Las grietas internas del Brexit

La victoria arrolladora de los nacionalistas escoceses ha impulsado a la ministra primera, Nicola Sturgeon, a pedir a Boris Johnson un segundo referéndum sobre la independencia de Escocica

El Brexit se va a ejecutar el 31 de enero después de la espectacular victoria de Boris Johnson en las elecciones británicas del jueves. Los conservadores han obtenido un triunfo incuestionable que permitirá al primer ministro negociar la ruptura sin la oposición del Parlamento. La suerte está echada y el Reino Unido va a escindirse de la UE después de 47 años de formar parte de ella.

Johnson ha ganado porque enfrente tenía a Jeremy Corbyn, un líder laborista equivocado en su estrategia, su campaña y su falta de empatía. Muchos británicos contrarios al Brexit han votado a Johnson por no dar su apoyo a Corbyn. La decisión está tomada pero ahora empiezan los problemas para el Reino Unido que tendrá que enfrentarse a la secesión interna que plantea Escocia y a las dudas que pueden entrar en Irlanda del Norte para seguir formando parte de Gran Bretaña.

Los populismos tienen un recorrido marcado por momentos de euforia y por etapas de grandes frustraciones. No suelen acabar bien. Los ingleses están especializados en hacer mapas, adquirir nuevos trritorios y conceder independencias.

La primera escisión del imperio no se produjo en África o en Asia sino en Irlanda. Los independentistas irlandeses desafiaron a Londres en el levantamiento de Pascua de 1916 que fue reprimido militarmente con varias ejecuciones de los líderes de aquella revuelta.

Más tarde, desde 1919 a 1921, se libró la guerra de guerrillas contra Inglaterra que desembocó en el Tratado que otorgaba la independencia tutelada a Irlanda. La guerra civil entre los irlandeses causó ciento de muertos y, finalmente, en 1922, se logró la independencia. Gran Bretaña se quedaba con seis de los nueve condados del Ulster que se convertiría en la provincia de Irlanda del Norte, poblada mayoritariamente por anglicanos.

Ha transcurrido un siglo y aquellas fronteras en el interior de Irlanda pueden ser modificadas en el sentido de que la isla podría recuperar la unidad política. La república de Irlanda es más rica que el Ulster por su pertenencia en la UE y, además, el equilibrio demográfico se ha modificado en favor de los católicos. El frente irlandés, por lo tanto, puede volver a convertirse en una preocupación de Londres.

Pero ha sido la ministra primera de Escocia, Nicola Sturgeon, la que ha planteado la celebración de un segundo referéndum puesto que la mayoría de escoceses no son partidarios del Brexit. Cuando Boris Johnson estaba despachando con la reina, la líder escocesa planteó abiertamente la necesidad de un segundo referéndum.

Los nacionalistas consiguieron 48 de los 59 escaños que Escocia envía a Westminster. Sturgeon no pidió, de momento, celebrar un referéndum unilateral de independencia sino que la semana próxima presentará un “caso democrático detallado” para que se transfiera el poder a Edimburgo para celebrar un segundo referéndum de independencia.

La argumentación es que no se trata de pedir permiso a Boris Johnson o a cualquier otro político de Westminster. El futuro de Escocia tiene que estar en manos escocesas.

El Brexit no ganó ni en el referéndum ni en las elecciones del jueves. La mayoría de escoceses no quieren romper con Europa y, por lo tanto, Boris Johnson no les puede obligar a dejar la Unión Europea. Déjeme ser clara, primer ministro, dijo, “esto no es una simple petición mía o de mi partido; es el derecho de Escocia al que usted, como líder del partido derrotado en Escocia no tiene derecho a oponerse”. El pueblo escocés ha hablado, afirmó, y es el momento para escoger nuestro futuro.

Habrá que ver en los próximos meses cómo Boris Johnson capea la petición de Nicola Sturgeon que se va a formular en las próximas semanas. Habrá una pugna de legitimidades que tendrá un largo y tortuoso recorrido. El Brexit causará problemas en Europa pero también afectará la estabilidad territorial interna del Reino Unido.

  4 comentarios por “Las grietas internas del Brexit

  1. Sr. Foix : Su artículo me hace meditar sobre…» Las grietas internas del brexit «, … Unidad en el Reino Unido de Gran Bretanya, la Unidad de Europa, pero principalmente en la unidad de España.

    La unidad de España la fraguaron las corona de Aragón-Cataluña y la corona de Castilla-Leon. Respetando sus fueros, sus costumbres y su idiomas propios.

    La unidad de España, fué anulada cuando el Rey Felipe V, de Bourbon, vencedor de la Guerra de Sucesion española, 1701 – 1715, cuando aplicó el decreto de Nueva planta sobre todos los territorios de la corona de Aragón, ect. Con todas sus consecuencias de falta de respeto a la dignidad, a la lengua propia y a los fuerois y costumbres de los ciudadanos de todos los reinos incluidos en toda la corona de Aragon.

    Luego la corona de Castilla-Leon se atribuyó el idioma castellano como idioma único obligado y representativo único de España.

    Y el resto lo hizo, en adelante, el Poder del Estado de cada momento, teniendo en cuenta que » El poder corrompe «

  2. Esto de que personas que están en contra de que Gran Bretaña e Irlanda del Norte abandone la Unión Europea y han votado Boris Johnson, uno de los instigadores del desaguisado, me llega al alma. Solo puedo entenderlo, como dice, por una desafección al partido laborista liderado por Jeremy Corbyn. Sin embargo, ese extremismo del que se habla de querer mantener el estado del bienestar y estar a favor de sector público, en otras palabras “el ideario auténtico de la socialdemocracia” dudo mucho que sea la razón de esta desafección. Probablemente el factor de la inmigración y de la delincuencia, anatema en los salones europeos, sí lo sea. De hecho, ese fue uno de los caballos de batalla para lanzar la campaña del Brexit, cuando el Reino Unido se negó a aceptar refugiados del desastre de Oriente Medio, incluso afirmando que rumanos y búlgaros “no eran bienvenidos”.

    De esto se sacan dos conclusiones: la primera que los británicos han comprado el San Benito de hacer Grande el Reino Unido de nuevo y también de “nosotros primero”, la segunda que los que nos quedamos en la Unión Europea tenemos la oportunidad de avanzar en la construcción europea sin la resistencia de los británicos. Pero esa construcción, como vemos en la protesta contra la reforma de las pensiones de Macron en Francia, no pueda serla bajo los parámetros de la precariedad y del adelgazamiento del estado del bienestar. Si no se comprende bien esto luego no nos extrañemos de que muchas personas cambien su voto hacía posiciones similares a las que defiende Boris Johnson en el Reino Unido.

    En cuanto a Escocia e Irlanda del Norte seguirán donde están mientras tengan su autonomía y la economía funcione bien. Pese a que los escoces hicieron un referéndum vale la pena recordar que el resultado fue contrario a la secesión. Establecer paralelismos con lo que sucede en Cataluña es arriesgado porque los escoceses han sido muy escrupulosos en su proceso, y un detalle: no parece haber de momento esa conflictividad social que hemos visto en Cataluña. La victoria de los nacionalistas yo en estos momentos la interpreto como una barrera defensiva hacía la amenaza nacionalista y centralizadora de Boris Johnson. En su momento se ofreció a Escocia participar en el Imperio y se aceptó, veremos.

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