Más que una boda

He recorrido el trayecto de la boda real de hace casi treinta años. Fue en julio de 1981 y en las páginas de este diario estarán las crónicas que envié de aquel fastuoso enlace. En estos días de primavera estival, Londres se prepara para volcarse en la próxima gran boda. Como si nada hubiera ocurrido desde que Carlos y Diana exhibieron en público sus desavenencias y deslealtades hasta de mal gusto. La monarquía británica lo aguanta todo, supera las fragilidades de las cabezas coronadas y todo lo que cuelga de ellas, es un elemento de legitimidad institucional aunque su poder se concentre en una simbología desfasada pero que fascina a los ingleses.

William y Catherine

Diana no aparece por ninguna parte pero su fantasma flota en el imaginario de un país que The Guardian calificaba ayer como una “nación unida en un escepticismo tolerante”. Diana no está pero está. Es la madre del príncipe William y una referencia, en lo bueno y en lo menos bueno, para toda una generación de británicos. Las claves sobre el misterio de su muerte bajo un puente del Sena en París son demasiado simples para ser aceptadas.

El príncipe William y su novia Katherine no se casarán en St. Paul’s sino en la abadía de Westminster. Nada puede tener relación con los fastos de hace treinta años. La inseguridad de aquellos príncipes que no se casaron por amor hay que combatirla con un idilio perfecto que fortalezca la monarquía, en la que más pronto que tarde se tendrá que proceder a la sucesión en el trono. No hay republicanos en Inglaterra y los que hay no cuentan. Hubo un diputado en los años setenta que se proclamaba republicano pero era como una de esas rarezas humanas que se desgañitan en la esquina de Hyde Park a la luz del día.

Recordando lo emocionante y espectacular que fue aquella boda y viendo ayer por la mañana las fiestas populares que se preparan en el barrio de Hampstead, me ha venido en mente aquel verso de Shakespeare en los Dos caballeros de Verona: “Oh!, cómo esta primavera de amor se parece a la incierta gloria de un día de abril”. O aquella cita de T.S. Eliot al recordar abril como el más cruel de los meses.

Pase lo que pase, el adorno de la monarquía es necesario en un país poco dado a revoluciones y dispuesto siempre a mantener las cosas cuanto más viejas y más frágiles mejor, ajeno a poner en los altares de ideologías novedizas lo que es inútil.

Publicado en La Vanguardia. el 26-4-2011

  10 comentarios por “Más que una boda

  1. Sí, Amic Lluís, Aquest matí ho he llegit a La Vanguardia. Es ben cert la «Flema Britànica» no s’immuta…..Que vagi bé «LA BODA» que entretindrà a britànics i a no britànics el proper divendres….el món vol estar divertit i distret, amb «bodes»,»futbol» ….Bona Festa de la Mare de Déu de Montserrat. Josep

  2. El Sr. Foix aun y dandole algun currito al tema, hoy va de boda.
    A mi entender los britanicos son de lo mas papanatas con el tema de la monarquia y todo el boato que lo rodea. El Sr. Foix que creo que no es de lagrima facil y mas bien es un esceptico positivo, dice que se emociono hace treinta años con la cosa de la boda. Algo habra pues en toda esta parafernalia decadente, obsoleta y ridicula, pero yo no lo se ver.

    • Y ya puestos en plan «Hola» lo que tambien me tiene en un sinvivir similar a lo de la boda objeto de la columna del Sr. Foix, es si Carla Bruni esta embarazada o no y si el de las alzas que dice dirigir Francia es el padre.

  3. Sr.Foix: Me quedo más tranquilo al saber que Vd estará controlando en los fastos de la primera gran boda del siglo, no me negará que no tiene morbo ver en esa ceremonia y cogidos de la mano al principe Carlos y su amante de toda la vida y ahora feliz esposa, Camila Parker Bowles, estoy seguro que Diana se removerá en su tumba y querrá salir, me imagino la escena…Diana gritando…¡estoy viva!¡estoy viva!…y Camila pisando con rabia la lápida, ¡no bonita no!, ¡¡ tú lo que estás es mal enterrada…!!
    Espero que el Sr.Rafael Ramos no me defraude y nos regale un artículo de los suyos, con intriga, argumento y desenlace, la ocasión lo merece sin duda.

    • Bartolomé, ya veremos lo que dura esta boda, esta chica es más lista que Diana y ya ves cómo acabó aquello.

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