La guerra es otra cosa

El célebre partido de fútbol jugado entre contendientes en terreno neutro en la Navidad de 1914 fue una tregua de unas horas en un conflicto en el que soldados mataban a soldados.

Para intentar comprender lo que nos está pasando a más de mil millones de humanos afectados directa o indirectamente por el coronavirus no hay una respuesta satisfactoria. Y si la hubiere no es sencilla. Los médicos, académicos y toda la comunidad sanitaria en su conjunto son los más fiables porque tocan muy de cerca la muerte sin disponer todavía de una terapia adecuada para detenerla. La vacuna está todavía en los laboratorios y no se espera que esté operativa en los próximos meses.

Los políticos en todo el mundo tratan de aprovechar la pandemia para nacionalizarla, como si el virus que se detectó en China hace menos de un año hubiera pasado los trámites aduaneros en los cinco continentes y sea propiedad de los gobiernos.

La infección alcanza a políticos, artistas, ricos, pobres, hombres y mujeres, policías y funcionarios. Es un error politizar la infección aplicando criterios que no sean estrictamente médicos. Las medidas que se han adoptado hasta ahora no son homogéneas, es más, se han ido endureciendo a medida que la infección avanzaba en cada país. Cuando la confinación afectaba a más de veinte millones en la ciudad china de Wuhan nos parecía una decisión muy severa y exagerada. También cuando el Gobierno italiano decretó la confinación de Lombardía, que paralizaba a dieciocho millones de personas.

En dos semanas, toda Italia, España, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Dinamarca, Bélgica y otros países europeos han decretado una confinación con criterios nacionales que coinciden en lo sustancial pero que varían en sus aplicaciones concretas. Suecia, por ejemplo, mantenía ayer las escuelas abiertas y en funcionamiento. Donald Trump empezó siendo un negacionista y ha acabado aceptando el confinamiento de California y Nueva York, que en el día de ayer contaba con casi diez mil casos de infección. Estados Unidos ya es el tercer país con más número de afectados del mundo, después de China e Italia.

Hay dos aproximaciones sobre cómo combatir la crisis con mayor eficacia. La primera es endurecer las medidas de confinamiento aunque suponga mayores privaciones ciudadanas interrumpiendo prácticamente toda la actividad económica. La segunda es mantener la confinación pero dejando un mínimo de actividad productiva que garantice el suministro de alimentos y todas aquellas empresas, las químicas, por ejemplo, que faciliten todo lo necesario para que el sector sanitario que trata a los contaminados pueda ser atendido.

No está probado cuál de las dos fórmulas es la más adecuada. El president Quim Torra pide la confinación total, sin llegar a precisar qué más habría que hacer. La ministra Nadia Calviño es partidaria de no paralizar del todo la actividad económica aunque no tenga que ver con los servicios esenciales. Lo más prudente es seguir las indicaciones de los médicos, que son más fiables que las decisiones de los políticos.

Es preocupante que el número de afectados aumente en todo el mundo y que en Europa estemos todavía lejos del punto de inflexión que nos permita ver el final del túnel. Las decisiones de los gobiernos son siempre criticables, pero, en este caso, es aconsejable que la salud pública sea la máxima prioridad de todos. Hacer política con el coronavirus me parecería una irresponsabilidad.

Sugiero también que se prescinda del vocabulario bélico en el discurso político y sanitario sobre la lucha contra el virus. Podemos vivir bajo los efectos psicológicos de una guerra, pero no banalicemos la guerra que consiste en la violencia ejercida por humanos contra humanos en un enfrentamiento militar, ideológico y político que pone de relieve la parte más despreciable de la condición humana.

El secretario general de la ONU, António Guterres, decía ayer que la lucha más eficaz contra la pandemia sería decretar un alto el fuego en todas las guerras que se libran en el mundo y dedicar todo lo que se invierte en los conflictos armados a buscar una vacuna que neutralice el coronavirus. Las guerras son actos de confrontación y de eliminación física de los enemigos como consecuencia de acciones violentas de unos hombres contra otros.

Lo que plantea la lucha contra esta pandemia que nos golpea ciegamente es una estrategia basada en la unión y cooperación entre todos los poderes públicos y privados. La complicidad en las estrategias no se puede circunscribir a nuestro ámbito más próximo y mucho menos convertirse en una prerrogativa exclusiva. Entre otras razones porque como todas las epidemias a lo largo de la historia han cruzado las fronteras sin pedir permiso a ninguna autoridad.

La filoxera, por poner un ejemplo, contaminó los primeros viñedos franceses en 1863 y acabó aniquilando prácticamente ­todas las cepas del mundo. Curiosamente, llegó antes a California (1873) que a Málaga y Girona (1877). El componente nacional, naturalmente, es prioritario, pero es inútil pretender que algún país puede poner un mejor cordón sanitario para frenar la epidemia que viaja por libre.

Publicado en La Vanguardia el 25 de marzo de 2020

  13 comentarios por “La guerra es otra cosa

  1. Dejo aquí mi aportación diaria:

    El Congreso de los Diputados ha respaldado con 321 votos (todos excepto los 28 independentistas que se han abstenido) a Pedro Sánchez para que el Gobierno prorrogue El Estado de Alarma. En un pleno que ha durado hasta altas horas de la noche, en el que han asistido 43 diputados, nadie se ha opuesto a la prórroga: la derecha ha acusado al Gobierno de «tardanza e ineficacia», y los independentistas catalanes han pedido «el confinamiento total». Pedro Sánchez pidió «tiempo, unidad, y lealdad». No podría ser de otra manera: aunque en Italia hace cuatro días que los muertos parece que están descendiendo en España hoy se han vuelto a incrementar alzando la cifra de 738. Lástima que este consenso, no visto desde la elaboración de la Constitución entre 1977 y 1978, no se alcance para mejorar la vida de todos los españoles en «la normalidad». Aquella «normalidad» que dificulta enormemente que los jóvenes, y no tan jóvenes, dispongamos de una buena educación y un trabajo para afrontar la vida en igualdad de condiciones, aquella «normalidad» que hace que muchos jubilados no lleguen a final de mes. No es el momento para hacer ningún reproche a nuestros representantes políticos por cuestiones sobre «la normalidad» pues como dice Pedro Sánchez ahora es el tiempo de «afrontar la crisis y derrotar al virus». Pero de esta «guerra» contra el virus deberíamos aprender la lección: se nos ha estado diciendo durante demasiado tiempo que el orden natural de las cosas impedía hacer las cosas de otra manera.

    El virus nos ha enseñado que en cuestión de semanas todo aquello que se nos santificaba como inalterable, el déficit público, el adelgazamiento del estado, la desregulación económica, la asistencia sanitaria privada, ha saltado por los aires. Frente a las catástrofes como esta pandemia sólo el Estado y el Pueblo son capaces de hacerle frente. Repasen la historia y lo comprenderán. Los americanos en la Segunda Guerra Mundial financiaron parte del gasto con bonos patrióticos pero los que murieron en Normandía para liberar Europa eran servidores públicos. Hoy España, como en el resto de Europa, se ha dado cuenta que su industria no estaba preparada ni para hacer mascarillas. Mientras todos quieren compran este material a los chinos el Estado español, como en una economía de guerra, está emplazando a parte de la industria para producir lo necesario. Salta por los aires otra verdad inalterable: la que desplazó parte substancial de la industria española y europea hacía aquellos países donde los costes de producción eran más bajos. Lo barato a veces sale caro. Cuando termine esta crisis Europa tendrá que replantearse muchas cosas. Resuenan aún las palabras de algunos de que España debería dedicarse exclusivamente a aquello que produce más beneficios: el Turismo. No es ninguna broma. Ningún país europeo, mientras no haya una federación política, y una cooperación obligatoria, puede prescindir de su industria.

    Poco antes de la finalización de la Segunda Guerra Mundial se firmaron los Acuerdos de Bretton Woods por los que se promovía el comercio y la interdependencia económica entre las naciones para evitar una nueva catástrofe. Sin embargo, hemos llegado demasiado lejos, y nos enfrentamos nuevamente a una crisis de grandes proporciones. Lo que hoy se impugna es toda la globalización económica. La India, un país con más de mil millones de habitantes, ha entrado en cuarentena: más de un veinte por ciento de los medicamentos que consume Europa proceden de este país. De haberse decretado la cuarentena en toda China el sistema habría colapsado. El comercio ha movido el mundo generando riqueza, muchas veces donde antes no la había, pero no es la garantía de su reparto entre los que más la necesitan. La virtud de la globalización es que nos hace más interdependientes, pero en momentos de crisis, esta virtud se convierte en una debilidad. No debemos renunciar a un mundo solidario, colaborativo, y en paz. Pero con buenas intenciones no basta. Esta Europa hoy tan lamentable, que corregirá sus errores en los próximos días, debe replantearse, y entonces quizá sea el ejemplo a seguir por el resto del mundo.

    http://www.elinconformistadigital.com/2020/03/25/cuarentena-en-espana-dia-11-por-francesc-sanchez/

  2. Sr. Foix : » La guerra es otra cosa » … Leo… en una cita en la foto de presentación del artículo … » … soldados matan a soldados. » … Por mi parte digo… donde virus invisibles e inapercibibles, matan a humanos indiscriminadamente, tipo terremoto ó tsunami.

  3. Desastre contra el coronavirus a Espanya

    1. Espanya ja supera a Xina en nombre de morts, més de 3.500, pel coronavirus. Un periodista va preguntar ahir al ministre Salvador Illa: “Alemanya i Estats Units compren gran quantitat de coloquina, medicament contra la malària que a Xina ha demostrat ser eficaç contra el coronavirus. ¿Fa Espanya una compra extraordinària d’aquest medicament?. Resposta d’Illa: “No conec aquest medicament”. Incompetent!

    2. El president Quim Torra, per la seva banda, deixa ben clara cada dia des de fa setmanes la seva postura per combatre la pandèmia. Posició sensata i avalada per nombrosos experts catalans i espanyols.

    3. El president català demana el confinament urgent i total amb l’excepció dels serveis essencials (per a subsistència i subministrament de la població) en els territoris, com Catalunya i Madrid, on el virus es mes actiu i letal. Aquesta es la postura adoptada a Wuhan, Lombardia, Tirol, Baviera, Rio de Janeiro, Nova York, Califòrnia, Igualada. Autonomies com Murcia, Andalusia i Castilla-León també ho demanen.

    4.Torra, a més, demana al Govern central…. protecció de les persones amb una renda de ciutadania bàsica i universal; suport a pimes i autònoms; suspensió de pagament d’impostos, lloguers i subministraments; reforç màxim en el sistema sanitari i assistencial.

    5. La resposta del Govern central es negativa. Hi ha un únic responsable del desastre del coranavirus (milers de contagiats, centenars i centenars de morts, terribles conseqüències sòcio-econòmiques) a l’estat espanyol. El responsable es qui, com un cabdill tercermundista, s’auto proclama «autoridad única competente», Pedro Sánchez, president del Govern espanyol (PSOE/Podemos). L’escriptor Jordi Galves precisa: “Autoritat per manar però incompetent per fer-se’n responsable”.

  4. Lo de la filoxera que comenta el Sr. Foix en el ultimo parrafo del articulo me hace pensar en una botella de cava bien frio y bien servido y bien acompañado.
    Nuestro anfitrion nos aplica un articulo a modo de balsamo para esta situacion tan cafre en la que estamos. Por mi parte le emplazo, les emplazo a un brindis por la Vida, cuando, si Dios quiere, hayamos salido de esta Cuaresma.
    Si que estamos en guerra, lo unico que cambia es el ruido de fondo. El silencio es atronador.
    Al salir de tot plegat, va para largo, habra que pasar lista, conciliar las bajas y por supuesto, por pura higiene social, depurar responsabilidades, que las hay, a todos los niveles.
    Salut!

  5. Muy de acuerdo con Lluís. Aunque sea por pura Programación Neurolingüistica (PNL) debemos ser responsables de los efectos de nuestras palabras. En este caso el lenguaje bélico crea un significado contextual que define otra realidad, muy distinta, mucho más devastadora. Ganar una guerra es infinitamente peor que ganar a una pandemia, como dice Lluís, no es lo mismo matar personas humanas que virus. Ahora que estamos hablando del tema, reinvindico que dejemos de llamar cáncer metafóricamente a cualquier hecho /actitud /…muy grave. Aquí el lenguaje médico es el que contamina , y la persona que lo escucha que sufre esa enfermedad recibe un impacto emocional muy negativo.

    • El lenguaje bélico se usa en muchos ámbitos. Uno dónde es típico es en el deporte, recuerden que Manuel Vázquez Montalbán denominó al Barra: el ejército desarmado de Catalunya. Y que las victorias (palabra de raigambre militar) de un equipo equivale al triunfo de una nación sobre otra. Eso sí, por suerte, sin muertos.

      La guerra ha sido una actividad humana continua, es inmoral y la peor expresión de nuestra especie. En biología y medicina se usan términos como la selección del más fuerte, o del más adaptado, la lucha por la vida… La naturaleza no es ni agresiva ni no agresiva, pero en ella existe violencia.

      Y la guerra, algo que deberíamos haber superado, se puede hacer por otros medios como la economía. Alemania actúa ahora según sus intereses ys veremos qué ayuda da la UE al sur de Europa, si es que la UE aún existe en el futuro. Muchas personas sufrieron la crisis del 2010 como los efectos de una especie de post-guerra. No seamos ingenuos, los EEUU y China no colaboran, están enfrentados por el control del mundo. Y en EEUU con un presidente que bueno, sin comentarios.

  6. Cueios baixa,a,0-la,cobntaninació…..I puja a100-el virus

  7. Cueios baixa,a,0-la,cobntaninació…..I puja a100-el virus

  8. Nota: Aquest comentari acaba de ser publicat també a la seva entrada sobre el Fútbol. Ho he fet fa uns breus minuts.

    Amb el seu permís, Sr Foix, deixim usar aquesta seva entrada per tocar un tema que ja fa dies que em crema (ens crema a alguns, vaja) per dintre.

    EL COVID 19 I EL NOMBRE D’INFECTATS: UNA MENTIDA GLOBAL.

    El nombre d’infectats que van apareixent a casa nostra, a Itàlia, A la Xina, etc. a tot arreu, ha estat fruit d’un càlcul inacceptable per qualsevol científic o, inclús diria jo, per qualsevol polític amb tres dits de front.

    Perquè:

    Doncs perquè el nombre de tests que s’han fet i que han donat positiu, no són ni de molt lluny representatius del nombre de ciutadans d’una regió determinada, ni d’un estat ni del món.

    Només Corea del Sud va fer aquests tests de manera quasi general i el nombre d’asintomàtics, d’infectats i de morts sí que poden representar en gran mesura la realitat.

    També en el cas del creuer Diamond Princess es va poder fer aquest estudi objectiu amb tota la població que hi habia.

    En ambdós casos, la letalitat del virus va representar un 1,1% dels infectats.

    El nombre d’infectats reals, si partim d’aquesta letalitat de l’1,1% que hauríem de considerar aproximada per diferents factors que hi podrien influir en ella, seria aproximadament la següent. Només donaré un exemple, extrapolable a qualsevol altre país (encara que no sembla el cas d’Alemania).

    Si en aquest moment en que escric això a Espanya hi ha 2991 morts i els multipliquen per l’1,1% de letalitat resulta que la quantitat d’infectats reals no son pas els 42.000 que ens diuen, sinó 302.091 (si he fet bé el càlcul. Us prego que ho confirmeu, sisplau). A aquesta quantitat s’hi ha de restar el nombre dels que han superat ja l’infeccio, és a dir, 3774, amb el que el total d’ìnfectats reals quedaria aproximadament en uns 299.000.

    Altre:

    Per bé que la letalitat calculada amb les dades més objectives possibles conegudes (potser algun savi tingui dades més fiables encara) l’hàgim estipulat en un 1,1% cal veure si no és major, tal com alguns científics habien augurat abans de Corea del Sud i del Diamond Princess, quan deien que es podien acostar al 2%. En aquest cas tan pessimista estaria Espanya pels mig milió de casos infectats.

    Ahir, per primera vegada, Itàlia va reconèixer que potser s’haurien de multiplicar el número d’infectats per 10. No es basaven en la letalitat del virus sino en altres apreciacions ben poc fonamentades. Però és bo que algú s’atreveixi a dir la veritat, per crua que sigui.

    Perdoneu la transgressió que acabo de fer en no comentar sobre el fútbol. He incomplert la tradició, però en la meva defensa diré que també d’altres vegades s’ha fet servir aquest blog per abordar temàtiques alienes a l’entrada del Sr.Foix, a qui demano perdó per la meva intromissió.

Comentarios cerrados.