Guerras civiles en Oriente

Soldados iraquíes en la toma de la ciudad de Tikrit, ocupada por el Estado Islámico

Soldados iraquíes en la toma de la ciudad de Tikrit, ocupada por el Estado Islámico

Pocas veces la violencia sectaria se había practicado con tanta intensidad en la inmensidad de los territorios que conforman lo que conocemos como Oriente Medio. Al endémico conflicto entre Israel y palestinos hay que añadir el que se libra en el interior de Iraq, Siria, Yemen y Líbano. Chiíes contra suníes, una coalición militar de países árabes contra las distintas franquicias de la yihad, los occidentales bombardeando rutinariamente las zonas donde Estado Islámico ha borrado fronteras y ha asesinado a los miles de árabes y cristianos que les estorban porque no son como ellos. La barbarie se practica en muchas direcciones y de formas distintas en buena parte de Oriente Medio.

Los suníes son nueve veces más numerosos que los chiíes. Pero son los chiíes los que tienen el apoyo de Irán, mientras que los suníes disponen de su propia yihad en el Estado Islámico.

El enfrentamiento armado, primitivo pero difundido por las últimas tecnologías al mundo entero, ya no es sólo contra Israel, Estados Unidos y Europa. También se libra una durísima batalla entre las facciones de la yihad y entre los países cercanos a Irán y los que bajo el sello de la Liga Árabe han creado una fuerza de 40.000 soldados para socorrer a los países que lo requieran. Arabia Saudí es el principal impulsor de la iniciativa, pero también se han sumado Marruecos, Egipto, Jordania y pequeños pero poderosos estados del Golfo. Irán tiene un control remoto de Siria, Líbano, Iraq y Yemen.

Se puede hablar de los cimientos de una guerra civil a gran escala entre facciones distintas de la religión del Profeta que están enfrentadas por intereses nacionales, económicos y políticos.

El presidente Obama juega a muchas bandas en los conflictos tan diversos que agitan Oriente Medio. Sus relaciones con el primer ministro Netanyahu están al nivel más bajo que un presidente americano haya tenido con el líder israelí. La visita y discurso de Netanyahu al Congreso de Washington a espaldas de Barack Obama en plena campaña electoral fue la historia de un desencuentro. Parece como si la diplomacia que fluye normalmente entre Washington y Jerusalén sea conducida por enemigos políticos y no entre aliados incuestionables.

Irán intenta llegar a un acuerdo nuclear con Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia, Gran Bretaña y China. La pasada medianoche terminaba el plazo para alcanzar un acuerdo que levantaría algunas sanciones a Irán a cambio de una moratoria de unos diez años para no enriquecer más uranio y entregar parte de la producción almacenada a otro país en un breve plazo. Es difícil que se consiga un acuerdo duradero y sólido. Netanyahu no está dispuesto a aceptar ningún pacto con el régimen de los ayatolás de Teherán.

El líder israelí se dispone a inaugurar su cuarto mandato al frente de un país cada vez más dividido, sin un proyecto de paz con los palestinos, con una vaga promesa de crear los dos estados que pide la comunidad internacional y con 22 meses por delante para soportarse con Obama. No se piensa en la paz, sino en el conflicto.

La falta de un liderazgo mundial indiscutible, o la bipolaridad que existía en la guerra fría, crea más incertidumbres en el mundo. Estados Unidos intenta recuperar la normalidad con Irán, llegar a un acuerdo que frene temporalmente su programa nuclear y, a la vez, frenar los disparates, asesinatos y persecuciones que son propiciadas por las facciones de la yihad que actúan en Yemen y en el norte de Iraq y de Siria.

Oriente Medio es hoy un polvorín en el que explotan armas ideológicas, económicas, políticas y religiosas. La intervención occidental en dos guerras perdidas, la de Afganistán y la de Iraq, ha puesto patas arriba la siempre superficial estabilidad de la región. Se ha matado, se sigue matando, a muchas personas como consecuencia de guerras, revoluciones, actos terroristas y por la irrupción armada de Estado Islámico, que pretende borrar fronteras y establecer un nuevo califato que ha llegado a Egipto y, sobre todo, a Libia, que se encuentra a poca distancia de las costas del sur de Europa. Hay demasiados frentes abiertos para diseñar un sistema de seguridad que garantice la tranquilidad de los millones de ciudadanos que viven en Oriente Medio.

Las guerras convencionales no se ganan en aquella zona. Tampoco se consigue nada con bombardeos sistemáticos sobre objetivos predeterminados a miles de kilómetros de distancia. «Ellos controlan los cielos, pero nosotros controlamos la tierra», ha declarado un miembro de los hutíes que pretenden tomar el poder en Yemen.

El conflicto extendido por toda la región no es ajeno a Europa, donde viven 41 millones de musulmanes, cuya gran mayoría se comportan con toda normalidad. Pero no se pueden ignorar los varios miles de europeos, muchos catalanes entre ellos, que se alistan para combatir a favor de alguna facción en el Estado Islámico o en Yemen. Muchos son musulmanes y otros no. La espiral de violencia no tiene fronteras y nos puede alcanzar a todos.

Publicado en La Vanguardia el primero de abril de 2015

  3 comentarios por “Guerras civiles en Oriente

  1. Parece que asistimos al final de una larga época que se inició en Oriente Medio con la desmembración del Imperio otomano, el período colonial europeo, y las independencias, que durante la Guerra Fría hizo adscribir a estos nuevos países a una de las esferas de influencia de las dos grandes superpotencias. Lo nuevo se nos presenta como algo del pasado que ha barrido o intenta barrer a todos estos estados que se han ido formando durante todo el pasado siglo. Paradójicamente la modernidad, que en un anterior artículo relacionaba el Sr. Foix con el mundo líquido de Zygmunt Bauman, viene disfrazada, bajo un atuendo medieval que en lugar de las espadas y los camellos utiliza los Kalashnikov y los todoterreno. Han muerto las ideologías políticas que de una u otra manera eran hijas lejanas de la Ilustración y en su lugar han aparecido, o han regresado, las ideologías religiosas: tanto en el mundo árabe y musulmán como en occidente nunca se ha hablado tanto de dios y de las esencias de la civilización.

    Todo ha sido un cúmulo de despropósitos, en donde no se les ha dejado hacer nada (da igual el estado que observemos: siempre que ha habido la más minima autonomía con respecto a occidente se les ha parado los pies, se han derribado tanto dictaduras como democracias, y se ha pactado con libertadores que luego se han convertido en nuestros enemigos perfectos ), y ahora nos preguntamos como muchos jóvenes prefieren ir a pegar tiros a unas tierras que jamás han visitado y que nada conocen a vivir en el seno de la cada vez más mermada opulencia occidental. Probablemente se deba a que nuestro modelo de sociedad no les convence y en su lugar aceptan una sencillez de principios religiosos aunque sean endiablados. En Oriente Medio se les ha alentado a rebelarse contra sus dictaduras y ante la falta de un recambio adecuado se han aferrado a lo más básico que queda definido por su religión. Puede que algunos cínicos estén pensando que mientras se maten entre ellos mejor nos va a ir pero se equivocan si piensan que esta guerra no tiene nada que ver con nosotros o que no nos va afectar: en un mundo globalizado todos los conflictos afectan al conjunto y además todos los que vuelven de su aventura en Oriente Medio se han convertido una amenaza para nuestros países.

    Lo fácil es reducir el conflicto a una idea religiosa considerando el islam como incompatible con la democracia o intrínsecamente perverso. Algo parecido podríamos decir de cualquier religión y en el pasado se ha demostrado que tanto los europeos como los árabes somos capaces de hacer tanto lo mejor como lo peor. Mi opinión es diferente, contrariamente a muchos considero que la religión es fundamental para entender lo que está pasando, pero sin las circunstancias políticas, sociales y económicas, sin cada uno de los pedazos de definidos por la historia no se explica lo que está sucediendo.

  2. Sr.Foix: Cabría preguntarse dónde estuvo el inicio de todo este polvorín de Oriente Medio… quienes lo originaron… qué intereses lo promovieron… y lo más importante…si existe alguna intención de desactivarlo…

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