Tecnologías y criterio propio

Lo más fascinante no es lo que la IA nos ofrece ahora sino la proyección de sus capacidades en un futuro no muy lejano

Comparto con entusiasmo los avances de la ciencia que nos permiten un mayor dominio de la realidad y alcanzar insospechados horizontes de conocimiento para servir mejor a los individuos y a la sociedad. La magistral ponencia del doctor Aleix Valls sobre la potencialidad de la inteligencia artificial en la jornada organizada conjuntamente por La Vanguardia y la Generalitat de Catalunya tuvo un gran interés por detallarnos de qué manera este revolucionario artilugio tecnológico ha penetrado transversalmente en la vida diaria de cientos de millones de humanos en todos los continentes.

Lo más fascinante no es lo que la IA nos ofrece ahora sino la proyección de sus capacidades en un futuro no muy lejano. Dijo que la manera en que utilizamos los móviles, por ejemplo, nos parecerá una antigualla dentro de cinco años. Los cambios son reales, rápidos e imparables.

El lunes, Genís Roca nos describía en estas páginas las experiencias de un reciente viaje a China, donde ha visitado las empresas tecnológicas situadas en las ciudades punteras del país. Dice que los chinos no tienen miedo y se quieren comer el mundo. Habla de la tensión que ha conocido la humanidad desde la revolución industrial del siglo XIX hasta los inventos tecnológicos actuales. Siempre con el freno de la prudencia y la ilusión de lo nuevo, entre el miedo y la esperanza. Hay quien visualiza la utopía y otros temen una distopía.

He recordado estos días una larga entrevista en el castillo de Praga con el que entonces era presidente de Checoslovaquia. Václav Havel fumaba sin parar en una estancia presidencial cubierta de libros y pinturas clásicas y modernas. Ricardo Estarriol me acompañaba en un atardecer invernal de diciembre de 1990. Havel pasó varios años en la cárcel y protagonizó la revolución de terciopelo, que acabó con el sistema comunista y catapultó al poder a los que habían sido perseguidos por el régimen.

Havel fue un referente político y moral de aquellos años convulsos. Dejó el poder y vio como Checoslovaquia desaparecía del mapa cuando Eslovaquia se separó en una sesión parlamentaria y formó un Estado­ propio al margen de la actual Chequia­.

Tomé nota de la larga conversación en la que Havel vaticinaba la crisis de la civilización técnica actual en su conjunto, una crisis que Heidegger describió como la perplejidad del hombre moderno ante el poder planetario de la técnica. Decía que esa técnica se le ha escapado al hombre de la mano, ha dejado de servirle, le ha sometido y le ha obligado a asistirla en la preparación de su ruina.

Havel era un intelectual que hablaba con libertad desde el poder. Un hombre de pensamiento, autor de varias obras de teatro, que no preveyó la revolución de internet. Pero en aquellos años escribió textos que son del todo pertinentes en estos momentos en los que el uso de las nuevas tecnologías es incuestionable, irreversible y de una utilidad incalculable.

No parece que las democracias parlamentarias clásicas, decía, sean capaces de proponer el modo de hacer frente de manera fundamentada a la civilización tecnológica, de la sociedad industrial y de consumo; también a ellas las arrastra su torbellino y son impotentes ante él; solo que el modo con que manipulan al individuo es infinitamente más sutil y refinado que la brutalidad del sistema postotalitario.

Pero todo ese complejo estático de los partidos políticos de masas, esclerotizados, llenos de verborrea y cuya finalidad política acaba en ellos mismos, que dominan con su aparato de profesionales y vacían a los ciudadanos de cualquier responsabilidad concreta y personal, todas las complejas estructuras de focos monopolizados e imperialistas de acumulación del capital… todo ese diluvio de información sin verificar, todo esto difícilmente puede ser considerado como la vía futura que llevará al individuo a reencontrarse a sí mismo.

Pienso que lo que está en juego no son los avances espectaculares de la ciencia sino la preservación de la mente crítica individual, capaz de distinguir entre verdad y mentira, entre las sombras de la realidad, ya lo proyectó Platón en su caverna, y la misma existencia de las cosas. Si perdemos totalmente la privacidad también perderemos la libertad.

Publicado en La Vanguardia el 19 de noviembre de 2025

  4 comentarios por “Tecnologías y criterio propio

  1. Buenas noches Sr. Foix,

    Hoy le voy a hablar de mi experiencia de jovenzuelo con la tecnología. Soy una de aquellas personas que viviendo en un mundo analógico, en el que jugábamos en la calle -creo que esto ahora es muy poco frecuente-, fue afortunado por poder vivir el nacimiento de un mundo digital, en el que las familias podían comprar por primera vez una consola de videojuegos o, también, un ordenador personal, cómo fue mi caso después mucha insistencia, al haberlos conocido “en la escuela”, cuando el centro decidió comprarlos, con el dinero de los padres bajo su cuenta y riesgo, para darnos unas lecciones (luego hicieron un boquete en la pared y los robaron).

    Estos ordenadores que teníamos en casa, muchos de ellos eran dedicados casi exclusivamente para jugar, pero incorporaban también unos sistemas operativos rudimentarios y sistemas de programación, con los que muchos aprendíamos a hacer nuestros propios programitas y videojuegos. Todo aquello nos abría un mundo nuevo de entretenimiento, y hay algunos que le sacaron provecho y otros no tanto. No existía Internet, pero podías llamar a servidores por teléfono a través de un módem, todos recordamos aquel ruido infernal que llamaban negociación. Luego llegaron los teléfonos móviles, “solo para hablar por teléfono”, y más tarde ya mejores ordenadores con acceso a Internet, con los que descubríamos que podíamos “hacer amigas/os” (lo de ligar se entiende), y más tarde teléfonos móviles, primero con mensajes cortos, y luego también con Internet, etc.

    Me gustaría decir aquí que todo esto nos sirvió para aprender y hacernos mejores personas, pero en realidad, aunque lógicamente también algo de esto había -y más que ahora me temo-, fue para entretenernos y pasarlo bien. Luego, conforme ya nos hacíamos mayores, ya llegó “la conciencia” y hacíamos cosas más constructivas. Pero en su momento era pura diversión, aprendíamos -insisto- para pasarlo bien. Recuerdo además que todo esto “precisamente” fue visto como un juego en muchos ámbitos por aquellos que tienen poder decisión, y este cambio tecnológico les pillo con el pie cambiado. Y así siguen.

    Este proceso, en el que muchas veces tenías que aprender mucho y eras participe de este cambio tecnológico, no lo han vivido muchos jóvenes porque ya han nacido en la “Era de Internet” donde todo se ha simplificado. Los que ya tenían cierta edad también lo vivieron, pero no de la misma forma, los que quisieron se incorporaron a este proceso, pero hoy todos se tienen que adaptar, quieran o no, irremediablemente a este nuevo proceso simplificado. Se me ocurre que esa Transición que muchos han vivido en lo político -hoy se cumplen 50 años de la muerte de Franco-, otros la hemos vivido en el caso de la Transición tecnológica.

    Existe una parte importante de jóvenes que no valoran la vuelta de la democracia a este país, porque ni conocieron esa Transición ni han conocido una cosa distinta a lo que hoy tenemos. Estos jóvenes tampoco conocieron esa Transición tecnológica que mi generación ha vivido, y por esa razón ni la cuestionan críticamente ni la valoran en su justa medida. Falta tiempo, cómo nos faltó a los de mi generación pasar de la diversión a lo más constructivo.

    En un mensaje en otro artículo le recomendaba la película “Megalópolis” de Francis Ford Coppola. En ella aparece un genio de la tecnología “llamado Catilina” que tiene la capacidad “de parar el tiempo” al que todos odian y aman a partes iguales, pero también temen, precisamente por esto mismo: creo que esa es la mejor analogía que se puede hacer sobre los cambios tecnológicos y sobre aquellos que los hacen posible.

    Saludos cordiales,
    Francesc

  2. Avui Diogenes a Espanya buscaría un POLITICO HONESTO.
    Platón que la IA informara de la VERDAD y la MENTIRA de toda la información que recibimos.
    Yo pido que los políticos además de honrados sean eficaces.

    Prou de PRUEBA – ERROR. Si de OBJETIVOS – RESULTADOS.

    I per sobre de tot RESPONSABILITAT TOTAL.
    Crec que en sajón la paraula es Acountability.

    Dons somi.

  3. Quien mandara con toda «naturalidad» en la IA? Pues los de siempre y cada vez mas.
    Claro que a mi ya me pilla un poco a trasmano. Leo que nuestro anfitrion esta entusiasmado con el tema. No hay nada como la juventud(!)
    La privacidad Sr. Foix ja fa temps que esta perduda. Y la libertad? la libertad creo queesta en ir «decreciendo» con toda «naturalidad».

    • M’ ha agradat molt, l’article, Sr. Foix.
      És un diagnòstic de la malaltia. Tinc la impressió que ningú sap del cert cap a on tira, tot això, que tothom està molt preocupat.
      El que diu dels partits polítics és encertat, al meu entendre. Tampoc no veig com canviar- ho.
      Per això, potser, els joves busquen sortides. No sempre encertades. Gràcies!

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