El miedo y los populismos

El candidato republicano, Donald Trump, En uno de los muchos debates previos a las primarias norteamericanas

El candidato populista Donald Trump, en uno de los muchos debates previos a las primarias de los republicanos

Una sensación de inseguridad recorre Europa y el mundo occidental. Los tiempos de cambios no responden únicamente al desgaste de los sistemas democráticos sino a la transformación que se ha producido en la sociedad en poco más de una generación. La democracia es un vehículo que transporta y administra los intereses contrapuestos de toda sociedad.

La inseguridad crea miedo. Y el miedo puede promover soluciones fáciles y rápidas, gestionadas por el que monta un discurso que demuestre cómo los gobiernos engañan o sirven mal a los ciudadanos. No nos engañemos, la política y los políticos son necesarios. En la versión de la vieja política o de la nueva. Lo que es siempre desaconsejable es poner el contador a cero, con la pretensión de que todo lo que se ha hecho hasta ahora es caduco, corrupto y mal gestionado.

Hay políticos y partidos que se pierden en los recodos de la historia porque ya no sirven para lo que fueron fundados. Es sintomático el cambio de siglas, de nombres y de programas. No se trata solamente de confusión semántica sino de transformaciones de fondo. Los que se ponen camisetas con siglas distintas es que están jugando en equipos diferentes. Los votantes lo saben y actuan en consecuencia.

A la larga, las sociedades juzgan mejor los actos que las intenciones, las realidades que los discursos y la coherencia acaba obteniendo premio. Pero, mientras tanto, los relatos se imponen con la ayuda de argumentos simples que son la antesala de los populismos.

Uno de los rasgos de los populismos es señalar a los enemigos que están fuera, que nos odian o que nos quieren destruir. Ningún país es inmune a esta simplificación de la política. La irrupción de Donald Trump en el debate republicano en Estados Unidos es una consecuencia del miedo de la comunidad blanca, anglosajona y protestante (los wasp) a perder el control político de un país en el que las minorías van equilibrando demográficamente a la población y a las élites de procedencia europea que han controlado el poder en Washington desde el comienzo. Los atentados de los yihadistas del EI en tantos países han llevado a Trump a sacar el espantajo de la inmigración anunciando que prohibiría la entrada de los musulmanes en Estados Unidos.

El populismo norteamericano ha conseguido más del 50% en las encuestas de la batalla de los republicanos. Dice Marc Fumaroli que, para Estados Unidos, la democracia es una aristocracia sin nobleza, abierta a todos, una competición deportiva como el maratón de la Quinta Avenida. Todo muy mezclado, todos en la línea de salida, pero que gane el mejor. La historia demuestra que los más preparados no son siempre los que ganan.

Las personas cuentan y sus cualidades son valoradas por los electores. Pero si un político quiere servir a todos con las ideas y programas que representan a unos pocos, lo normal es que acabe en un precipicio. Sin embargo, ahora son épocas de agitar el miedo contra los demás. En Europa los populistas de derechas están en el poder en Hungría y en Polonia. Y forman parte del Gobierno en Finlandia y Suiza. Tienen altas bolsas de votantes en Holanda, Dinamarca, Suecia y Gran Bretaña. En Francia, Marine Le Pen perdió en la segunda vuelta de las regionales pero es la fuerza más votada, lo que le puede permitir llegar a la segunda vuelta de las presidenciales del 2017.

El populismo de derechas se impone en la Europa del norte y el de izquierdas acampa en los países meridionales. Grecia y Portugal son dos ejemplos, no iguales ­pero muy parecidos. El ­elemento común del re­surgimiento de los populismos en toda Europa y Estados Unidos es el miedo a perder la seguridad eco­nómica y la identidad cultural. Roosevelt y Kennedy fueron populistas progresistas, y Ronald Reagan fue un populista conservador. El capitalismo popular de Margaret Thatcher fue una experiencia que ha tenido una gran proyección en la Europa de los últimos treinta años.

En lo que queda de campaña para las elecciones del domingo próximo también se debate en tonos populistas desde la derecha y desde la izquierda. Con el nacionalismo de Estado a cuestas o con los nacionalismos que, como es el caso catalán, quieren crear una sociedad en la que el pueblo tiene que recuperar su protagonismo, bien en nombre de la nación o del ciudadano. No es lo mismo.

En todo caso, la corrupción no puede quedar impune y las desigualdades tienen que reducirse. Una sociedad estructuralmente corrupta no puede pro­gresar. Y un sistema cerrado a los mer­cados, con fronteras reales o imaginarias, que niegue la libre circulación de personas reconociendo su dignidad, no tiene futuro en un mundo globalizado. La interde­pendencia se está imponiendo por la fuerza de los hechos. Es compatible con la defensa firme de la cultura y los rasgos diferenciados propios de cada sociedad, pueblo o nación.

Publicado en La Vanguardia el 16 de diciembre de 2015

  18 comentarios por “El miedo y los populismos

  1. No votaré pas a un CORRUPTO INDECENTE ni a un RUIN MISERABLE.
    Malament si son mentidés. Pitjor si son veritats.
    O al revés, tam me fa.

  2. Cuando la democracia va mal,precisa más democracia,decía un estadista norteamericano.Lo que ocurre es que toda democracia que no evoluciona con la sociedad,tiene peligro de involucion (T.Roosevelt),paso primero hacia el dirigismo autócrata
    Estamos por supuesto en tiempos revueltos importantes en clima,emigraciones y energía;esto representa que billones de dólares estan en peligro,motivo suficiente en la especie humana,para «cualquier cosa»
    Todos estos miedos solo se podran superar,desde luego con democracia sin tapujos, sin dobles sentidos,y el respaldo de todos,médicos y abogados incluidos,que quiere decir,de cada uno de nosotros

  3. Que no Sr. Foix que ni miedo ni populismos.
    Cuando parece que el Frente Nacional va a arrasar en Francia, van los de siempre y «salvan» a la Grandeur. Que alivio!
    Cuando Trump parece que va a ganar, saldra el enesimo Bush y «salvara» al republicanismo americano. Vaya otro alivio!
    El sistema tiene montados estos puntos de fuga para obviar que se vea el trampantojo de tot plegat.

    Por aqui cuando Amazon va a montar una cosa guapa salen los sindicalistas de pa sucat em oli que tenemos y dicen que se creara empleo de baja calidad. Vaya perlas!
    Cuando tot fot pena, los del junts_pel_que_fagi_falta, amagan por enesima vez con la DUI mientras Montoro escruta hasta el gasto en papel tissue. Vaya con el pack cap a Itaca!

    En Bruselas si es de noche y aunque no llueva se les cuela el Abdesalam y lo que haga falta. Vaya papelon con la madre de todas las europas!

    En fin y de remate y por una vez que sale de detras del plasma y de Doñana leyendo el Marca, va un mozalbete y le fote un gancho de izquierda al marianin en Pontevedra… Accion del todo condenable, reprobable…. y … Que no.

    No hay miedo Sr. Foix, lo que hay es un despiporre general que es una risa y en cercanias a pedales que se han llevado el cobre. xD

  4. Sr Foix: estoy de acuerdo en que la política y los políticos son necesarios pero…..realmente se necesitan taaaantos políticos?

      • Sí. Pero tiene mucha tela. Porque cuanto peor este un país con fuentes energéticas mejor para los que las quieren. Y si el país en cuestión se vuelve discolo o si quiere, no sé por ejemplo desarrollarse a su manera, mal tema. Excepción hecha claro de los grandes. Pero vamos no deja de sorprenderme el listado de suministradores. Yo creo que es un tema importante porque España es 100% importador pero ningún candidato dice nada.

  5. Sr.Foix: las campañas electorales son ya de corto recorrido, los últimos días pasan cosas inesperadas, ampiamente repercutidas en los medios afines y son estas cosas las que acaban inclinando la balanza en uno u otro sentido al movilizar el voto de los indecisos…pero, hablando de populismos, hay un tipo de populismo que ya forma parte de la mayoría de partidos, ese populismo que promete elección tras elección, cosas que nunca se han cumplido, pero que vuelven a formar parte una y otra vez de las promesas electorales, sin que a nadie se le caiga la cara de vergüenza…

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