Condena a cuatro Mossos

La condena a cuatro Mossos por haber detenido y torturado a un ciudadano rumano al que confundieron con un ladrón debería ser acogida con toda normalidad. A los condenados les asiste el derecho a recurrir la sentencia como a cualquier ciudadano y el gobierno ha hecho bien en retirarles del servicio porque quienes han de garantizar la seguridad de todos no pueden vulnerarla abusando de las competencias que les otorga el Estado.

Los excesos de agentes del orden público se han producido siempre y en todas partes. Recuerdo los disturbios que en 1992 se registraron en la ciudad de Los Ángeles, después del juicio de un jurado que declaró inocentes a los cuatro policías que después de haber cazado al motorista negro, Rodney King, que huía de la persecución de los agentes, fue tratado con violencia vejatoria que fue grabada y presentada como carga de prueba en el juicio.

La absolución de los cuatro policías acusados fue seguida de seis días de disturbios que se saldaron con 53 muertos, robos, destrucción de bienes y toda suerte de altercados. El factor racial fue determinante de aquella tragedia social. Le prensa y la televisión se pronunciaron contra la sentencia y el vídeo de los abusos de la policía fue exhibido en muchas ocasiones.

Se recurrió el caso que llegó al Tribunal Supremo que acabó condenando a dos policías y declaró inocentes a los otros dos. Ninguno de ellos continuó en el servicio.

Es más reciente todavía la persecución y muerte de Jean Charles de Menezes, un brasileño de 27 años, al que la policía de Londres confundió con un terrorista sospechoso de haber participado en los ataques terroristas de julio de 2005.

El jefe de la policía pidió disculpas a la familia y la absolución del tribunal a los agentes fue denunciada por las organizaciones de derechos humanos y por cuantos opinaron que la actuación precipitada de la policía en casos extremos como el de terrorismo no estaba justificada.

El juicio de los GAL en España fue también un precedente para recordar que los guardianes de la ley no pueden actuar al margen de ella. Todos somos responsables de nuestros actos cuando perjudican a los derechos de terceros. Y la policía, si cabe, lo es aún más porque es la que tiene el monopolio de la violencia del Estado, definido por el sociòlogo Max Weber como «aquella comunidad humana que dentro de un determinado territorio reclama para sí el monopolio de la violencia física legítima».

La condena a los Mossos no es severa, ejemplar o suave. Simplemente es aplicar la ley a quienes deben velar por su cumplimiento. La sentencia no perjudica a un cuerpo de seguridad de reciente creación sino que es un recordatorio para que el prestigio de los Mossos debe ganarse día a día utilizando, sólo cuando sea necesaria, la violencia legítima.

  12 comentarios por “Condena a cuatro Mossos

  1. Lamento la perdida de Joan Baptista Humet, tenía una gran sensibilidad componiendo y una gran capacidad musical, una lastima que se haya ido tan joven y con tanta vida por delante, una pena.

    Un saludo,J.Vilá.

  2. Habrá que hacernos a la idea
    que sube la marea
    y esto no da mas de sí.

    Habrá que darnos por vencidos
    y echarnos al camino
    que no hay nortes por aquí.

    Al sueño americano
    se le han ido las manos
    y ya no tiene nada que ofrecer;
    sólo esperar y ver si cede
    la gran bola de nieve
    que se levanta por doquier.

    ¡Hay que vivir, amigo mío!
    Antes que nada hay que vivir,
    y ya va haciendo frío,
    hay que burlar ese futuro
    que empieza a hacerse muro en ti.

    ¡Moltes gracies Bartolomé!. El Joan va ser un gran amíc per a tots.

    Une abraçade forte,Roger.

  3. Estoy convencido de que el miedo profundo al cambio tiene mucho que ver con esos cuadros de angustia, pero nadie parece reparar en que el miedo a la muerte sólo se vence abandonándose a ella. Y, aunque parezca traumático, una vez el cuerpo se reconoce escuchado y reconocido en sus demandas de cambio, cede y la angustia remite.Joan Baptista Humet.Impresionante,gracias Bartolomé!

  4. Hace tiempo que jueces y mossos andan peleados, eso lo sabe todo aquel que trabaja en estos temas, cuando no es una cosa es otra, esto va a terminar mal, no hay entendimiento y se pisan unos a otros, esto no funciona y no se enteran o no se quieren enterar.

  5. @Africa, efectivamente fallan muchas cosas, demasiadas cosas en la aplicación de la justicia, esta lucha entre fuerzas del orden público y judicatura no traerá nada bueno, los juzgados están colapsados, las cárceles abarrotadas, la policía desbordada y nosotros con más miedo que otra cosa en el cuerpo.

    Albert Mateu.

  6. El rasero es distinto según sea el acusado…no es lo mismo detener un conductor ebrio que una magistrada ebria.La judicatura en peso pone el grito en el cielo y corremos todos a pedir disculpas.Algo está fallando,como bien dice Bartolomé.Un saludo

  7. El problema entre jueces y policia lo pagaremos los ciudadanos, al tiempo.

    Un saludo,J.Vilá.

  8. ///ENRIC///

    Me parece un castigo excesivo para estos policías, tratar con delincuentes cada día no es sencillo ni fácil ni mucho menos, la policía necesita muchos más apoyos para cumplir con su servicio, muchas más ayudas.

  9. Lluís, que la ley se cumpla, pero que se cumpla rápido y para todos.

  10. Sr.Foix: Todos nos horrorizaríamos si estos mossos condenados ahora por la justicia salieran libres mañana mismo y esto es algo que ocurre cada día con miles de delincuentes cuando son detenidos, sin el menor escándalo, con la mayor naturalidad y por los mismos jueces, algo falla Sr.Foix.

  11. Totalmente de acuerdo, ese es un tipo de noticias que deberían estar desprovistas de cualquier tipo de morbo o tendenciosidad.

    Lo que me parece preocupante, en cambio, es la sacralización -más o menos interesada, más o menos, demagógica- que suele envolver la referencia a "los cuerpos y fuerzas de seguridad", como si estuvieran formadas por una especie de seres infalibles y angelicales. Estoy pensando en las efusivas felicitaciones que hace sistemáticamente el partido que está en la oposición (sea cual sea) a la Guardia Civil o a la Policía cuando se produce una detención (la última la de Txeroki) omitiendo cuidadosamente cualquier referencia al Gobierno o a su Ministerio del

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