El factor Kremlin

Vladimir Putin es experto en ajedrez, artes marciales y espionaje desde que vio caer el muro de Berlin en 1989 siendo agente del KGB en la Alemania del Este.

La verdad se pasa muchas temporadas en el exilio y regresa para quedarse poco tiempo y volver a huir. Es difícil moverse con racionalidad cuando todo está radicalizado no sólo en España sino en Europa y Occidente. Así lo afirmaba Ben Rhodes, el que escribía los discursos a Barack Obama, en una entrevista en este diario. Las noticias falsas han recorrido la historia con total impunidad y en tiempos turbulentos como los actuales confunden a sociedades enteras.

La propaganda y la mentira no tienen escrúpulos y adquieren las gesticulaciones más inesperadas para convencer a los incautos. En su libro Fascismo, una advertencia, Madeleine Albright rememora el fascismo que vivió Europa hace casi un siglo y traza los paralelismos entre nuestra época y la que conocieron los europeos que no resistieron la propaganda y las mentiras de Mussolini primero y Hitler después.

Albright nació en Praga en 1937 y fue la primera mujer que llegó a ser secretaria de Estado norteamericana, en la presidencia de Bill Clinton. Su padre era un diplomático de la Checoslovaquia que nació después de la Gran Guerra. Se enteró por la prensa de que era judía cuando contaba ya 59 años y descubrió que no había nacido en un hogar de checos católicos sino en el seno de una familia judía que sería diezmada por el nazismo. Sabe de lo que habla cuando se refiere al fascismo.

Cuenta que en Checoslovaquia todo empezó cuando un tal Konrad Henlein, un ­exprofesor de gimnasia espabilado, barrigudo y corto de vista, se pegó a la locomo­tora nazi y dejó que lo arrastrara. Se convirtió en el portavoz de los que se hallaban en el seno de la comunidad alemana checos­lovaca en lo que sería conocido como la tierra de los Sudetes. No hacía sino inventarse historias sobre el supuesto maltrato de los alemanes checoslovacos por parte de la despiadada Praga. Sus invenciones, radiadas por los nazis desde Berlín, hicieron que muchos europeos llegaran a sintonizar con las furiosas declaraciones de Hitler y simpatizaran con la intervención en nombre de sus hermanos de raza.

El choque se produjo en septiembre de 1938 con la reunión en Munich entre Hit­ler, Chamberlain y Duvalier. Gran Bretaña y Francia cayeron en el mal menor del apaciguamiento y acordaron que Alemania es­taba legitimada para absorber en torno al 30% del territorio checoslovaco, la tercera parte de su población y más de la mitad de los minerales estratégicos. A cambio de no más anexiones. No habían pasado seis meses, cuenta Madeleine Albright con sar­casmo, cuando Hitler volvió por el resto. Todo empezó con mentiras repetidas obsesivamente.

Pienso que sería un desenfoque peli­groso si cada sociedad europea pensara que la radicalización es cuestión de la singularidad de cada país. Como en los años treinta del siglo pasado, el fenómeno es una tendencia general que no puede conducir a un final feliz. ¿Cuál es la mano que mece la cuna de los populismos que distorsionan el funcionamiento de democracias tan respetables como las de Estados Unidos y Gran Bretaña?

Albright recurre a sus vivencias de infancia en una Europa devastada por la guerra y aporta su historial académico y diplomático para señalar una tendencia que se ha extendido por Occidente y que tendría su epicentro en la Rusia de Putin y que habría arraigado en la Venezuela de Maduro, en la Turquía de Erdogan y en la Hungría de Viktor Orbán.

Una de las inquietudes que explican las excentricidades dialécticas de Donald Trump responde a lo que puede revelar próximamente el informe del fiscal Mueller sobre la injerencia de Rusia en las ­elecciones norteamericanas del 2016. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos revelaron que Moscú había utilizado ­herramientas virtuales para ayudar a Trump a llegar a la Casa Blanca.

Perturbaciones similares, asegura Albright, han tenido lugar en las elecciones celebradas en Francia, Italia, el Brexit británico, España, Holanda, las repúblicas bálticas, la República Checa, Ucrania y Georgia. Se ha confirmado que Salvini recibió más de dos millones de euros de Moscú en la campaña italiana. Entre las técnicas utilizadas figuran el robo y revelación de correos electrónicos, la elaboración de documentos falsos y el uso del anonimato en las redes sociales con la difusión de noticias falsas y difamatorias. Son ya muchos los analistas que han llegado a la conclusión de que la Rusia de Putin quiere desacreditar la democracia, en Estados Unidos especialmente, dividir Europa, debilitar las alianzas trasatlánticas y castigar a los gobiernos que se atrevan a discutir la visión política de Putin. Y aquí hay quien sostiene que el enemigo es España sin ponderar que podemos ser una pieza del tablero de ajedrez que se maneja a distancia desde Moscú. Putin es experto en ajedrez, artes marciales y espionaje desde que vio caer el muro de Berlín en 1989 siendo agente del KGB en la Alemania del Este.

Publicado en La Vanguardia el 27 de febrero de 2019

  7 comentarios por “El factor Kremlin

  1. Sr. Foix y compañeros del blog, en el día de hoy, hasta este momento y hora.

    Estoy totalmente de acuerdo, con todo lo que, nos transmite y opina talentudamente, nuestro anfitrión Lluis Foix, en este su artículo de hoy y sumado con todas las respuestas también talentudas y bien opinadas con realismo, por parte de José A Garcia, de dogbert y de R2.

    Unos son CAINES, con poder y enriquecidos millonariamente debido a ello, dicen grandes mentiras a su favor y beneficio y … aquellos ABELES y CAINES mezclados, que reciben las mentiras, tanto de la sociedad del malestar, como los de la sociedad del bienestar…. NO VIVEN LA REALIDAD y en su PANZA-CONTENTISMO ó INHUMANA TOLERANCIA, se dejan arrastrar,como las ovejas al matadero.

  2. Vladimir las ha visto de todos los colores y ahora ve a un Occidente cinico, hipocrita, blando, corrupto y perdido.
    Como buen atleta instruido en artes marciales aprovecha el impetu del adversario y sus mismas reglas para ir ganando cata a cata.
    No creo que el peligro venga por el Este. El peligro esta en el sistema capitalista occidental depredador, injusto y lleno de felones (toma ya!)
    El pelo panocha y el grasonet van directos al nobel de la paz y esto ya es el recochineo maximo.

  3. Refutar teorías conspiranoicas es agotador….Ver el concepto de » Guerras Posmodernas lleva implícito en su nombre la idea de superación histórica de las guerras de la Era Moderna, entendida a la manera anglosajona como el período que abarca del Renacimiento a la Revolución Industrial» https://guerrasposmodernas.com/2016/04/27/que-son-las-guerras-posmodernas/ Las Guerras Posmodernas son la forma de conflicto propia de la sociedad de la información en un mundo globalizado, donde los medios de comunicación e Internet ocupan un lugar importante. Así que la construcción narrativa del conflicto puede llegar a ser el elemento fundamental del conflicto. Esto es, para uno o varios bandos enfrentados la clave de su victoria puede estar no en el uso de la fuerza en el campo de batalla sino cómo su causa es presentada ante la opinión pública internacional para provocar una respuesta que lleve a actuar a gobiernos, organizaciones e individuos. En tal caso no es relevante lo que pasa sobre el terreno o lo sólida de la causa, sino cómo se construye la narrativa en los medios

  4. Rusia interviene en el escenario geoestratégico como hacen todos los países con poder para ello, tanto China como los E.E.U.U. hacen acciones similares y comenten ilegalidades como las que se asocian a Rusia. El control de las materias primas esenciales para el dominio del mundo es uno de los objetivos de esos estados. ¿Por qué estos páises no reconocen al CPI? ¿Por qué tienen veto en el Consejo de Seguridad de la ONU junto con Reino Unido y Francia? Porque ganaron la Segunda Guerra Mundial. No se pueden justificar las acciones que perjudican a la paz y a la democracia; pero Occidente no puede dar muchas lecciones, durante más de un siglo y medio ha construido fronteras nuevas a su antojo en África, Asia y Oriente Medio. Las empresas de los estados más poderosos son las que controlan la extracción y los beneficios de las materias primas. Rusia perdió la guerra fría y sufrió las consecuencias, que ahora se vuelven en contra al usar la globalización para debilitar a la UE que carece de una política social que consolide la democracia frente al populismo. Hay ataques externos pero también desde dentro de la UE se han fomentado los populismos, y un enviado de Trump está promocionado esos populismos en Europa. No veo a un solo culpable, creo que todos tenemos responsabilidades: se ha roto el contrato social entre clases, y eso es lo que hace que volvamos al punto de partida; 1914.

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