El factor humano

El pánico global sobre el coronavirus puede ser exagerado. Pero su origen es no haberlo atajado con transparencia y eficacia en China.

El pánico global causado por el coronavirus demuestra cómo ningún país se puede sostener solo y cómo la interdependencia es inevitable en todo lo que afecta a la economía, al comercio, a las ideas y a la política. Tanta tecnología y tantos conocimientos acumulados pueden malbaratarse por algo aparentemente tan sencillo como la acción del factor humano.

Contemplar las calles vacías de ciudades con varios millones de habitantes en China o las que hemos visto en localidades italianas de Véneto, Lombardía, Toscana y Sicilia es el indicador más elocuente de que el futuro puede ser de las máquinas pero serán las personas las que determinen el éxito o fra­caso, incluso el rechazo, de los artilugios que cada días están dotados con nuevas y es­pectaculares aplicaciones. Si el virus ha afectado a Italia, era inevitable que se ex­tendiera también a nuestro país, ayer ya se dio un caso en Barcelona, y a Europa ­entera.

En tiempos de imparable dominio tecnológico, los pequeños fallos pueden causar una crisis global

La tecnología ha alcanzado una penetración tan sofisticada que ha invadido la intimidad del ser humano. Sabemos que lo saben todo de todos, en todas partes y a cualquier hora. La intimidad de millones de mujeres y hombres está expuesta a la intemperie de la curiosidad global.

Recuerdo la presentación del libro El factor humano, de Graham Greene, en el Club de Prensa Internacional, muy cerca del Támesis, cuando los laboristas de James Callaghan no habían sido desplazados todavía del poder por Margaret Thatcher.

Greene vivía en la Provenza francesa, en Antibes, pero sus libros los presentaba él mismo a grupos reducidos de periodistas en Londres. Era el año 1978 y ese nómada visionario, católico converso en su juventud, trotamundos desde que trabajó para los servicios de inteligencia ingleses durante la guerra y con una rica vida romántica, nos habló del tenebroso mundo de los espías, de las traiciones y de los imponderables causados por errores humanos que pueden desbaratar los planes de gobiernos o de emblemáticas instituciones. Una de las constantes en su extensa obra literaria es el impacto que puede tener la conducta de una persona en las relaciones entre los estados y en la política internacional. Explota la duda y la paranoia que se generan en el mundo de los secretos de Estado.

En el universo legendario de Greene ninguna acción es inocua y las grandes convulsiones que se dibujaban en tiempos de la guerra fría no eran nunca fruto del azar. Alguien, en alguna parte, en un hotel de Saigón en El americano impasible o en un café de Viena en El tercer hombre, podía cambiar el curso de la historia con una confidencia, un encuentro inesperado con un borracho o una señal emitida por la noche desde una orilla de las aguas del Danubio.

El factor humano tiene mucho que ver en la crisis que ha sacudido el país más poblado del mundo, el de más crecimiento económico, con cuatrocientos mil ingenieros graduados el año pasado y con una tecnología punta que puede hacer sombra a la hegemonía de Estados Unidos. La visita de Donald Trump a India se puede interpretar como un intento de aplicar una tenaza a China. Hay una guerra comercial entre Washington y Pekín que no se limita a las ventajas de empresarios de los dos países. Es mucho más. Es una guerra tecnológica para situarse en primera línea en la innovación científica sabiendo que quien imponga sus productos en el mercado global tomará la ventaja en la economía, el comercio y, a largo plazo, también en las modas y diseños culturales del siglo XXI.

En China, desde su potencia tecnológica, se sabía que un médico había detectado un virus en la ciudad de Wuhan, pero el Gobierno lo quiso ocultar en vez de buscar el tratamiento adecuado para combatirlo y empezó a ­expandirse, saltó a otras ciudades del país, a Japón, Corea, Europa y Oriente. Todo empezó por no haber reconocido el virus detectado de forma incipiente en una parte de China.

El no haber reparado en un pequeño brote vírico ha causado un grave trastorno a la economía china, ha hundido las bolsas de todo el mundo, se ha decretado la cuarentena para miles de cruceristas atracados forzosamente en enclaves turísticos, ha empezado a confinar en sus casas a cientos de miles de personas, ha hecho bajar el petróleo y, sobre todo, ha metido el miedo en el cuerpo al mundo a pesar de que, según la Organización Mundial de la Salud, la gripe clásica puede causar más víctimas que el coronavirus.

En tiempos en los que un móvil es capaz de resolverlo todo en las ciudades inteligentes que ya funcionan total o parcialmente en muchas partes del mundo, se descubre que la vulnerabilidad humana sigue estando presente al margen de la inteligencia artificial o de las extraordinarias prestaciones que el progreso nos ofrece. Incluso en Estonia, el país más smart del mundo, el factor humano acaba siendo el más determinante para administrar las relaciones entre los grandes logros de la humanidad y las necesidades de los hombres y mujeres en cada momento de la historia. Hay que arreglar siempre las goteras si se quiere evitar que acaben hundiendo el tejado de una casa. Negar su existencia es inútil.

Publicado en La Vanguardia el 26 de febrer de 2020

  21 comentarios por “El factor humano

  1. Hay algunas formas de actuar, seguramente plenamen justificadas, que generan automaticamente un estado en todos de «alarma». Pero como dices no deberiamos caer en «el alarmismo». Esto es como algunas noticias que por su impacto «causan sensanción». La diferencia está en no caer en el «sensacionalismo».

    Disculpad mi asencia llevo unas semanas con mucho trabajo. Prometo volver.

    • Suiza cancela su salón del automóvil, Facebook cancela encuentro anual, queda en evidencia que todas las tonterias conspiranoicas y de guerra comercial China-EEUU eran una burrada.

      • Si tú haces un congreso de moviles y se inicia un goteo de empresas que deciden no acudir no tiene mucho séntido mantenerlo.

        Saludos

      • Pero te cojo el guante: no parece que se hayan tomado medidas en los aeropuertos para todo aquel que venía de las zonas calientes. Ni parece tampoco que le estén dando mucha importancia al asunto cuando dicen los entendidos que este virus es como una gripe.

    • No sé a que teorias conpiranoicas que son una burrada te refieres la verdad.

      • Creo que el factor salud, es el mas importante para decidir ir o no a un concgreso que se preveia que asistirian 10.000 chinos. Cuando otros se referían a que era por causa de una guerra comercial, se ponia en duda, cuando otros se referian a otras causas contra la tasa a las tecnologicas (Amaz,Faceb,Google, etc) se ponia en duda, y cuando otros se refieren a motivos «raros» me referia a motivos conspiranoicos en contra de……..En todo caso esta claro que si hubiesen enfermado directivos de grandes empresas, los seguros, las indemnizaciones hubiesen sido descomunales. Ahora estan anulando la feria del automovil en Ginebra y todo acontecimiento de mas de 1000 personas en Suiza, causa riesgo en la salud…otras causas=burradas que se decian

        • Sabes que pasa que cuando se canceló el congreso la situación en España no era la de ahora. Coincido contigo en que la salud es lo primero y esto además tiene repercusiones económicas, que en un primer momento han afectado a China, pero que se terminaran de propagar por el resto del mundo.

          Saludos

  2. Aún es pronto para afirmar nada. En mi caso, entre Alarmismo VS Ciencia, tengo clara mi elección.

    • La formación en ciencia es deficiente. Veámos, si preguntáramos a muchas personas que es un virus, que responderían… No interesa reflexionar, meditar y pensar; la sociedad actual nos da artilugios con los que creemos que sabemos, pero la información se debe procesar y ahí está la dificultad. La ciencia se basa en la ignorancia, y esto no se dice casi nunca… La «ciencia» sabe que no sabe suficiente, es incierta, maneja probabilidades y las matemáticas son su lenguaje. Con tanta prótesis mental (smartphones, ordenadores, big data…) tenemos que usar más nuestro cerebro.

    • La diferencia es que este nuevo virus aún no lo conocemos muy bien. No hay que alarmarse, pero es un aviso: en cualquier momento, según los virólogos más expertos, puede aparece un virus más letal, no se sabe cuando por supuesto… Es la vida, la naturaleza. El ser humano está destruyendo muchos hábitats en los que estaban confinados virus y otros patógenos, en equilibrio con las especies que viven en ellos. Los controles de las actividades humanas (mercados, venta de animales exóticos, transporte global…) son un riesgo que no está controlado. No se aplica ningún protocolo de precaución. La educación no ha sido capaz, ni en Europa, de formar a ciudadanos conscientes de adquirir una conducta moral y ética más acorde con la responsabilidad de llamarnos inteligentes.

  3. Siempre ha ocurrido esto. La peste llegó de Asia a Europa en la Edad Media y el Renacimiento. Se desplazaba más lenta, pero menos de lo que se piensa. El factor humano es la prepotencia de pensar que controlamos el destino y que sabemos. Las máquinas no saben, por ahora, más de lo que nosotros sabemos, y somos fundamentalmente ignorantes. Aún no somos seres inteligentes, ya que solo nosotros mismos nos autodenominados cómo tales, pero somos el animal más mortífero que ha existido.

  4. En sistemas con mucha actividad como el nuestro, un problema en principio pequeño se puede propagar rápidamente. Es la pega de la era de la información.

  5. C.Perez, me recuerda un factor determinante: el problema no es el virus en si, es la posibilidad de colapso del sistema sanitario. «Si en España ya existe un problema de disponibilidad de camas previamente, imagina lo que pasaría si se sumaran (la gente sigue enferma y enfermando por otras causas, por supuesto) los miles de enfermos nuevos de ese 15% que necesita tratamiento en hospitales (oxigenación, antivirales, antiinflamatorios, etc todo esto supervisado de cerca) y en muchos caso UCI. Y este es el problema. La característica de esta enfermedad es su gran capacidad de contagio, y de enfermos que no saben ni que están enfermos, algunos no llegan ni a enfermar, por tanto hacen vida libre y social durante el periodo de incubación y curación, que es 14 días MAS otros 14 días» No poder atender el dia a dia, es el problema clave

  6. Estoy de acuerdo en toda su exposición, el factor humano es y sera el factor principal. No debemos olvidarnos que hoy en dia las redes son otro vehiculo informativo no controlado, donde personas no expertas generan miedo con sus relatos, con sus ideas no constrastadas. No debe de hacerse caso de la información que no este constrastada por medicos, biologos o farmaceuticos.
    Si creo que hay una guerra tecnologica, de patentes, o de trasnferencia tecnologica, donde una «herramienta» puede trasnformarse en un medio de información por mas encrptado que este. No creo que hay una guerra comercial total, son solo «avisos» de que puede aplicarse, es mas una estrategia geopolitica.

  7. Sr. Foix : Estic totalment d’acord amb la seva visió personal, pero panorámica i global del mon huma, en que vivim, tots nosaltres, que som el » factor huma «

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