No condenar el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul muestra cómo Trump prioriza los intereses económicos sobre la libertad de premsa. Visita del príncipe Mohamed Bin Salman cuyo régimen dio muerte al periodista Khashoggi.
El trato de Donald Trump hacia los medios se ha vuelto polarizado y hostil. Es el presidente que más ruedas de prensa ha ofrecido en un despacho oval convertido en plató televisivo.
Trump es una fábrica de comunicación. Ha retirado pases de prensa a un periodista de la CNN, ha descalificado a reporteros de The New York Times o de The Washington Post y ha recriminado a periodistas por haber formulado preguntas inesperadas e incómodas.
La libertad de expresión existe y está protegida constitucionalmente, pero su ejercicio está cuestionado por un presidente que rechaza cualquier discrepancia.
Trump recriminó el martes a la periodista de ABC News Mary Bruce, que preguntó ante el príncipe saudí de visita en Washington si tenía algo que ver con el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul el 2 de octubre del 2018. Khashoggi acudió al consulado para obtener documentos para casarse con su prometida, que permaneció en la entrada del edificio. Un equipo de agentes saudíes lo asesinó y lo desmembró con una sierra supuestamente para no dejar rastro.
El régimen saudí lo negó, pero finalmente reconoció que fue un “operativo descontrolado”. Khashoggi publicaba crónicas en The Washington Post. Trump respondió a la pregunta de la periodista diciendo que eran noticias falsas para defender al príncipe saudí y afirmó que este no sabía nada del asesinato. Dijo de Khashoggi que “a mucha gente no le caía bien ese señor… tanto si te gustaba como si no, son cosas que pasan”. Más preguntas y a otra cosa.
Aquella frase de la portavoz de la Casa Blanca el día de la inauguración de la primera legislatura de Trump en el 2017 resuena con más potencia hoy en Washington: “la realidad alternativa” se aplica cuando los hechos no coinciden con el discurso oficial. Es decir, la mentira se sobrepone a la verdad.
No hay manos inocentes en la política, pero cuando las evidencias contradicen a los discursos hay que cambiar los discursos. La frase atribuida a Perón de que “para los amigos, el perdón, para los enemigos, la ley”, está peligrosamente instalada en muchas democracias liberales que tenían a Estados Unidos como referente solvente.
Publicado en La Vanguardia el 20 de noviembre de 2025
El Sr. Foix selecciona hechos como quien escoge fotos para una pancarta. Lo que no conviene, lo esconde.
Se queja de la “hostilidad” de Trump, pero calla que los grandes medios lo declararon enemigo antes de que pisara la Casa Blanca, y que Obama —al que nunca cuestionan— espió y presionó más a periodistas que cualquier presidente reciente.
Ese silencio es deliberado.
Usa el caso Khashoggi como munición emocional, pero sin mencionar que todos los presidentes estadounidenses han protegido a Arabia Saudí por los mismos intereses estratégicos. No es análisis; es manipulación.
Y a falta de argumentos, tira de frases vacías: “realidad alternativa”, “mentiras”, “Perón”. Palabras huecas para…,?
Buenas noches Sr. Foix,
Trump es nefasto. Estados Unidos también. No obstante, ejerce de Imperio.
Jamal Khashoggi fue asesinado porque era incomodo a un régimen cruel y totalitario, una teocracia, que ha sido apoyada por los Estados Unidos desde que se creó, tras una guerra de poder interna para disponer de los inmensos recursos energéticos que hay bajo el suelo de Arabia Saudita y el Golfo Pérsico, durante la efervescencia de regímenes nacionalistas y socialistas “laicos” en el contexto de la Guerra Fría, y su enfrentamiento a Israel desde su fundación; también, más tarde, Arabia Saudita, ha sido importante como contra-poder a la República de Irán porque resulta que tienen diferencias políticas y religiosas.
No me quiero alargar demasiado en esta cuestión, pero nuestro enemigo declarado “el islam” político fue posible cuando Occidente en su lucha contra los comunistas hizo todo lo posible por romperles a los árabes su evolución política bajo preceptos homologables a los nuestros. El resto ya lo conocemos. La carta de presentación de esto fue tanto la Revolución de Jomeini en Irán como los atentados del 11S de 2001 en los Estados Unidos. Siendo importante esta visita a Washington, también lo fue la de Abu Mohamed al-Golani, el nuevo presidente de Siria, también conocido como Ahmed Husseín al-Charaa, que tiene una hoja de servicios que es terrorífica. No obstante, todos le tienden la mano. Supongo que pensando que más vale que se entretengan en gobernar su territorio, con mejores o peores maneras, y que esto les disuada de molestarnos aquí.
Ojalá Trump no ensucie de manera irreversible los Estados Unidos, por lo cuenta que les trae, y por la que nos trae también a los demás. La película “Civil War” de Alan Garland sigue estando ahí como advertencia. Sin embargo, insisto en que vea “Megalópolis”. Francis Ford Coppola en esta película lo crítica todo del sistema norteamericano y por esa razón no ha gustado a casi nadie y tuvo que pagársela de su propio bolsillo.
Saludos cordiales,
Francesc
Una ley para quien la sepa leer. Hi ha una endevinalla per nen de sis anys: » Què fa falta per obrir una porta’ W». Quan uns jutges no saben la resposta correcta vol dir que anem malament. No arriben al raonament de sis anys.