Políticos y riquezas

Un canal de televisión propiedad de Berlusconi ha sido multado por defender en demasía a Berlusconi en la campaña electoral. Pero qué esperaban.

El ex canciller Schröder es acusado de tener un sueldazo de una empresa de gas rusa a la que le dió un proyecto importante poco antes de abandonar la cancillería.

Aznar hace campaña en Italia a favor de Berlusconi y, así como de pasada, le clava banderillas a Zapatero directamente como si fuera Prodi.

En Marbella hay una auténtica limpieza de concejales corruptos hasta el punto que el gobierno ha tenido disolver un ayuntamiento. Un hecho insólito. Cuántas Marbellas debe haber en este Mediterráneo tan nuestro, tan mare nostrum.

El primer ministro Villepin está a favor de una reforma laboral pero el presidente Chirac le corrige levemente y deja que su adversario Sarkozy, también en el gobierno, haga de puente con los estudiantes que se manifiestan.

El Times de hoy publica una encuesta en la que la mayoría de británicos no esperan que Tony Blair haga nada más de bueno. Mejor que se marche cuanto antes.

Angela Merkel es más popular fuera de Alemania que dentro. Pero ha puesto en marcha un programa que puede salirle bien.

Europa está cansada. De sus líderes y quizás de sus sistemas, cansada de su comodidad, de sus discursos autocomplacientes, de la rapidez en que se transmite la información y el conocimiento. Cansada de un bienestar que esconde miedos cargados de incertezas.

En el ancho mundo parece que a los políticos les interesa mucho el dinero y a los millonarios les gusta el poder. No se puede tener todo. Hay que escoger. Ser muy rico te hace muy rico pero no más poderoso. Y tener poder no suele ser rentable.