Inmigración y xenofobia

La urbanización global se ejecuta con una rutina imperceptible. El National Geographic da cuenta que cada día hay 160.000 personas que abandonan las zonas rurales en el mundo para encontrar huecos en las pequeñas y grandes ciudades. Nunca como hoy se había producido un trasiego humano de tantas dimensiones.

Inmigrantes en patera

Unos 250 millones de personas han abandonado sus países de origen en los últimos diez años. Son emigrantes que arriesgan sus vidas en busca de horizontes más dignos. Solamente en Estados Unidos hay 12 millones de inmigrantes ilegales. El presidente Bush mandó construir un muro de cientos de kilómetros en su frontera con México. El gobierno del estado de Arizona acaba de aprobar unas leyes de inmigración muy severas que han recibido la crítica amarga del presidente Obama.

Hay cientos de miles de inmigrantes en Europa que no tienen los papeles en regla. Proceden de todas las partes del mundo y han llegado saltándose las leyes o aprovechándose de los agujeros legales que les han permitido entrar, trabajar y establecerse con sus familias.

En la ciudad de Tàrrega, por ejemplo, los inmigrantes constituyen el 20 por ciento del censo municipal. Me decía el alcalde el otro día que proceden de cuarenta países.

La inmigración es un tema central en las elecciones británicas, lo fue en las regionales francesas con la reaparición pujante del Frente Nacional de Le Pen. La derecha extrema ha ganado las elecciones de Hungría del pasado domingo. Las leyes italianas sobre inmigración se han endurecido y la victoria de la Lega Norte en las recientes elecciones regionales responden, en buena parte, al discurso xenófobo y anti solidario de Umberto Bossi.

La globalización de bienes, capitales, información y conocimientos no ha detenido el movimiento de personas. En España los inmigrantes en los últimos diez años constituyen el 12 por ciento de la población. En Cataluña, la cifra alcanza el 15 por ciento, con barrios como el Raval de Barcelona donde la mitad de los casi cuarenta mil habitantes son de procedencia extranjera. La integración de este alud de recién venidos se ha producido con una cierta normalidad mientras el país vivía cabalgando sobre el crecimiento económico y el progreso general.

La crisis ha creado nuevos problemas que han transformado los discursos de algunos políticos que ven la oportunidad para conseguir votos con programas xenófobos y racistas. Lo hemos visto en Badalona y, por desgracia, se repetirá en otros municipios del país. Es inevitable. Simplificando mi posición pienso que hay que tener en cuenta tres puntos:

1.- La inmigración ha sigo muy positiva desde el punto de vista demográfico corrigiendo tímidamente la curva de envejecimiento de la población.

2.- El crecimiento económico de los años previos a la crisis se debió en buena parte a la mano de obra que llegó de fuera. El cuidado de los mayores ha sido posible gracias al trabajo de tantos inmigrantes que han hecho el trabajo que nosotros no podíamos o no queríamos hacer.

3.- La inmigración no es un problema sino una oportunidad. Los discursos xenófobos crearán más problemas que soluciones. La integración, que será lenta y gradual, es la solución más humanista y políticamente más rentable, a medio y a largo plazo.

Publicado en La Vanguardia.es el 26 de abril de 2010

  5 comentarios por “Inmigración y xenofobia

  1. Hola Sr. Foix. Lo que Vd. afirma es cierto. Y lo que también afirma BartoloméC es cierto. Podríamos casi afirmar que la xenofovia se produce más por la falta de trabajo y por tanto por la perdida de ingresos, que por odio racial. Los politicos son incapaces de crear empleo, porque no es su misión. Por ejemplo es insensato que para ganar las elecciones se metan con la lengua de uso común ó las costumbres y deseos de una comunidad, que como la catalana también se siente española. Tenemos que la lengua castellana es el llamado español. Pero no olvidemos que la lengua gallega, la lengua vasca y la lengua catalana también tienen el derecho de ser lengua española. Esto también es crear xenofovia por omisión del derecho y el deber de respeto debido a la realidad y a la historia milenaria.

  2. Sr.Foix: Que millones de personas se planteen huir de sus países y arriesgar sus vidas para trabajar en condiciones de explotación inhumanas, tendría que hacernos reflexionar sobre el fracaso social y de gobierno en que se encuentran sus países de origen, ese habría de ser a mi modo de ver el primer problema a solucionar y afrontar. La integración social de los inmigrantes va a depender mucho de las condiciones económicas del país elegido, del volumen de esa inmigración y especialmente del porcentaje que representen sobre el total de la ciudadanía del sitio elegido. En tiempos de vacas flacas como los actuales, con una población endeudada o empobrecida y unos niveles de paro galopantes, con un estado del bienestar que se ve incapaz de tapar todos los agujeros y genera rencores y envidias al distribuir sus ayudas, es cuando vamos a ver resurgir ideas de xenofobia que creíamos enterradas en el olvido.

  3. Los inmigrantes y los que no los somos, si tenemos todos los papeles en regla, tenemos los mismos derechos y obligaciones. El problema gordo no es el de los inmigrantes, es el de la situacion general que esta a petar de mal.
    El tema de la xenofibia si acaso sera un defecto de algunos de los que son de aqui «de tota la vida» y es una actitud despreciable que hay que atajar con la ley en la mano.

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