Oppenheimer y Einstein

Las enigmáticas palabras que se cruzan Robert Oppenheimer y Albert Einstein en la película de Christopher Nolan

Los breves encuentros entre Robert Oppenheimer y Albert Einstein que nos presenta Christopher Nolan en su exhaustiva revisión de la vida del inventor de la bomba atómica son intencionadamente enigmáticos. Muchos físicos, Einstein entre ellos, no aprobaron que Truman ordenase la destrucción apocalíptica de Hiroshima y Nagasaki sin advertir a los japoneses que ya no podían ganar la guerra.

El hecho es que Oppenheimer, el padre del artefacto, tampoco era partidario de que sus logros científicos acabaran con la vida de decenas de miles de civiles. Pero consideró que la bomba atómica era un logro de la ciencia que serviría para derrotar al nazismo y acabó forzando la capitulación de Japón.

Oppenheimer fue el héroe del momento, pero vivió el resto de sus días en una batalla interna entre los avances conseguidos por la ciencia y las consecuencias letales de su invento. En su encuentro con Truman en la Casa Blanca le dijo que tenía sangre en sus manos. Su patriotismo fue cuestionado y el maccarthismo que vino después le desposeyó del reconocimiento político y cívico por sus relaciones con miembros del Partido Comunista, sus simpatías con las brigadas internacionales de la guerra civil española y por no haber apoyado la bomba de hidrógeno.

Las contradicciones internas de Oppenheimer, tan íntimamente explicadas por Nolan, plantean crudamente el debate que conecta la ciencia con la ética. Es cierto que muchos países disponen de la bomba atómica, pero ninguno más la ha utilizado. El inventor pensaba que se convertiría, como de hecho ha ocurrido, en armas de destrucción mutua asegurada. Los dos escorpiones dentro de la botella no se morderán porque morirían los dos.

El mismo debate se plantea hoy con la Inteligencia Artificial al tener que decidir si continuamos sin límites con el desarrollo de la tecnología aún al precio de eliminar el protagonismo de la actividad humana. El padre de la IA, Geoffrey Hinton, ha advertido de los peligros de su invento que puede hacer mucho bien pero también un gran mal.

La historia demuestra que cuando hay algo técnicamente posible acaba haciéndose. Habrá que volver a la ética y al derecho en unos tiempos en los que los principios éticos son cada vez menos vinculantes.

Publicado en La Vanguardia el 28 de julio de 2023

  5 comentarios por “Oppenheimer y Einstein

  1. Ens agradaria saber si el Sr. Foix comparteix la teoria que Truman va llançar les dues bombes atòmiques, no per a aturar els japonesos, sinó per a advertir Stalin del poder absolut dels EEUU i disuadir-lo de «baixar» cap al Sud i ampliar el seu domini a Àsia.

  2. Pequeña discrepancia con el Sr. Foix sobre si se advirtió a los japoneses de que no podrian ganar la guerra. El 26 de julio los Aliados, en la Declaración de Postdam indicaron en términos de ultimatum que las acciones de guerra conducirian a «la inevitable y completa destrucción de las fuerzas armadas japonesas e inevitablemente la devastación del suelo japonés». Incluso en los bombardeos (en Nagasaki) se envió una carta dirigida al profesor Ryokichi Sagane, un físico nuclear de la Universidad de Tokio, quien había estudiado con tres de los científicos responsables de desarrollar el arma nuclear. El objetivo de dicha misiva era pedirle que le dijera al Estado Mayor japonés el daño que involucraban estas armas de destrucción masiva, además de que hiciera todo lo que estuviera a su alcance para convencer a las autoridades del país de terminar la guerra (Wikipedia).
    Los bombardeos aliados «convencionales» sobretodo con bombas incendiarias a lo largo de los meses de junio y julio de 1945, havian causado una enorme devastación en varias ciudades japonesas con números de víctimas que duplicaban la causadas por las dos bombas nucleares. Tal horror no hacía pestañear a los militares, aliados o japoneses. Las bombas de Hisoshima y Nagasaki iban a ser seguidas de otras (habia 4 dispuestas), tan pronto com el 16 de agosto como parte de la preparación de la invasión de Japón, en la que era previsible que causase victimas en un lado y otro en exceso del millón según las estimaciones del Estado Mayor americano. Muchos historiadores consideran que lo que realmente motivó la rendición japonesa fue la declaración de guerra de la Unión Soviética.
    Que los científicos tengan reticencias éticas sobre el uso maligno que se haga de sus hallazgos o inventos és sólo natural a su condición. La decisión política, como muestra en la película la estupenda secuencia de Gary Oldman en el papel de Harry Truman, fue del presidente de los EEUU. Como lo fue la de no seguir con más bombas.
    Las bombas atómicas fueron un horror y causaron cientos de miles de víctimas (japonesas), pero evitaron muchos cientos de miles más de vidas japonesas y aliadas. Si, además, como muestra de elementos disuasorios contruidos alrededor de la MAD (Mutual Assured Destruction) evitaron muchas muertes más a lo largo de la enfriada «Guerra fría» es para la especulación y/o el estudio.

  3. No he compres may, que despres de veure els efectes devastadors de la primera bomba a Hyrosima, es llançes la segona a Nagasaki.

  4. USA no va llençar la bomba contra Corea del Nord i la Xina.
    El problema no era si fer la bomba atómica si no el que la feia i tirava primer.

    La reflexió que no fa el film és per què no s’ha desenvolupat el reactor de Fusió nuclear almenys al mateix ritme que el de fissió. El Sr. Foix tampoc.
    A Barcelona hi ha un equip del Programa experimental de la Fusió, l’ ITER. Ningú li fa cas ni el coneix. Es la gran esperança blanca de l’energia barata. Es mereix més pressupost i reconeixement. Cal que ens impliquem i m’agradaria que el Sr Foix també,

  5. Bon dia Sr. Foix
    La invenció de la bomba atòmica fou una tasca col·laboratoriva. Oppenheimer fou el director o coordinador per les seves capacitats científiques i de gestió de la recerca en grup.
    L’ètica no s’aplica enlloc, desgraciadament. L’afany del benefici econòmic es destructiu. A la película un personatge diu que el poder verdader hi és a l’ombra. I Einstein li diu que ells, per el sistema polític, faran el que vulguin.
    La IA es perillosa, però els dona igual. Per cert, la IA no és inteligent, pateix de la condició del seu origen: humà, porta tots els defectes del ésser humà. N’és una projecció de les nostres mancances i oer això és perillosa.
    Salutacions

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