El guía de Saint Paul

El guía de Saint Paul de Antoni Coll

El guía de Saint Paul de Antoni Coll

Antonio Coll ha escrito un nuevo libro. Sobre Inglaterra y sobre las pistas que sigue a través del guía de la catedral de Saint Paul. Este es el prólogo que me ha pedido para el libro que se acaba de publicar por Editorial Milenio de Lluís Pagès.

Londres conserva escrita su historia en sus calles, en sus edificios y parques, en los monumentos de pasadas glorias militares y expediciones coloniales. Es la ciudad menos revolucionaria pero la que más revolucionarios de otros países ha acogido en tiempos de convulsiones continentales. Londres es una ciudad completa que te permite vivir en libertad, en el anonimato, en una frenética actividad cultural o gastando horas y días en lecturas inacabables. Samuel Johnson decía que quién está cansado de Londres, está cansado de la vida.

Antonio Coll podía haber nacido en un barrio de Londres o en un suburbio de Liverpool. Tiene una gran capacidad de observación, mira la realidad con cierta distancia, despliega un aire irónico que mezcla con una sonrisa siempre afable. Le vi admirarse de Londres a finales de los años setenta. Luego ha vuelto muchas veces y ha escrito novelas y columnas sobre sus experiencias londinenses.

Ahora nos entrega El Guía de Saint Paul, un ensayo muy logrado con un único personaje de ficción que hace de hilo conductor y que bien podría ser realidad. Saint Paul’s Cathedral ha permanecido durante catorce siglos en el promontorio de Ludgate Hill, a las puertas de la City de Londres, y ha conocido todo tipo de transformaciones debidas a incendios, a las invasiones normandas, a los ataques aéreos de la aviación nazi al comienzo de los años cuarenta, a los rayos que con frecuencia destruían los edificios de madera en los tiempos en los que San Agustín de Canterbury consagró la iglesia en el año 604.

El libro tiene tres escenarios y cada uno envuelve al otro. El marco es la ciudad de Londres, la capital de un imperio, que ha cautivado a millones de personas a lo largo de la historia. La última invasión que sufrió Inglaterra fue la de los normandos en 1066. Nunca ningún pueblo ha podido dominar las islas al otro lado del Canal de la Mancha. Napoleón lo pretendía. Hitler lo intentó con la fuerza bárbara. Londres ha resistido siempre aunque haya acogido a gentes de todos los continentes y todas las culturas.

El primer zoom literario de este ensayo se acerca a Saint Paul’s Cathedral, la obra maestra de sir Christopher Wren, el arquitecto que construyó a finales del siglo XVII lo que pretendía ser la gran catedral anglicana, muy cerca de la City y de la Torre de Londres.

Con la ayuda del guía el lector se paseará por las naves de la gran catedral. Observará las tumbas de ilustres militares imperiales como el duque de Wellington y el almirante Horacio Nelson, aquel que dijo en la batalla de Trafalgar que “Inglaterra espera que cada uno cumpla con su deber”. Perdió su vida en el fragor de la batalla naval de la que Inglaterra saldría victoriosa.

Fue en la nave central de la catedral donde se celebraron los funerales de Winston Churchill, los sucesivos jubileos de la Reina, la boda entre Carlos y Diana y todos los acontecimientos patrióticos que van acompañados de pompa y circunstancia.

Transitando por sus estancias marmóreas se tropieza con las tumbas del pintor William Turner que plasmó los inmortales lienzos sobre la inclemencia de los mares. También se puede contemplar el mausoleo de Alexander Fleming.

Antonio Coll se detiene en el retablo del altar de una capilla lateral que lleva el título The Light of the World y que es obra del pintor pre-rafaelita William Holman Hunt. Es un Cristo que aparece con una linterna en la mano y que surge de la penumbra de unos árboles pegados a un jardín.

A partir de ahí, el guía de Saint Paul no se limitará a mostrar lo que se ve y dar las explicaciones rutinarias de todos los que recitan de memoria para públicos en tránsito. El guía transmitirá lo que fue esta corriente artística y la aventura vital de Hunt, para acabar fijándose en cada detalle del cuadro hasta el sorprendente detalle final.

A partir de este momento y después de que desfilen personajes de la época victoriana, de los muchos años en los que Karl Marx frecuentaba el Museo Británico y escribía El Capital y su correspondencia con Frederich Engels, de exploradores, misioneros y científicos, de políticos que van desde Winston Churchill a Tony Blair, el libro adquiere un carácter más reflexivo y filosófico.

Se consideran los distintos elementos del cuadro con la prosa sencilla pero no exenta de profundidad que ha utilizado siempre Antonio Coll. Habla de las tinieblas que envuelven la escena, la figura de Cristo llamando a la puerta, una puerta que sólo puede abrirse desde dentro, sus ropajes sacerdotales, su doble corona de rey y de espinas, el farol que lleva en la mano y que proyecta una luz amable, que no se impone pero que alumbra.

Cada objeto de contemplación se convierte en símbolo de valores espirituales, desde la negación a Cristo hasta la fe, por un recorrido muy elaborado que llama en su ayuda al testimonio de grandes personajes de la vida inglesa de los últimos siglos en los que desfilan Chesterton, C.S. Lewis, John Henry Newman, Ronald Knox, Malcolm Muggeridge o Alex Guiness.

Esta es la parte esencial de El Guía de Saint Paul, que en su conjunto es un retrato de la cultura inglesa desde la Reforma a nuestros días, con interesantes aproximaciones al diálogo entre la Iglesia Anglicana y la Católica y otras cuestiones que son de plena actualidad en Europa.

Quienes conozcan Londres o deseen conocerla, quienes se sientan emocionados contemplando la belleza de una Catedral, como le ocurrió a Cervantes con la de Sevilla, quienes deseen aproximarse a un movimiento artístico único, no se sentirán defraudados por las reflexiones de Antonio Coll. Y si se preguntan sobre las grandes cuestiones humanas que han pasado y transcurrido por la gran ciudad de Londres, hallarán un filón de sugerencias basadas en la vida de personas que algún día habitaron en las miles de calles de esta ciudad que parece no tener límites y que visitaron el templo, como lo puede hacer el lector de la mano de un guía con recursos que acaba cautivando al explorador del Londres casi eterno.

 

Lluís Foix