Carlos Sentís y el siglo convulso

Carlos Sentís tenía una gran curiosidad, almacenaba todo lo que un buen periodista puede introducir en su memoria, era un trabajador infatigable y murió hoy a los 99 años, exprimido por un siglo de graves agitaciones políticas, sociales y humanas. Sentís fue un testigo excepcional del tiempo que le tocó vivir. Le conocí y le traté asiduamente en París, Nueva York y Londres. Pero donde mejor le conocí fue en Barcelona y en Calella de Palafrugell. Tuve el encargo ritual de podar los olivos de su gran jardín de Calella durante años en una ceremonia muy mediterránea y muy propia de esos árboles milenarios.

Carlos Sentís a los 99 años

Sentís quedó marcado por la guerra civil como tantos otros periodistas de su generación. Tenía 23 años cuando estaba en la Generalitat el 6 de octubre de 1934 en el momento en el que el presidente Lluís Companys dio el golpe contra la República. En aquellos años ya escribía en La Veu de Catalunya y La Publicitat. En aquellos años treinta publica una serie de reportajes sobre la inmigración levantina a Cataluña, especialmente la que procedía de Murcia que se publicaron en el semanario Mirador que había sido fundado por el ilustre abogado Amadeu Hurtado. El Transmiserià era su título genérico. Intentaba explicar el fenómeno de la llegada de tantos españoles a Cataluña en los años veinte y treinta.

La guerra le obligó a huir de Barcelona porque su vida, como la de otros catalanes, corría peligro. Siguió haciendo de periodista elaborando informes para Francesc Cambó, al igual que lo hiciera Josep Pla y otros escritores que huyeron en los primeros meses de la Guerra Civil. Al terminar la contienda en España empezó a informar sobre la II Guerra Mundial. Estuvo con De Gaulle en Àfrica, informó sobre los juicios de Nürenberg y se encontraba en San Francisco cuando se fundó la ONU y se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Sentís fue un hombre de acción serena, reflexiva y prudente. Dirigió la agencia EFE siendo Fraga ministro de Información y fue fundador y director del diario Tele-exprés en 1966. Ocupó la presidencia de la Asociación de la Prensa de Barcelona y se dedicó a la política durante el primer gobierno de la monarquía. Diputado por la UCD de Adolfo Suárez en las elecciones de 1977 y 1979 fue una persona clave para el regreso del presidente Tarradellas. Sirvió de enlace entre el Rey, el presidente Suárez y el president Tarradellas. Viajó con él a Madrid desde París para pactar la instauración de la Generalitat.

En su casa de Calella pasaban muchos políticos del momento en aquellos delicados años. Recuerdo una cena a la que asistía Suárez, Jordi Pujol y Marta Ferrusola, Josep Pla y otros personajes relevantes del momento. Sentís era un periodista muy trabajador. Escribió en la revista Destino, fundada en Burgos en tiempos de la guerra civil y al trasladarse su sede a Barcelona, el editor Vergés la convirtió en una publicación de referencia en un periodo en el que la libertad pasaba sólo por rendijas, insinuaciones y medias palabras.

Era un viajero incansable. Con sus 80 años a cuestas viajó a Filipinas desde donde escribió varios reportajes para La Vanguardia. No quería irse de este mundo sin haber viajado a Chicago. Y así lo hizo para contemplar aquella gran ciudad de museos y esculturas en las calles. Sentís fue un personaje afable, amigo de sus amigos, culto y conocedor de la historia europea del siglo pasado. En un almuerzo en su casa con el que fue primer ministro luxemburgués, Gaston Thorn, se hablaba de Europa como si fuera un barrio barcelonés.

Se ha ido uno de los periodistas de raza. Con muchos amigos y también con algún adversario. Un día me comentó una frase de un estadista contemporáneo diciéndome que hay que la fuerza de un personaje hay que medirla por la importancia de sus enemigos. Después de un trato extenso y entrañable se me ocurre decir que era un buen tipo. No quisiera mucho más para mí.

  11 comentarios por “Carlos Sentís y el siglo convulso

  1. Sr. Foix, me quedo con las frases : » Sentis fué un hombre de accción serena, reflexiva y prudente. «, » Se ha ido uno de los periodistas de raza. » , » Despues de un trato extenso y entrañable se me ocurre decir que era un buen tipo. »

    Más claro y conciso no se puede decir.

    Adéu-siau.

  2. Ningú no recorda el seu pas pel Consell d’Administració de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió.
    Vaig tenir la sort de coincidir amb ell i vaig aprendre moltes coses.
    Guardo molt bon record de les coses que deia i de com les deia.

  3. Sr. segarreta,viejo amigo, de ustedse dirá que fue mucho más que un buen tipo

  4. Em dol la mort de’n Carles Sentis, pensava que duraria sempre. Ja era un més de casa,era un tresor tenir-lo entre nosaltres (a.c.s) M’agraden aquestes vides tant llargues, cada vegades són més valuoses i atractives per mi, acumulen sabiduria, experiència,cultura,bondad,tendresa, elegància,seny (ep! sempre el va acompanyar), viure en pau,donar pau i transmetre tot això als familiars, amics i forasters, casi res. Jo de gran voldria ser com ell o com tu Foix, sou dos bones persones i models de periodistes que ens cal més que mai, vistos els resultats dels escàndols que estem vivin. La poda de les oliveres de Calella de Palafrugel,per mi significa un bon resum de la vostra llarga amistat i segur que només de mirar-te treballar li venien un munt de records a la seva ment. Quan un arriva a tants anys, pot relacionar tot amb tot,un bon exercici, no tothom ho pot fer. Jo sempre dic a les families que quan un avi recorda torna a ser ell. Això ens agrada a tots. Gràcies per ajudar-me a viure història i fets d’aquest gran periodista, tant estimat a casa nostra. M’adono que no se res.

  5. ¿Se arrepintió Sentís alguna vez de su juvenil racismo?,cuando bajo el título de «El Transmiserià» escribía esos artículos que
    -según Jordi Pujol- «hacían entender la inmigración en Catalunya» y en los que el joven Sentís afirmaba que los inmigrantes eran una raza primitiva con una cultura «previa», que vivían en estado de naturaleza y eran el origen de todos los problemas sanitarios y sociales de La Torrassa,como el tracoma y la delincuencia juvenil, que atribuía a la promiscuidad de la mujer murciana y un «régimen de amor libre». Desgraciadamente -valoraba el joven Sentís- para el resto de los parados, estos inmigrantes «vegetantes» eran una carga «asfixiante» sobre unos recursos de asistencia social ya de por sí al límite de sus posibilidades: «Cuando llegan a la ciudad lo primero que preguntan es dónde está la oficina de beneficencia», «robando el pan a nuestros niños catalanes» y convirtiendo Barcelona en un enorme «asilo para pobres».
    Sin duda, las vomitivas apreciaciones racistas del joven Sentís, hay que valorarlas en su contexto histórico, pero fueron droga dura para un adolescente Pujol cuando -según confiesa- las leyó con 14 tiernos añitos. El mismo Pujol siguió la senda xenófoba del maestro Sentís cuando cuarenta y cuatro años después, en 1976, escribió un hoy inencontrable libro titulado “La inmigració, problema i esperança de Catalunya”, en el que estigmatizaba a los andaluces como “vagos, indolentes, desaliñados, carentes de seriedad, incapaces para empresas de envergadura, y muy dados a la bebida y al folclore” (SIC).
    Y es que el nacionalismo etnoidentitario hunde sus raíces en la xenofobia. Es reaccionario por naturaleza; naturaleza que no cambia por más que la llamada izquierda -hoy sus desnortados residuos ideológicos- se empeñen en darle un barniz progresista.
    Pero,en fin, paz a los muertos, aún a aquéllos que como Carlos Sentís han llegado a ese puerto tras una travesía vital de cien años. Descanse en paz Carlos Sentís. Los murcianos no le olvidan.

    • La vida del senyor Sentís, te masses punts foscs i en «movimiento», com per fer-li gaires homenatges.

  6. Això d’haber «podat» les oliveres d’en Sentís a Calella li escau molt bé a un segarreta, no???. «Tuve el encargo ritual de podar los olivos de su gran jardín de Calella durante años en una ceremonia muy mediterránea y muy propia de esos árboles milenarios.» Una curiositat que descobreixo i m’ha fet molt gràcia. Amic Lluis, PAU i BÉ. Encara hi ha molt per esporgar al nostre món. Josep

  7. Sr.Foix: Imagino que los olivos de Calella de Palafrugell estarán tristes.

    ¡Olivares coloridos
    de una tarde anaranjada;
    olivares rebruñidos
    bajo la luna argentada!
    ¡Olivares centellados
    en las tardes cenicientas,
    bajo los cielos preñados
    de tormentas!…
    Olivares, Dios os dé
    los eneros
    de aguaceros,
    los agostos de agua al pie,
    los vientos primaverales,
    vuestras flores racimadas;
    y las lluvias otoñales
    vuestras olivas moradas.

    Antonio Machado.

  8. La curiosidad y la observación discreta pero eficiente fueron unas de las grandes cualidades de Carlos Sentis.
    En los inicios del CaixaForum coincidi con el delante de un Utrillo en una exposición de pintores franceses de la colección Walter-Guillaume. “Habras observado que la situación y la luz de aquí es distinta de la habitual de este cuadro en el Museo de l´Orangerie” dijo a uno de los familiares que lo apoyaban y sin mas con su tono y cadencia de voz caracteristicos mirandome me interrogo “no li sembla tambe lo mateix a voste?”, confese que no habia visitado l´Orangerie y añadio “perdoni, pero cuan i pensa anar?”. Todo un estilo “Josep Pla” con el añadido elegante de lo mas barceloni.

    Carlos Sentis tenia um estilete elegante como manera de hacer como periodista y como persona en todas sus actividades que fueron mucho mas que el periodismo. Un hombre centrado, discreto, informado, culto. Otro de los penultimos que se nos van. Descanse en paz.

    Tenia ademas un podador de lujo en Calella, otro buen tipo, que no es poco, nuestro anfitrion el Sr. Foix

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