Virtudes cívicas

Si un sistema de gobierno no se corrompe es porque en él se practican las virtudes cívicas. Lo decía ya Aristóteles al afirmar que la política no es otra cosa sino ética social. La democracia es un estado de contrapesos que va más allá de ganar o perder unas elecciones, hacer un programa de gobierno o aprobar leyes que intenten cambiar el comportamiento de los ciudadanos. La política debe tener en cuenta también la moralidad de los actos públicos.

Aristóteles

Sin virtudes cívicas, practicadas por el conjunto de la sociedad, la democracia es frágil y puede desembocar en injusticias grandes o pequeñas. Escribía Salvador Giner hace unos meses que “no nos engañemos, el buenismo retórico oficial no esconde más que una farsa permanente. Muchos partidos políticos, la misma palabra partido indica que es una parte de un todo, pretenden cambiar las sociedades con leyes, ideologías o mentiras. Sin contar con la participación ciudadana, sin atender a los intereses contrapuestos de los gobernados, sin gobernar también para las minorías, es difícil que se cultiven las virtudes cívicas que van acompañadas por un principio ético. Moral y política no se disocian como pretenden los Maquiavelos de tres al cuarto.

Se me antojan algunas virtudes cívicas sin las cuales es improbable que se cree el estado social que construye cualquier sistema que perdure. La modernidad ha pretendido eliminar la idea de verdad sustituyéndola en la práctica por el progreso. El mismo progreso es la verdad. Las civilizaciones nunca han podido prosperar, ni podrán hacerlo, sin información fiable sobre los hechos, lo que se podría identificar con la verdad objetivada. Decía el cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI, que “hoy día preferimos hablar de valores que de verdad para no entrar en conflicto con la idea de tolerancia y del relativismo democrático”.

La libertad responsable es otra virtud cívica imprescindible. En el sentido de que cualquier acto libre tiene que ser responsable. La moral de la convicción es aquella, según Max Weber, que se pone en marcha sin reparar las consecuencias de los actos. Si se fracasa, la culpa nunca es del que ha impulsado un proyecto o cometido una infracción sino que el culpable suele ser el otro. La libertad responsable, por el contrario, es la que acepta las consecuencias de los propios actos.

No son tiempos de responsabilidad. Más bien estamos en un estadio en el que se llenan los programas políticos de derechos y se hace muy poca mención de los deberes. No pueden existir los primeros sin los segundos. Ha sido así desde la noche de los tiempos.

El político debería introducir en su discurso el concepto de la compasión, del respeto al otro, de que no se puede construir una sociedad justa sino está fundamentada en el respeto a la persona humana, sea cual fuere su procedencia, sus creencias, sus ingresos o sus habilidades intelectuales. Esta virtud cívica está asociada con la solidaridad para poder vivir en una sociedad en la que las diferencias educativas no puedan marcar el futuro de amplios sectores sociales.

Sin un cierto desarrollo equitativo, al alcance de todos o de la mayoría, será difícil crear una sociedad libre. En educación, en derecho al trabajo, en transparencia, en dimensión ética de los actos públicos y privados. Claro que todos estos apuntes no se traducen en votos. Pero es la forma más directa para que los ciudadanos tengan un mínimo de confianza en la política.

Publicado en La Vanguardia.es el 1-11-2010

  21 comentarios por “Virtudes cívicas

  1. Creo que es un buen artículo, lo he leído a gusto y estoy con usted, a ver si se le escucha un poco

  2. Per cert, sembla que Habermas prova de superar la dicotomia weberiana entre ètica de la convicció i ètica de la responsabilitat. Potser convindria llegir-lo. Ho deixo per a les ments preclares. Al cap i a la fi jo només sóc un pobre jansenista.

  3. No me sorprende que hablando de virtudes cívicas haya alguno que no entienda nada, es normal, estas cosas no se aprenden en el bar.

  4. Doncs jo ho entenc perfectament. Especialment el paràgraf quart. Però sóc més partidari de la moral de la convicció que de la moral de la responsabilitat. Deu ser que sóc Jansenista.

  5. Sr. Foix, bon i necesari article. Gracies.

    Desde luego sin virtudes civicas gobernar en la democracia no es suficiente. Toda la sociedad debe de estar implicada. Como Vd. bién dice.

    Hoy en día en nuestra sociedad humana y dentro del mundo global, existen varias clases de personas.

    Los miserables en extremo y que viven en la calle. Y no tienen de que comer ni a donde dormir. Más de mil millones de personas están en este estado.

    Los pobres y sin trabajo ó que ingresan muy poco. Y tienen dificultades para comer y pagar el alquiler ó vivienda.ect.

    Siguen los trabajadores para cuenta ajena y que están mal pagados. Y tampoco les llega para cumplir con lo básico de comer y habitar.

    También en nuestro mundo aún existen naciones donde se practica la esclavitud y la trata de blancas.

    Los de posición media. Que se ganan el sustento y tienen donde vivir y para comer. Y aquí hay de todo. Trabajadores, empleados y pequeños empresarios y autonomos.

    Luego existen los millonarios y los grandes millonarios ó grandes fortunas. Estos últimos no piensan casi nunca en las demás personas humanas de la sociedad. Solo piensan en enriquecerse cada vez más. Sin crear puestos de trabajo y ni bién remunerado. Ellos si pueden.

    En fin la democrácia aún está lejos para muchos. Y además otros desaprensivos aún se aprovechan de la democrácia para enriquecerse a mansalva. Por esto hace falta lo que Vd. y muchos reclaman. ¡ Más virtudes cívicas y humanas !

    • P.D. En nuestra sociedad ha fallado la enseñanza de humanides. De moral y de civismo desde la niñez. Entre la mayoría de la juventud de chicos y chicas solo cuenta la cultura del culo y del sexo. Se habla mucho de sexo placer y no se habla nunca de sexo tener hijos y sacrificio. Porque el amor es sacrificio. Y no placer sexual.

      • P.D. Una democracia actua como una dictadura cuando aplica solamente los intereses y las conveniencias del partido gobernante. Prescindiendo de la opinión del partido de la oposición y de los ciudadanos de la nación.

  6. Cada vez que empieza una campaña siempre pasa lo mismo, sale el listillo de siempre a tocar las narices en todos los blogs, le han dicho que interfiera y se dedique a meter bulla y el chavalito obediente lo hace, la época de pegar carteles ya pasó, una la vivió y era mucho más honesta, dabamos la cara y nos pateabamos las calles, ahora se ve que les dicen, venga a tocar las narices y sabotear los blogs y el nene a obedecer por si le cae un puestecito de aquí a cuatro días, lo que hay que ver.

    • Julia, tienes razón. Pero pasa de este individuo. Considera que no existe. Pues lo que él quiere es llamar la atención. Mejor considera que a fin de cuentas no existe.

  7. Sr.Foix: Leyendo su magnifico artículo de hoy sobre ética y moral política le confieso que tengo poco o nada que añadir, tan sólo dejarle un ejemplo de ese doble lenguaje que atesoran muchos partidos en sus discursos, una vez leidos de arriba abajo suenan muy bien…

    «En nuestro partido político cumplimos con lo que prometemos.
    Sólo los necios pueden creer que
    no lucharemos contra la corrupción.
    Porque si hay algo seguro para nosotros es que
    la honestidad y la transparencia son fundamentales
    para alcanzar nuestros ideales
    Demostraremos que es una gran estupidez creer que
    las mafias seguirán formando parte del gobierno como en otros tiempos.
    Aseguramos sin resquicio de duda que
    la justicia social será el fin principal de nuestro accionar.
    Pese a eso, todavía hay idiotas que fantasean -o añoran- que
    se pueda seguir gobernando con las mañas de la vieja política.
    Cuando asumamos el poder, haremos lo imposible para que
    se acaben las jubilaciones de privilegio y los negociados.
    No permitiremos de ningún modo que
    nuestros niños mueran de hambre.
    Cumpliremos nuestros propósitos aunque
    los recursos económicos se hayan agotado.
    Ejerceremos el poder hasta que
    Comprendan desde ahora que
    Somos el nuevo gobierno de La Nación.»

    …Pero otra cosa es hacer la prueba de releerlos de abajo hacía arriba.

  8. Los politicos, deben ser un ejemplo.
    El Estado debe compartir su protagonismo en el ámbito público con los ciudadanos, para lo que es necesario que la sociedad disponga de organizaciones independientes que vertebren la voluntad de los individuos. Es preciso promover un sistema inteligente que, por un lado, elabore propuestas valiosas encaminadas al bien común y que, por otro, tenga capacidad de influir en cámaras legislativas y gobiernos. Este catalizador de ideas y acción integra forjadores de opinión, expertos en políticas socioeconómicas, y unos patronos con visión que demuestren con hechos su compromiso para mejorar la sociedad.

    Civismo cree que los políticos no son forzosamente los responsables de las ineficacias sino, muchas veces, las víctimas de un sistema que propicia conductas clientelistas entre quienes se dedican a la actividad pública. Para combatir los excesos del dirigismo político es preciso estimular que los ciudadanos formen su propio criterio y sepan colaborar para que sus recomendaciones sean tenidas en cuenta por los gobernantes.
    extraido de civismo.org

Comentarios cerrados.