Un joven con prisa en Francia

Emmanuel Macron, presidente electo, junto al presidente François Hollande, el día de la conmemoración del final de la guerra mundial.

La juventud de Emmanuel Macron es una de las singularidades del presidente electo de Francia. Pero no la única. Macron no es un político profesional. Nunca se había presentado a ninguna elección para un cargo público. Ha llegado a la presidencia sin someterse a la servitud de la maquinaria de un partido político. Fue contra los convencionalismos habituales casándose con su profesora, 24 años mayor que él, que será la primera dama de Francia.

Su trayectoria ha pasado por la Escuela Nacional de Administración (ENA), semillero de primeros ministros y altos funcionarios del Estado, por la Banca Rothschild y por la cartera de Economía del presidente François Hollande. Hace un año abandonó el gobierno, fundó su partido propio, ¡En Marcha!, y el domingo consiguió el 66 por ciento de votos de los franceses. Un joven con prisa. Los méritos de su victoria son conocidos. El colapso de la derecha y la izquierda clásicas le abrió un espacio que ha sabido aprovechar. Los franceses le votaron porque no querían que Marine Le Pen llegara al Elíseo. Es un presidente por accidente pero no por ello menos ambicioso.

La música de fondo con la Oda a la alegría mientras avanzaba entre sombras hacia la tribuna para hablar a los franceses era un mensaje inequívoco. Macron es europeísta y no tiene nada que ver con Le Pen y con todos los populismos y la xenofobia que se ha apoderado de amplios sectores del electorado europeo. Al nacionalismo de las derechas extremas aporta la apertura de la globalización como elemento de progreso y creación de riqueza.

Los problemas que encontrará desde el primer día serán muy serios. Un país no cambia de un día para otro y Francia tiene el buen hábito democrático de la controversia, el debate y las críticas al poder sin restricciones. A los 39 años no se puede ser De Gaulle ni Mitterrand. Tiene muchos años por delante para cometer equivocaciones.

De Gaulle tenía una ambición descomunal para ponerse al frente de su país. Utilizó toda su inteligencia y su carácter para conseguirlo. En 1940, para mantener la antorcha de la Francia libre se propuso dirigir la resistencia él mismo. En 1958, para evitar que la IV República provocara una guerra civil, volvió a coger las riendas. Pensaba que la concepción que tenía de Francia y su propia persona eran dos conceptos inseparables. Se fue en 1969 cuando el país se le fue de las manos.

Macron ha ofrecido en pocos meses una visión optimista de Francia que se contrapone con la depresión que sus gentes arrastran desde hace unos cuantos años.

Joven, optimista, culto y europeísta. Parecería que con estas credenciales tiene el éxito asegurado. No es así porque Francia es un país con demasiadas ideas en circulación para que llegue un joven y resuelva los problemas estructurales que tiene el país, pero el hecho de que las relaciones entre Francia y Alemania se fundamenten en dos líderes europeístas es imprescindible. Angela Merkel puede ganar las elecciones de septiembre y revitalizar así la posición europea frente a tres personajes que no son partidarios de la fuerza de la Unión. Me refiero a Donald Trump, Vladímir Putin y Theresa May, cada uno desde su óptica, que habrían preferido una victoria de Marine Le Pen.

Francia ha entregado la presidencia a un globalizador y no la ha querido dar a una nacionalista que habría deshecho el camino andado por Europa en los últimos sesenta años. Es cierto que Europa ha sido la incubadora de guerras en tierras lejanas y ha padecido los dos conflictos más sangrientos de la historia en la primera parte del siglo pasado, con millones de muertos.

El sentido más práctico, más importante y más humanista de la Europa que nace en el tratado de Roma de 1957 es haber evitado la guerra entre viejos países que sembraron de millones de cadáveres los campos y ciudades del continente.

La victoria de Emmanuel Macron es un contrafuerte para que las paredes de Europa no caigan en manos de populistas, nacionalistas y xenófobos. La UE ha sido el espacio más atractivo y respetado para millones de ciudadanos de todo el mundo. Es una gran potencia económica y co­mercial. El triunfo de Macron puede ser una puerta a la esperanza para que se respeten los derechos de las minorías, de los más frágiles, de los refugiados y de cuantos huyen del hambre y la persecución en los países en los que Europa ha participado en todo tipo de guerras, intrigas y reparto de territorios y botines.

De la salud política de Francia depende una Europa que siga adelante a pesar de las muchas contradicciones y complejidades de los países que formamos parte de lo que parecía una quimera pero que va avanzando a trancas y a barrancas hacia una mayor inte­gración de culturas, creencias e ideologías que tienen en común alcanzar la convi­vencia cívica entre todos.

Publicado en La Vanguardia el 10 de mayo de 2017

  12 comentarios por “Un joven con prisa en Francia

  1. Hi haurà un dia en que els populismes de TOTS els partits democràtics dels món desapareixeran per no tornar. Serà un futur on els ciutadans seran cultes i crítics.

    En aquest futur, cadascun dels partits democràtics, davant d’unes eleccions, es limitaran a enviar a cada votant el seu programa i les seves promeses.

    Els ciutadans, cultes i crítics, analitzaran punt per punt cadascun dels programes i votaran el que considerin millor, al temps que castigaran els qui hauran incomplert les seves promeses en la legislatura prèvia. La propaganda del mitjans no existirà perquè els ciutadans -cultes i crítics- farà segles que els hauran deixat de comprar per evitar la més mínima possibilitat de manipulació.

    I el sistema ja no es dirà democràcia perquè aquesta paraula haurà estat estigmatitzada farà segles o mil·lenis.

    La raça humana ja no ho veurà.

  2. Jean Tirole, y otros 25 premios nobeles se manifestarón en contra de la opción populista.
    Jean Tirole acaba de publicar un libro sobre la economia del bien común.
    «Uno de los grandes retos de las sociedades de este comienzo del siglo XXI: Hay que educar a la gente en economía. El populismo explota miedos infundados». Jean Tirole http://www.libremercado.com/…/jean-tirole-los-franceses-so…/ Tirole, con un discurso regeneracionista con ciertos parecidos al que otros economistas han reclamado para España en los últimos años, pide «agencias independientes» (para controlar de forma efectiva el poder) y «más educación financiera» (para que el votante sea consciente de cómo le afectan sus decisiones, en la vida diaria y como votante). Y en todo su discurso late la advertencia contra la tentación de un populismo que «explota miedos infundados». «Estado y mercado no son sustitutos uno del otro, sino complementarios», cada uno en su esfera, defiende el economista que asegura que no quiere un Estado más grande, aunque sí más fuerte en lo que debería ser su principal tarea, fijar las reglas básicas de funcionamiento para los agentes económicos: «En esta crisis, el Estado ha sido demasiado frágil y demasiado fuerte. El verdadero culpable de lo que pasó en 2008 fue el Estado, que no reguló bien a la banca. No hizo su trabajo».

  3. Sr. Foix: » Un joven con prisa en Francia. » … Emmanuel Macrón, me recuerda al joven Presidente de Estados Unidos, Jhon Fitgerald Kennedy, que queria cambiar y acabar con toda la corruptosis mafiosa de los grandes y poderosos lobbies y fué asesinado de un disparo a la cabeza, mientras iba montado en un automovil descubierto.

    Y un año más tarde ó más, fué también asesinado su hermano el joven Fiscal General de los Estados Unidos, Robert Fitgerald Kennedy.

    La inexperiencia debido a la juventud nos hace confiados y mata.

    En realidad Macron no lo tiene facil, porque se enfrenta al mundo de los intereses económicos, del negocio de la guerra. Como Kennedy. Y ahí presuntamente hay peligro.

    • P.D. En cambio el experimentado general Charles de Gaulle, por su edad y experiencias vividas, que fué presidente de Francia durante 11 años, supo salir indemne de más de 70 atentados, según cuentan algunos.

  4. Ser presidente de Francia antes de los 40 es un buen objetivo cumplido. Ser abuelo consorte a esta edad es tener ya mucho trabajo avanzado.
    Sin duda estamos ante un personaje singular, la Grandeur tiene esas cosas y produce estos especimenes.
    La primera visita al exterior sera para rendir pleitesia a frau Merkel.
    Manuel Valls y Cristine Lagarde esperan su vez para entrar en el gobierno, de lograrlo.
    Trio de «trepas»
    Veremos

  5. Sr.Foix: Macron será el nuevo presidente gracias a un número importante de votos que le han llegado de otros partidos…en ese aspecto creo que no se está teniendo en consideración que Marine Le Pen ha obtenido un 35 % de votos y que caso de que Macron no agrade a esos electores prestados que ahora tiene, necesitaría tan sólo un 15% de votos descontentos para gobernar en un futuro…

    • La realidad es :
      -Partidos antieuropeos, partidos proteccionistas, partidos antisistema, partidos antiglobalización
      -Partido Socialista frances desmembrado (aviso para el Psoe)
      -Partidos populistas que generan miedo, suman mas votos a la derecha
      vs
      Macron
      No hay color
      Entrevista radio Tirole
      http://play.cadenaser.com/audio/001RD010000004563652/

  6. Potser és pel fet precis de que Macron és algú sense partit, el que l’ ha fet guanyar vots. Ara mateix cap partit tradicional mareix massa confiança. Qualsevol alternativa hagués estat millor. Macron n’era una.

    Aviat sabrem quin peu calça realment.

    • O quin peu li deixen calçar,Rosamaria.No ho tindrà gens fàcil,tant de bo s’en surti!!

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