Los que no quieren esta Europa

La idea original de Europa que quiere ser anulada o cambiada por distintas fuerzas internas y externas.

El mayor riesgo que podría correr el gobierno que salga de las urnas el día 28 de abril es equivocarse en su política europea, es decir, apartarse de las coordenadas que los dos grandes partidos europeos han construido en el último medio siglo y que han producido algo tan inédito y tan humanista como el Estado de bienestar.

No hemos llegado a este punto de un día para otro ni con la sola participación de los estados grandes. Ha sido un proceso de complicidades en el ámbito de una misma civilización pero con culturas, lenguas, historias y talantes muy diversos. El poder de persuasión de la Unión Europea es el de un club que exige a los demás que acaten las mismas normas que cumplen todos.

¿Qué es lo que ha hecho que Europa haya pasado de ser una incubadora de guerras mundiales a una correa de transmisión de paz y de convivencia democrática? La respuesta, según Mark Leonard, es sencilla: la legalidad internacional. La ley y el derecho son los instrumentos que han hecho posible que Europa haya sobrevivido a las desgracias de las guerras del siglo pasado y se haya convertido en una referencia en el mundo.

Este modelo es posiblemente la única exportación incuestionable que Europa puede ofrecer al exterior. Así lo creían Helmut Schmidt, Helmut Kohl, François Mitterrand, Felipe González y, hasta cierto punto, Margaret Thatcher. Esta realidad fue posible por el paraguas económico, militar y diplomático de los sucesivos presidentes de Estados Unidos hasta que George Bush, padre, en enero de 1991, declaró en el Congreso que “el fin de la guerra fría había sido una victoria para toda la humanidad y el liderazgo de Estados Unidos, el instrumento que lo había hecho posible”.

Las elecciones europeas del 26 de mayo obligan a revisar la situación y a considerar cómo se puede mantener el Estado de bienestar y, sobre todo, cómo se puede asegurar la cohesión europea ante las amenazas reales que se han agitado en el interior y también las que vienen de fuera.

La paradoja más inquietante es el cambio de criterio en la Administración Trump, que ha dado muestras reiteradas de su desinterés en mantener las alianzas económicas, militares y políticas con la Unión Europea. El viaje reciente de Mike Pompeo, su secretario de Estado, a varios países que fueron dominados por el Kremlin durante más de medio siglo ha sido un nuevo disparo desde Washington a la línea de flotación de la unidad europea.

Pompeo se reunió con el presidente Orbán de Hungría, que no comparte los fundamentos básicos de la Unión. El discurso de la vieja y la nueva Europa que fue elaborado por Donald Rumsfeld en plena guerra de Irak en el 2003 vuelve a resurgir. En aquella interpretación divisoria de Europa participaron muy activamente José María Aznar, Tony Blair y el mismo presidente George W. Bush en contra de los criterios de Francia y Alemania.

El aliado más importante de la Unión Europea se hace el enfadado y hostiga a los socios principales como Alemania y Francia. Italia, el país que más entusiasmo europeísta había mostrado, está en manos de Matteo Salvini, que discute y rebate las decisiones adoptadas en Bruselas.

El partido de Salvini exhibe sus simpatías por la Rusia de Putin, igual que el Frente Nacional de Marine Le Pen y los principales partidos de extrema derecha que van avanzando posiciones en el mapa global europeo.

En este contexto cabe situar también las varias muestras de simpatía de Carles Puigdemont hacia el Kremlin. En una entrevista en el diario ruso de mayor difusión dijo hace poco que una Catalunya independiente tendría muy buenas relaciones con Moscú. Putin hace un buen trabajo con el Brexit y Catalunya, era el titular de La Contra de este diario al escritor escocés Charles Cumming el 14 de febrero. Lo mismo afirmaba el 31 de enero el filósofo francés Bernard-Henri Lévy al asegurar que “populismos y nacionalismos debilitan a Europa ante ­Putin”.

La presencia de Puigdemont en Waterloo no se traduce en gestos de reconocimiento a las instituciones de Bruselas sino en críticas abiertas a los líderes europeos por no reconocer la causa de la independencia. No se da cuenta de que el principio de legalidad forma parte sustancial del funcionamiento de la UE. El conflicto catalán cabe situarlo en una confrontación con España pero también en una pieza de desestabilización europea. ¿Se dan cuenta Puigdemont y Torra? ¿O ya saben que tocan esta partitura?

Las hostilidades hacia Europa vienen, pues, desde Estados Unidos y Rusia, por motivos muy distintos aunque con resultados igualmente preocupantes. El Brexit, curiosamente, ha sido alentado por Donald Trump y por Vladímir Putin. Se quiere dinamitar la UE no tanto por lo que hace sino por lo que representa, un espacio de convivencia y de libertades desde el respeto y el entendimiento mutuos. Steve Bannon se ha instalado en Italia con el objetivo de que ganen las fuerzas extremas que no destruyan la UE sino que la cambien con políticas populistas y escasamente democráticas.

Publicado en La Vanguardia el 20 de febrero de 2019

  7 comentarios por “Los que no quieren esta Europa

  1. Sr. Foix ; He leido y meditado sobre su talentudo artículo de hoy …» Los que no quieren estar en Europa »

    Estoy de acuerdo en todo lo que nos comunica e informam en cada uno de los 12 parrafos que lo integran.

    En especial tomo nota del parrafo 6, referido a » Herr » Trump. El cual pienso que, presuntamente, actua al mas puro estilo Herr Hitler.
    pues como Hitler, » no vive la realidad «.

    Tomo nota también, de lo que Vd. nos dice de Talvini, en el parrafo 9 , ect.

    También tomo nota de lo que Vd.nos cuenta e informa en los parrafos 10, 11 y 12 de su artículo.

    Donde expresa la verdad y la realidad del momento y de la actuación de los personajes , que mas nos preocupan y porque nos afectan sus decisiones.

    • P.D. Correción de error por lapsus :

      En la 2ª linea del 1er parrafo, donde dice : » Los que no quieren estar en Europa » …. lógicamente debe de decir : … » Los que no quieren esta Europa » «

  2. En resumen, Europa no quiere mas jaleos, con los problemas que tiene con Putin,Trump,China y Venezuela, es suficiente.
    -Tendemos espontáneamente a pensar que quienes provocan calamidades son siempre malvados y lo hicieron a propósito («efecto Knobe»). Pero no es cierto: hay personas honestas que, por fidelidad a sus convicciones, provocan resultados funestos.» La paradoja de Bentham (articulo de M.Conthe) …»No por el resultado de sus acciones, sino por sus intenciones debieran ser juzgados los hombres.»
    Marco Aurelio.

  3. Un gran artículo, gracias Sr. Foix.
    Además de ilustración e información respira una gran dosis de autenticidad. Más le valiera al puñado de políticos, de aquí y de allá, que nos gobiernan o nos quieren gobernar, leer y releer este y otros del mismo carácter. Aceptar la sabiduría, hacerla propia y aplicarla dejando por un tiempo, mejor para siempre, sus ambiciones exclusivamente personales.

  4. Los populismos son rehenes de su propia frustración y desesperación por alcanzar el poder a costa de de rupturas y promesas inalcanzables, mesias que predican un paraiso de plenitud para todos.
    Por aquí ya predican sin sonrojarse y, lo que es peor, citando la democracia una y otra vez.
    Malos tiempos por venir, estamos en manos de locos borrachos de mesianismo.

  5. Sr. Foix : Lo que Vd. nos dice en este su artículo de hoy, es cierto.

    Pienso que los grandes corruptos mundiales, que actualmente tienen el poder decisorio sobre las naciones que no lo tienen, están forzando e intentando destruir la unidad y la cohesión de Europa, para su propio beneficio.

    Es aquello de » El poder corrompe y a rio revuelto ganancia de pescadores »

    aprovechando que los jovenes y medio maduros políticos actuales …NO VIVEN LA REALIDAD y no perciben que el peligro nos acecha a cada pais de la Union Europea.

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