
Los demonios del barcelonismo no hacen vacaciones. Los hubo en tiempos de Núñez, actuaron en la era Laporta y ahora vuelven a hacer acto de presencia con Rosell. Un club tan grande como el Barça convive con sus demonios, con las opiniones de todos, aunque los argumentos sean frágiles y el imprescindible sentido crítico salga…