Impotencia y desconcierto en Kabul

Días de caos y desconcierto en la retirada apresurada de norteamericanos y occidentales de Kabul

Las retiradas son tristes para los vencidos. Otra gran potencia se retira derrotada de Asia Central. Desde las estribaciones del Himalaya hasta las montañas caucásicas pasando por las llanuras de la Mesopotamia, han pasado en las dos direcciones todas las invasiones para controlar unos territorios que son el quicio entre Oriente y Occidente.

Joe Biden ordenó la retirada a toda prisa cargando miles de soldados y personal norteamericano en aviones que parecían el metro de Nueva York en hora punta. Impotencia y desconcierto. Bombas de la jihad islámica y drones que alcanzaban a dos personajes supuestamente dirigentes de los vencedores. El jefe de la CIA se entrevistó con el líder de los talibanes. Para pactar condiciones de la evacuación, se dijo el viernes desde Washington. Parecía más bien la firma de un armisticio, una rendición sin que se llamara así.

Es muy pronto para saber el alcance de cuanto ocurre en Kabul estos días. La humillación del ejército norteamericano, con el apoyo de la OTAN, habrá que leerlo a medida que se sepan los pormenores de una guerra tan inútil como excesivamente larga.

Los rusos no sabían, nadie lo percibía, que la invasión de Afganistán ordenada por el Kremlin significaba el fin del imperio soviético que se produjo veinte años después de su aventura afgana. Los rusos construyeron su imperio incorporando pueblos y culturas a la órbita del Kremlin. Pedro el Grande dejó recomendado en su testamento, en la primera mitad del siglo XVIII, que sus compatriotas no se detuvieran hasta que pudieran bañarse plácidamente en las aguas del golfo Pérsico. No lo consiguieron nunca, pero fueron añadiendo tierras casi de forma continuada hasta configurar lo que era el imperio zarista cuando se produjo la Revolución de Octubre de 1917.

Lenin proclamó cuando estaba conspirando en Zurich que aquellas conquistas habían convertido Rusia en la cárcel de los pueblos, pero al poco de tomar el poder los bolcheviques mantuvo las viejas fronteras trazadas durante siglos.

La majestuosidad de la Inglaterra imperial y victoriana implicaba el dominio de Asia Central para aproximar la colonia de la India a tierras europeas. Fue el llamado Gran Juego, el Big Game, el que estrelló a los ejércitos británicos tres veces consecutivas en Afganistán en su frustrado intento de controlar las llanuras de Kabul y alcanzar la vecindad con los límites de la gran Rusia.

El imperio soviético se vino abajo, entre otras razones, por la absurda invasión de Afganistán en las Navidades de 1979. Rusia perdió aquella guerra y el imperio se resquebrajó hasta su descomposición a partir de 1991. Catorce repúblicas se escindieron de la Unión Soviética, que quedó desprotegida del cordón de seguridad que iba desde el mar Negro hasta los límites siberianos. Fue un imperio que se desplomó por sí solo. Pero Rusia no ha desistido de recuperar lo que considera su inmenso espacio natural.

Putin no se irá de Afganistán y Erdogan tampoco. Es un país pobre, cruzado por las estribaciones himalayas, pero tierra de paso del comercio, el petróleo, el gas y la mítica seda que pasaba por sus tierras camino de la Europa próspera. China observa con interés los acontecimientos, siempre dispuesta a invertir lo que haga falta en infraestructuras o modernización de la economía.

Que nadie se haga ilusiones. Afganistán es incontrolable por su posición estratégica y por el hábito guerrero de sus habitantes que puede que no tengan las armas sofisticadas que despliegan las grandes potencias pero utilizan bombas caseras, cuchillos, despeñaderos de paso obligado para plantar cara a los invasores.

Estados Unidos tiene que reformular su política exterior y pensar cómo mantener su hegemonía militar que no está basada únicamente en más bombas, más soldados o más misiles. La naturaleza de los conflictos ha cambiado. Y el complejo militar industrial que denunció Eisenhower al abandonar la Casa Blanca tendrá que pensar en otras maneras para defender su liderazgo en el mundo.

El fiasco de la salida de Kabul es un punto de inflexión en la geopolítica que definió el turbulento siglo XX. El imperio norteamericano no ha caído pero sí que hay síntomas del inicio de su declive que, en todo caso, será largo y placentero, como todos los ocasos imperiales.

  7 comentarios por “Impotencia y desconcierto en Kabul

  1. Sr Foix, lo del preu de la electricitat ja esta en bona via, la ministra Ribera diu que de intervenir res de res per respecte a les lleis europees (quin morro!) pero que es creara una comissio al congres per estudiar el tema.
    Fet (i fotut)

    • Como si España no tuviera que ver nada en las leyes europeas y estas fueras inmutables. No tiene verguenza.

  2. Un cop mes Sr. Foix, una llisó històrica.
    Ara estic llegint » Una mirada anglesa «.
    Estic esperant els llibres que facin falta de l´història dels segles 19 i 20.
    Endavant.

  3. Ha muerto Ed Asner que encarno a Lou Grant. En su dia el actor fue removido por criticar el intervencionismo USA en America Latina. Tiempos de Kissinger, premio nobel de la paz por cierto(!)
    El gendarme USA sigue cayendo de manera placentera (quins codonys Sr. Foix!)
    pero lo deja todo arrasado.
    Ahora toca una campaña de mas miedo, la quinta ola, la sexta, la rotura de la cadena de suministros, el cambio climatico…
    El cangelo permanente.

    • Me uno al recuerdo de Ed Asner en Lou Grant. Soy de otra generación pero tuve la suerte de ver algunos episodios más tarde en alguna reposición. Harian muy bien en re-emitirla.

      • No creo que la reemitan Francesc, no fuera caso que nos diera por pensar.

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