España única o plural

Un pacto de Estado entre el grueso de los dos bloques protegería el buen gobierno.

Los resultados del domingo dieron un Parlamento de dos grandes bloques en el que la victoria del Partido Popular no le alcanza para gobernar, ni con la ayuda de Vox. El Partido Socialista intentará reunir una mayoría suficiente extraída de formaciones heterogéneas cuyo denominador común es frenar un gobierno en el que la extrema derecha llegue a formar parte. La prensa anglosajona ha descrito la situación como un hung Parliament , una de cuyas traducciones podría ser la de un Parlamento inestable o colgado.

Pedro Sánchez descarta una repetición electoral aduciendo que “esta democracia encontrará la fórmula de la gobernabilidad”. Argucias no le faltan y ha demostrado capacidad para superar obstáculos que parecían insalvables aun a riesgo de contradecirse en varios frentes y en muchas ocasiones.

El obstáculo mayor no es ideológico ni político ni económico, sino identitario o territorial. La cuestión son los dos partidos independentistas que han sido en Catalunya la cuarta y la quinta fuerza. El independentismo ha retrocedido en votos y escaños hasta el punto de que entre ERC y Junts se han quedado a más de 400.000 votos del PSC, el claro vencedor de las elecciones en Catalunya y la tabla de salvación de Pedro Sánchez en España.

La paradoja es que quien puede facilitar la investidura a los socialistas es un expresident que vive en Waterloo sin poder regresar a su tierra por ser reclamado por la justicia española como consecuencia de los ­hechos de octubre del 2017. Carles Puigdemont ya advirtió en su día que iba a “montar un pollo” con su política de confrontación con España.

Al margen de las artes persuasivas o amenazantes de unos y otros, el problema no son los partidos independentistas que quieren salirse de España, sino la aceptación del hecho diferencial de Catalunya, que se contempla en el preámbulo de la Constitución de 1978 y que afirma “proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”. El debate está entre la España única y la España plural, diversa y territorialmente diferenciada. Una España, según me comentaba Ernest Lluch, en la que todos nos podamos sentir a gusto.

El problema viene de lejos. El historiador John Elliott sitúa su origen en la dinastía de los Austrias, y Valentí Almirall, el padre del catalanismo moderno, formuló el doble intento de fortalecer el autogobierno de Catalunya y el de modernizar España, con aquel diagnóstico de que si España era el problema, Catalunya podía ser la solución.

Los resultados del día 23 no ofrecen soluciones mágicas porque no las hay. Pero sí la de avanzar en la idea de un país que puede convivir siendo plural y distinto respetando el derecho y la libertad de todos. Catalunya no ha conseguido la independencia en las varias ocasiones que lo ha intentado a lo largo del último siglo. Pero puede desestabilizar al Estado. Contra España y sin Europa es improbable, si no imposible, la secesión.

Un pacto de Estado entre los dos grandes partidos y con la participación de todas las fuerzas políticas, también los tres nacionalismos históricos, sería una ocasión para llegar a acuerdos estables como los que se alcanzaron en la transición sin necesidad de renunciar a la particular manera de entender la convivencia cívica y política.

Publicado en La Vanguardia el 26 de julio de 2023

  1 comentario por “España única o plural

  1. Creo entender lo que sugiere el Sr. Foix sobre un acuerdo entre los dos partidos mayoritatios. Estaria bien.
    Como unos nuevos pactos de la Moncloa.
    Estaria bien si hoy tuvieramos aquellos politicos de altura que supieron mirar mas alla de sus narices.
    O sea que va a ser que no Sr. Foix. Seguiran mareando la perdiz al tiempo que separandose cada vez mas de la realidad y de la ciudadania que les paga el sueldo.
    Pena, poenita, pena.

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