La suerte de Martino

Martino no ha fallado todavía

Martino no ha fallado todavía

Messi es de carne y hueso y no aquella figura de goma que parecía cuando empezó a maravillar en el primer equipo hasta convertirse en el mejor jugador del mundo como acreditan sus cuatro balones de oro. Su lesión le va a mantener alejado de las competiciones entre seis y ocho semanas. Que se tome su tiempo y que se recupere antes de que lleguen los meses decisivos antes de acudir al Mundial de Rio. Gracias, Messi, por todo lo que has dado al Barça y al fútbol mundial.

La vida sigue y los debates sobre el Barça de Martino seguirán con la intensidad acostumbrada. El técnico argentino parece que no entiende de qué van tantas espadas cruzadas en columnas y tertulias cuando en la decimotercera jornada de Liga no se ha perdido ningún partido, se han marcado 38 goles y se han encajado 8. Se pasa a octavos de la Champions y los dos perseguidores en la Liga van a tres y a seis puntos respectivamente.

Me parece que Martino sí que entiende lo que está en juego. Sabe que sólo se aguantará en la galería de intocables si gana partidos y si en estos tiempos de ausencia de Messi sabe mantener el liderazgo y avanzar en Europa. Cuenta con Neymar y Valdés, dos jugadores, uno que ha llegado y el otro que se está yendo, pero los dos son decisivos en las victorias del Barça. No son los únicos. No hay problemas en la defensa que fue el gran tema del comienzo de temporada. Bartra, Puyol, Piqué y Alves conviven con la tranquilidad y eficacia de Mascherano. Busquets es grande y Xavi e Iniesta salvan partidos. La ausencia de Messi se notará pero los malabarismos de Neymar y la sorprendente recuperación de Alexis pueden suplir con ayuda de Tello y Pedro. ¿Tiene suerte Martino? Quizás. Pero hasta ahora ha sabido ganársela.

Publicado en Mundo Deportivo el 12 de noviembre de 2013

  2 comentarios por “La suerte de Martino

  1. En aquest article s’ha superat, Sr. Foix. Millor parlar de futbol que de «formes» i «educació»… Però no es cregui del tot al Chomsky… El que s’escriu queda escrit…

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