
El peor momento de un gobierno es cuando su discurso no se corresponde con la realidad de los hechos y cuando la retórica avanza al margen de las preocupaciones más perentorias de los ciudadanos. Negar las evidencias es un riesgo absurdo. No hace falta pedir disculpas, sino saber rectificar admitiendo los errores. Uno de los…