La fragilidad de una Rusia fuerte

Ninguna causa puede justificar la muerte de víctimas inocentes. El doble atentado que costó la vida a 39 personas en el metro de Moscú es un acto terrorista que merece toda la repulsa. La identidad de los autores no ha sido revelada oficialmente aunque se sabe que fueron dos mujeres que se suicidaron con explosivos en el cuerpo causando la matanza.

Dolor en Moscú

El presidente Medvedev dijo que «los encontraremos y los destruiremos a todos». En iguales términos se expresó el primer ministro Putin. Todo hace pensar que los atentados terroristas están relacionados con la violencia procedente de las regiones del norte del Cáucaso en la frontera sur de Rusia. Hace unas semanas un islamista radical amenazó con una guerra que se extendería en las ciudades rusas.

En el día de luto nacional por las matanzas en el metro de Moscú se recuerda otros atentados que atemorizaron a los rusos. La horrible matanza en la escuela Beslan se cobró la vida de trescientas personas, la mayoría niños. El Kremlin ha optado por la fuerza para combatir el terrorismo en Chechenia que fue invadida por Putin en 1999 para someter a unos dos mil terroristas. Envió un ejército de cien mil soldados para controlar a una población de poco más de un millón de habitantes. Arrasó la capital, Grozny, provocando una carnicería.

Chechenia padeció una guerra sucia en la que murieron cuarenta mil niños, sin imágenes, por la noche y entre la niebla. Es como si los británicos hubieran arrasado Belfast en los años setenta y ochenta o el ejército español hubiera arrasado Bilbao o San Sebastián en los tiempos en los que ETA se cobraba más de cien muertos al año. En Chechenia todavía hay violencia esporádica pero los disturbios se han extendido a las regiones vecinas de Dagestan e Ingushetia.

En esas zonas, al igual que en Afganistán, se practica la corrupción, el narcotráfico y el abuso de mujeres y niños para que participen activamente en la guerra. Rusia ha perdido muchos territorios después de la descomposición de la Unión Soviética.

La ligereza con que Eltsin concedió la independencia a catorce repúblicas no ha sido digerida por los rusos que no quieren perder ni un metro cuadrado más de su territorio. La guerra en el Cáucaso tiene también el aire de un conflicto de culturas. Los musulmanes que viven en esa región no quieren depender de Moscú.

Putin ha creado una democracia frágil, ficticia, que no permite desviaciones soberanistas o secesionistas. La fuerza puede ser eficaz a corto plazo. Pero Moscú deberá utilizar la inteligencia política para mantener la unidad en un ámbito de diversidad. El poder duro sólo puede ser eficaz si va acompañado del poder blando que es el de convencer y no el de imponer por la fuerza.

Publicado en La Vanguardia.es el 30 de marzo de 2010

  5 comentarios por “La fragilidad de una Rusia fuerte

  1. Hola Sr. Foix. Un altre bon article dels seus. Estic d’acord amb les seves afirmacions. El titulo de » La fragilidad de una Rusia fuerte » también podría decir » La fragilidad de la Democracia «. Porque si la Democracia es bobalicona y demasiado permisiva, permite que se cuelen todas las mafias internacionales posibles. Y con ellas también se cuela la permisividad religiosa fanática. Y de ahí el terrorismo y la corrupción. Parece que con la Democracia todo es permisible y todo es libertad. Y no es así. Pues todos sabemos que la palabra Democracia quiere decir » Gobierno del pueblo por el pueblo » Lo que le ocurre a Rusia le puede ocurrir a cualquier nación. Pongamos por ejemplo a España, ect.

  2. En política (como en las demás cosas) está todo inventado; no existen los imperios democráticos. Un imperio, o se mantiene por la fuerza o se viene abajo.

  3. Se puede pasar del comunismo al capitalismo con facilidad, solo se necesita ser un sinverguenza y que te importe poco el pueblo.

  4. Sr.Foix: Hace ya casi veinte años que empezó la transición al capitalismo en Rusia, al caer el muro de Berlín vieron las barbas del vecino cortar. La lucha de las élites gobernantes por el poder conllevó el hundimiento del estado, propiciando el resurgimiento de una nueva oligarquía, la privatización de cualquier empresa pública medianamente productiva, la perdida de la protección social y consiguientemente la pobreza de más de un tercio de la población. La transición tuvo la ventaja de no generar procesos revolucionarios de difícil control, pero conllevó el problema de ver a los mismos perros con distintos collares…

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