Recuerdo de los muertos en la Gran Guerra

La guerra que iba a terminar con todas las guerras fue una tragedia que sembró Europa de diez millones de muertos

A las once horas del día 11 de noviembre de 1918 se firmó el armisticio de la Gran Guerra en los bosques de Compiègne, a cien kilómetros de París. Se acababa la guerra que “iba a terminar con todas las guerras” con el triste legado de diez millones de muertos en los campos de batalla europeos, se descomponían cuatro imperios, se instalaba el principio de autodeterminación impulsado por el presidente norteamericano Woodrow Wilson, se puso en marcha la Revolución de Octubre de 1917 y se recomponía una vez más el mapa de los estados en Europa.

Hoy es el día del recuerdo en muchas capitales europeas. En Londres se repite el ritual de la presentación de coronas de flores ante el cenotafio de Whitehall con los líderes de los partidos políticos luciendo una amapola roja en el ojal, todos vestidos de negro, en señal de luto por la primera gran matanza en lo que se ha considerado la primera guerra civil europea del siglo XX. En casi todos los pueblos de Francia se levanta un monolito en el que figuran los caídos en aquella guerra. Los muertos de la II Guerra Mundial constan a continuación de los de la Gran Guerra.

Fue la guerra de los pueblos porque fueron los pueblos los que nutrieron a los ejércitos de toda Europa con el reclutamiento obligatorio de los que tenían la edad para ir al frente. Murieron los jóvenes universitarios, los de las clases menestrales y los obreros. Era la primera gran hecatombe europea del siglo XX que pondría fin a muchos siglos de hegemonía mundial.

Recorriendo los Atlas históricos se advierte que lo más habitual entre los reinos, las naciones y los estados de Europa es la guerra. Los conflictos se convirtieron en endémicos desde que el cardenal Richelieu declaró la razón de estado, aquella idea que prioriza los intereses de la estructura del estado por encima de las voluntades de sus ciudadanos.

Se me ocurre relacionar aquel 11 de noviembre de 1918 con el 9 de noviembre de 2009 en el que viejos aliados y antiguos enemigos celebraron en Berlín el veinte aniversario de la caída del Muro. Europa certificaba su conciliación después de un siglo de violencia, guerras y dictaduras que causaron la muerte a ochenta millones de europeos, según las estimaciones más conservadoras.

Al término de la última gran tragedia unos cuantos europeos dijeron basta a la guerra. Adenauer, De Gasperi, Monet, Schumann, Spaak y otros impulsaron el movimiento de paz, libertad, convivencia y progreso que se ha convertido en la Unión Europea cuyo objetivo fundamental no es otro que evitar la guerra. Todo lo demás es secundario si tenemos en cuenta el historial de nuestras guerras.

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