las ­leyes e instituciones del Principado de Ca­talunya.

Dice Elliott que “la exigencia emocional de algunos aristócratas castellanos de la castellanización de la península Ibérica y de la monarquía se vio reforzada así, a comienzos del siglo XVII, por las exigencias aún más poderosas de las necesidades fiscales y militares”. El esqueleto era Castilla “desolada, empobrecida, decaída”. La reunión de Cortes era preceptiva, pero Felipe III, por ejemplo, convocó a lo largo de los 23 años de su reinado una sola sesión en Catalunya, en 1599, y obtuvo un subsidio de 1.100.000 ducados. El poder político castellano y los recursos de la Corona de Aragón, que abarcaba también el Reino de Valencia, el Principado de Catalunya y Mallorca, constituyen el núcleo duro del litigio histórico.

He consultado la obra de Elliott tras el acto del lunes celebrando los 250 años de Foment del Treball y la entrega de la condecoración concedida a Javier Godó por el 140.º aniversario de la fundación de La Vanguardia. Estas dos efemérides de dos instituciones de gran peso histórico y social en Catalunya fueron superadas por la presencia en el acto de Pedro Sánchez y Pere Aragonès, el primer encuentro presencial entre el presidente español y el de la Generalitat.

Se rompió el hielo, se saludaron y mostraron su disposición a hablar del litigio sin que necesariamente se enseñaran las cartas de una negociación que será compleja, larga y seguramente no definitiva. La experiencia de estos diez últimos años ha demostrado que ni la ley que aplicó Rajoy con el 155 ni la ruptura unilateral con España que se ejecutó en los hechos de octubre del 2017 conducen a ninguna parte. Nadie ha ganado y todos hemos perdido.

Pueden otorgarse indultos, incluso amnistías como la de 1936, pero si no se produce la decisión de respeto y confianza mutuas, con el cumplimiento de las promesas tantas veces incumplidas de una mejor financiación de Catalunya, de acuerdo con el principio de proporcionalidad, se puede alcanzar, a lo máximo, un apaño pero no un arreglo definitivo ni satisfactorio. La conllevancia orteguiana no es catastrófica, quizás es la más inteligente, teniendo en cuenta la soledad que ha padecido Catalu­nya en los últimos diez años, en los que nadie ha venido ni hemos sido recibidos por nadie en el mundo. No era cierto que nos esperaban con las manos abiertas.

Prat y Cambó hablaban de una Catalunya libre en una España grande. Macià proclamó la república catalana en el seno de una federación ibérica. El independentismo se escapó por un sendero en el 2017 sin conseguir romper el Estado. Junqueras admite que ahora la vía unilateral es intransitable.

La fuerza de los hechos es más poderosa que los discursos. El PNV lo ha sabido hacer mejor sin renunciar a nada. Volviendo a Elliott, habría que solventar el conflicto de intereses que viene desde los Austrias, que llevaban el oro y la plata a los banqueros de Génova pasando por Catalunya. Lo que hay que resolver, habla de 1640, es el desequilibrio entre lo que se aporta al Reino de España y lo que se recibe de él. Igual que hoy. Catalunya, según Josep Maria Bricall, ya está hecha. Lo que hace falta es gobernarla.

Publicado en La Vanguardia el 9 de junio de 2021

  7 comentarios por “Gobernar o discursear

  1. El Ministerio de Hacienda ha publicado el viernes 28 de Mayo el siguiente informe.
    «Distribución Territorial de la Inversión del Sector Público Estatal».
    Durante el año 2020 el Gobierno invirtió en Cataluña 124,70 € por persona. La media estatal fué de 161,30 € por persona.
    Castilla- La Mancha recibió 373,80 €, Murcia 357,00 €, Aragón 285,60€, Galicia 191,10€, Madrid 184,50€.
    Por debajo de la media también están La Rioja 120,80€, Pais Valencià 99,90€, Andalucía 88,60€ y Canarias 70,40€.
    El Ministro Ábalos dijo al día siguiente que el 2021 será Cataluña la Autonomía que mas recibirá el 2021. Veremos los resultados pues nunca se cumplen en Cataluña.
    El Sr. Vicente Boluda, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios se ha quejado, ya era hora, de estas diferencias y especialmente del Corredor Mediterráneo, dejando claro que como su nombre indica debe pasar por el Mediterráneo y que si fuera una prioridad para el Estado, ya estaría terminado.
    Pues eso, veremos.

  2. Que resumen tan duro…nadie ha ganado y todos hemos perdido.
    Y que mensaje tan solido….Catalunya esta hecha, solo falta gobernarla.
    He trabajado como ejecutivo los años duros en el Pais Vasco y hoy tengo amigos y cuando nos encontramos y conversamos del ayer, me anima pensar que se tiene que llegar a un buen pacto, para que esta locomotora de Catalunya, vuelva a ser tractora de la economía española y reconocida como tal.
    Excelente articulo Sr.Lluis

  3. Abans que res, Lluis, la meva més cordial enhorabona per la teva brillant «laudatio» del Comte de Godó a l’acte de Foment; va ser un repàs molt complet de la història de La Vanguardia i del seu posicionament polític al llarg del anys.

    Sobre el tema de les relacions de Catalunya i al resta d’Espanya, crec que els problemes no venen de Felip V, ni de Felip III, ni tan sols de Felip II, sinò de 1412, quan el Compromís de Casp: al acceptar els representants catalans com a Rei d’Aragó (amb tot el que això comportava) a un príncep de matriu castellana, varen sentar les bases per a que Castella s’imposés als demés regnes de la península.

    • No te quito razón Santiago, pero preguntate el porqué Cataluña no fue nunca un reino, y quizá cojas otra perspectiva.

  4. RÈPLICA UNILATERAL SOBIRANISTA AL RÈGIM ESPANYOL QUE VIOLA LA CONSTITUCIÓ

    1.- El règim espanyol viola la legalitat de forma unilateral però ven el relat de que el que transgredeix la llei unilateralment és el sobiranisme català. “Unilateral: fet per una sola de les parts interessades” (Diccionari de la Llengua Catalana).

    2. Article 10.2 de la Constitució: “Les normes relatives als drets fonamentals i a les llibertats que la Constitució reconeix s’interpretaran de conformitat amb la Declaració Universal dels Drets Humans i els tractats i acords internacionals sobre les mateixes matèries ratificades per Espanya”. El text constitucional s’ha d’interpretar i aplicar a la llum d’aquesta Declaració Universal. El règim espanyol viola aquesta Declaració quan no respecta els drets de llibertat d’expressió, d’opinió i d’autodeterminació. El règim espanyol també viola el Pacte Internacional dels Drets Civils i Polítics aprovat per Nacions Unides com consta en el BOE (1977/10733). El primer article d’aquest pacte deixa molt clar que “tots els pobles tenen el dret de lliure determinació”.

    3.- El conjunt de l’independentisme català reclama que el règim espanyol es comporti democràticament i compleixi la legalitat en els diversos àmbits. L’interrogant és aquest: ¿què fer si el règim espanyol es consolida com un búnquer que insisteix en la repressió, es manté contra l’amnistia que es constitucionalment possible, contra el dret d’autodeterminació que és un dret de tots els pobles i contra pactar un referèndum?

    4.- Una resposta legítima del sobiranisme català pot ser l’actuació unilateral de caràcter pacífic i democràtic contra el règim que trenca el diàleg i es consolida com un búnquer. Una acció unilateral, sense permís del règim, pot ser que els partits independentistes no pactin amb els partits espanyols que es neguin, per exemple, a celebrar un referèndum acordat. Una segona acció unilateral, sense permís del règim, pot ser que els partits independentistes mantinguin una acció unitària i coordinada al Congrés, al Senat i a l’europarlament en coherència amb el Govern català format per ER i Junts que compta amb el suport parlamentari de la CUP. Una tercera acció unilateral, sense permís del règim, hauria de consistir en intensificar les gestions i la presència sobiranista catalana a les institucions parlamentaries i judicials de la Unió Europea que tantes victòries aconsegueix per l’independentisme.

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