La cultura de los nuevos muros

La alambrada en Ceuta es uno de los muchos síntomas en Europa de rechazar al extranjero.

Recuerdo un día de septiembre de 1995 cuando salí de casa, llegué al aeropuerto, embarqué, aterricé en Munich y nadie me pidió un documento de identidad hasta llegar a la recepción del hotel. El espacio Schengen se había abierto y los pasaportes ya no eran necesarios para transitar por los 26 países que abolieron los controles fronterizos. Schengen incluye una mayoría de países de la Unión Europea, pero Islandia, Suiza, Noruega y Liechtenstein también suscribieron el tratado de libre circulación de personas.

La pandemia ha alterado el tránsito por las fronteras entre muchos países del espacio Schengen, pero no ha roto la voluntad política de mantener uno de los instrumentos de integración social y cultural más remarcables en Europa desde la guerra. Durante siglos los europeos pudieron viajar libremente en todas direcciones de Praga a Oslo o de Moscú a Cádiz sin precisar otro requisito que unas onzas de oro para cubrir los gastos ordinarios.

La caída del muro de Berlín significó un reencuentro de la civilización europea consigo misma. Pero esa corriente de corte renacentista, abierta y constructiva, ha sufrido el primer gran contratiempo con el Brexit y con el nacionalismo autoritario que se extiende en muchas partes del planeta. Donald Trump ­estaba obsesionado con los muros y Boris Johnson pensó que Inglaterra podía volver a determinar los destinos de la tierra desde una isla, como si la globalización no hubiera reducido los tiempos y los espacios.

Es cierto que Inglaterra no quiso estar en Schengen. Pero su ruptura política con la UE ha significado la consolidación de una corriente nacionalista que le puede explotar en sus propias tierras con una hipotética unidad irlandesa y con la petición escocesa de un nuevo referéndum de independencia.

Más de tres millones y medio de ciudadanos de la Unión viven en Gran Bretaña teniendo que empadronarse de nuevo para obtener el permiso de residencia. El más de cuarto de millón de británicos que se han instalado en España pueden verse afectados por medidas recíprocas en cuanto a su residencia permanente.

El espíritu rupturista va ganando terreno en una Europa que parece querer resucitar las fronteras, esas cicatrices divisorias y a veces trágicas de la historia. El Gobierno Johnson plantea encontrar algún territorio en África para trasladar a los extranjeros que pidan asilo en Gran Bretaña , el país con la tradición más consolidada de acogida de perseguidos de Europa.

Hungría y Polonia dificultan al máximo la acogida de inmigrantes y Marine Le Pen propone un referéndum sobre la inmigración. Los partidos xenófobos en toda Europa no quieren inmigrantes y fomentan un discurso del odio que contradice una civilización que se ha paseado por África, Asia y América colonizando pueblos enteros por las buenas o por las malas.

Decía Angela Merkel en el 2014 que el inmigrante era necesario en Europa para corregir la curva demográfica negativa y para impulsar la actividad económica. Aunque la canciller tuvo que modificar ligeramente su discurso, aquel gesto de dar entrada a un millón de extranjeros en Alemania será uno de los hitos del largo mandato que ahora ter­mina. El filósofo Habermas ha dicho que la Europa del siglo actual será del otro. Para ser muy concreto, ¿se imaginan qué sería Catalunya sin el casi millón y medio de inmigrantes que llegaron desde 1995 hasta el 2005? Si se fueran de golpe, el país se hundiría.

Publicado en La Vanguardia el 7 de julio de 2021

  8 comentarios por “La cultura de los nuevos muros

  1. Por una vez y sin que sirva de precedente estoy de acuerdo con el guaperas total de que un chuleton al punto es imbatible.

    • Europa ha sido una buena muestra con el tema del reparto de las vacunas, negociando con todas las farmaceuticas para que llegaran las dosis a todos los paises

  2. Seguramente para encontrar un equilibrio en nuestro fondo de pensiones deberan dejar entrar a unos 4 millones de inmigrantes. El problema es que trabajo realizaran, si es el trabajo por ejemplo de camareros o en la construcción rivalizaran con los ciudadanos del pais. Asi que el verdadero problema es si los ciudadanos de España no se preparan para profesiones de mas conocimientos tecnicos.

  3. Estoy de acuerdo en que la Schengen es fundamental. Schengen al lado del mercado único es lo que le da sentido a la Unión Europea. Pero la construcción europea debe continuar porque hay muchas deficiencias y retos que afrontar: no es asumible que con la riqueza que se produce en el continente haya aún tantas estrecheces. Hay mucho por hacer todavía y hay que echarle imaginación.

    Un pensamiento que va hilado con lo que dice dogbert: conoce a tu vecino y te conoceras a ti al mismo tiempo.

  4. La ley que habilita a Sánchez como dictador y a Redondo como su válido

    Aparte del titular pelin pasado de vueltas espero que el Sr. Foix nos comentara sobre este proyecto del guaperas total.
    Para repartir un poco tambien nos puede hablar de la nueva «caixa de resistencia» que el Sr. Giro el Rod Stewart de la Gene nos ha presentado y que aun me tiene consternado influido tambien por el efecto Waterloo de la foto del fugado y los que le han ido a llevar la ratafia.

    Un no parar!

  5. Paso revista a mi miercoles que ha terminado hace media hora y no podria haber transcurrido sin las peruanas que atienden a mis mayores, los paquistanies de la fruteria, los sudamericanos que estan reparando una acera, la enfermera arabe y el enfermero cubano que aplica las vacunas, ah! y los palestinos del restaurante donde comi, lindante a uno italiano a su vez este con uno libanes, mas alla uno arabe… enfrente de un quiosco regentado por personas de los que ignoro su procedencia pero que no han nacido aqui.
    Por cierto los tres hermanos que regentan el restaurante palestino lo tienen claro, todos sus hijos son universitarios o en via hacia, la hija de uno esta estudiadno Derecho Internacional en Londres, el proximo curso lo hara en Bolonia, domina el catalan, castellano, arabe, ingles y va a por el italiano.
    Catalunya sera (ya es) mestiza, o no sera.
    Por cierto, los hermanos del «chino» hablan un catalan de premio. El se hace llamar Oscar, porque es un nombre sin problemas catalan/castellano.
    Para que los muros si ya estan aqui?

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