Un país que dice no a todo

Está apareciendo una nueva faceta de la cultura de los catalanes. Es la cultura del no a casi todo. No a la línea de alto voltaje que transporte energía de Francia a la península ibérica y también a Catalunya. No a las prisiones en la Segarra. No a la viabilidad de la tercera pista en el Prat porque el ruido molesta a los vecinos.

No al trazado del Tren de Alta Velocidad por el centro de Barcelona. No al cuarto cinturón que alivie el cansancio y aburrimiento de decenas de miles de catalanes que circulan por el área metrop0litana barcelonesa. de Barcelona. No a cualquier proyecto que contamine visualmente. No al progreso sino es aceptado por todos y cada uno de los que se sientan afectados por las reformas. No a participar en la solidaridad de las tierras ibéricas.

Me gustaría que apareciera algún sí por alguna parte. No lo encuentro. Las causas son múltiples y variadas. Cada pata del tripartito exige su programa. Así no llegaremos muy lejos. Es más, nos alejaremos del progreso que se va consolidando en nuestro entorno.

Los partidos son los representantes de los electores y no los dueños del territorio.