El fútbol no es una partida de ajedrez ni una exhibición de cricket. Es fuerza, dureza, resistencia y talento. Es preparación física y arte. El Barça se impone por la calidad de Messi, Neymar, Suárez, Busquets, Piqué y el resto. Se puede entender la caza brusca a un Neymar que se escapa o a un Messi que se escabulle entre un bosque de defensas.
Lo que es inadmisible es la violencia sistemática de muchos jugadores al atropellar gratuitamente a un adversario superior en habilidades y clase. Mourinho ha sido el maestro más destacado en frenar al Barça por la fuerza, y a Messi muy en particular, cuando entrenaba al Chelsea o cuando no lo pudo superar con el juego mientras dirigió el Madrid de Florentino.
Simeone ha seguido la táctica. Muchos árbitros se han dejado llevar por esta corriente y son más tolerantes de lo que debieran. Se aplican sanciones duras por declaraciones hechas en caliente en el túnel de vestuarios o en las redes sociales y, en cambio, se pasa por encima de pisotones intencionados o de golpes a las piernas sin ton ni son para hacer daño gratuitamente.
A Neymar se le suele golpear como a un muñeco de trapo. Los bilbaínos se enfadaron porque sus habilidades ofendían al adversario. El brasileño no puede exhibir su talento porque humilla. Pero adónde hemos llegado.
Es prematuro vaticinar si habrá títulos para el Barça al final de temporada. Lo que es indiscutible es la exhibición sistemática de futbol de calidad, a veces bastan unas ráfagas de genialidades, que ofrece el Barça de Luis Enrique en todas las competiciones.
Es la racha más larga de excelencia que se ha conocido en la historia del club. La Federación y los colegios arbitrales tendrían que proteger de la barbarie lo que hoy por hoy es un patrimonio de la Humanidad. Lo que se aplica al Barça es válido para todos los equipos de fútbol. La violencia gratuita y desmesurada, malévola, no cabe en un juego inventado por caballeros.
Publicado en Mundo Deportivo el 2 de febrero de 2016
Soy de la opinión que el fútbol no es más que el plató, el altavoz para los violentos. Y la mismo tiempo un espejo de una sociedad que es una máquina de producir altos niveles insatisfacción entre muchos de sus miembros.
Buen artículo. Saludos.
Crec que ens estem oblidant de la tecnologia, que podria ser molt útil a l’hora de sancionar i rectificar aquestes conductes. No veig on està el problema en parar joc i dedicar uns segons a observar els vídeos d’una jugada, fins i tot utilitzant tècniques de intel.ligencia artificial, per donar suport a l’arbitre en una decisió compromesa. Es podria fer un seguiment de l’agressivitat molt més exacte i sancionar, per exemple, per acumulació d’entrades violentes de forma més objectiva. També es tindrien que sancionar amb fermesa les accions que tenen com a objectiu simular faltes aprofitant la llunyania dels arbitres. Un cop que es descarta l’imposible queda la veritat li feia dir Arthur Conan Doyle al seu Sherlock Homes, doncs ara tenim l’oportunitat de investigar amb tecnologia el que passa i d’una vegada per totes no responsabilitzar a una lenta ment humana de tot. A no ser que ens »agradi» el lio…. i per tant, perdem el dret de queixar-nos 😉
Ojalá no tenga razón, pero creó que el lío es parte del aliciente del fútbol.
Y sin olvidar que hay apuestas y mucho dinero en juego…
Cierto, y muy importante
En los deportes de contacto predomina la regla de hierro. És triste pero es así. Hoy en día el fútbol no es un deporte de caballeros, es una guerra escénica en la que muchos aficionados quieren, o les da igual, que su equipo gane aunque haga trampas y sea violento. El juego adquiere o tiene valor político y de tribu, no es un deporte, representa a un pueblo y sus valores se reflejan en la forma de practicarlo. No podemos engañarnos entre el Barça y el Madrid existe algo próximo al odio, como entre otros equipos. Por ejemplo, nadie en Cataluña dirá que el Español representa a Catalunya.
Sr.Foix: las reglas ya están escritas, ahora sólo hace falta tener intención de hacerlas cumplir…
Es pot entendre que en el fragor de la batalla alguns àrbitres no vegin prou bé les jugades i passin per alt detalls concrets de violència. Amb la situació actual de les tècniques audiovisuals penso que ha arribat el moment de substituir els àrbitres dins el camp per uns tècnics qualificats (poden ser 3) que a través d’un monitor puguin seguir millor les jugades, ampliar-les i aplicar el reglament amb més objectivitat.
Sin duda Jordi son necesarios más ojos para arbitrar y más en un deporte en el que se puede ganar o perder por un sólo gol…