Murdoch, una gran estatua de barro

Rupert Murdoch

Rupert Murdoch es un hombre muy poderoso. Tiene diarios tan influyentes como el Wall Street Journal y cadenas de televisión como Fox. Suyo es el legendario The Times de Londres y el tabloide más sensacionalista, The Sun. Es un gerifalte de la comunicación en muchos continentes. Un producto de la globalidad mediática.

Tuvo un problema con el The News of the World, un semanario de más de cien años de existencia en Londres y lo cerró de hoy para mañana. Murdoch hacía y deshacía gobiernos en medio mundo, desde su tierra australiana hasta Inglaterra y Estados Unidos. Un fabricante de noticias y de opiniones que le convertían en el poder más temible en buena parte del mundo occidental.

El viernes celebró la Junta General de Accionistas de su conglomerado de empresas valorado en bolsa con 33.000 millones de euros. News Corporation superó en un diez por ciento los beneficios del ejercicio anterior. La sesión tuvo lugar en Los Ángeles.

A pesar de todo, Murdoch es una gran estatua de barro por muy intocable que sea su poder. Un grupo de accionistas rebeldes, desde un diputado británico hasta representantes de instituciones eclesiásticas australianas, decidieron amargarle la junta de accionistas del viernes. Durante 90 minutos tuvo que responder a las prácticas detestables que se llevaron a cabo en The News of the World y que obligaron a su cierre definitivo. También a la inculpación penal de varios de sus máximos responsables.

Murdoch tiene un valor impresionante al haber creado un imperio periodístico desde la nada. Lo ha extendido a varios continentes y muy especialmente en el mundo anglosajón. Su reinado ha terminado. Ha perdido buena parte de la credibilidad. Sus periodistas espiaron a más de cinco mil británicos entre los que se encuentra el teléfono pinchado de la esposa del príncipe Guillermo. Tiene mayoría en las juntas de accionistas y no tiene que temer por la aprobación de sus decisiones. En la sesión del viernes se ratificó la reelección de sus dos hijos en el consejo de administración y también la del ex presidente del gobierno español, José Maria Aznar.

Murdoch es vulnerable porque se ha puesto de relieve que ejecutivos suyos estaban engañando a sus lectores, eran compinches con políticos de muchas procedencias, marcaban la agenda política en Inglaterra y también en Estados Unidos. Ha perdido el crédito por muy fuerte que sea su poder.

En circunstancias normales las juntas de accionistas anuales eran requisitos necesarios según las leyes norteamericanas. Pero hasta ahora lo consideraba una farsa porque la mayoría la tenía asegurada y las decisiones se tomaban, sean cuales fueren las intervenciones de accionistas rebeldes o descontentos.

Pero ya no es así. Murdoch ha influido tanto en la política que él mismo es objetivo del debate público. El diario The Guardian fue el que le plantó cara y siguió con detalle lo que vino a convertirse en un escándalo de dimensiones colosales. Un comentarista decía hoy que Murdoch es otro más de los tiranos caídos en este año de 2011. No sé si hay para tanto. Pero su fuerza ha perdido vigor, credibilidad y respeto.

Se puede explicar todo en periodismo. Pero no se puede extorsionar y mucho menos hacer que pasen cosas porque le convienen al periodista, a la empresa o a un grupo de comunicación. Puede que sea su última presidencia de la junta de accionistas. No sólo porque puede retirarse y dar paso a sus hijos, tiene 80 años, sino porque ha abusado de su poder saltándose la ley y permitiendo que ejecutivos suyos cometieran delitos.

  5 comentarios por “Murdoch, una gran estatua de barro

  1. Tengo la sensación de que lo que ha molestado y mucho a la junta de accionistas no es lo que Murdoch ha hecho sino que lo hayan pillado

  2. Abusos de poder tenemos en nuestro pais a cada momento, la prensa lleva años vendiendose al mejor postor, prensa subvencionada que sin la subvencion desaparaceria en dos minutos, solo necesito saber el nombre del periodico y ya se lo que va a decir sobre cualquier noticia.

  3. Sr. Foix: El ciudadano de la calle intuye casi siempre cuando nos engañan y porque. Vease las famosas caceroladas, que duraron varios días, contra la intervención en Irak por parte de España. Con la escusa comunicada por el Trio de las Azores y que la ciudadania no se lo creía.

    Mucha veces nos hacen comulgar con ruedas de molino. Pero la gente sabe que es mentira. Por ejemplo: Si nos dicen que van a bajar los impuestos la gente piensa que en realidad los van a subir. Ect. ect.

    Y como decía Ovidi Montllor » ‘ Tu ja m’entens ! »

    Todos nos damos cuenta de la verdad y de la realidad de los hechos que ocurren y de lo que nos dicen, pero no podemos hacer nada para evitarlo. Este es el problema y el drama.

  4. La fecha, las necrologicas y el tiempo que hizo (ayer) son tres cosas que uno aun puede creerse al abrir un periodico. Cualquiera.
    A partir de ahi uno puede ir formando criterio sobre lo que dicen que sucede e intuyendo lo que no dicen. Es bueno ademas tener varias fuentes de informacion(?) para estar al loro y en la pomada de una manera asi como muy al dia y al mismo tiempo con distintos enfoques a cual mas superficial y mas correcto segun el ambito y/o el interlocutor de turno.
    Si Murdoch es una estatua de barro, que debe serlo si el Sr. Foix lo sentencia, nosotros somos unos consumidores-usuarios-paganos que oscilamos segun los medios dictan que leamos, veamos y oigamos.
    Hay que relativizar y poner en cuarentena todo el alud de informacion que recibimos a diario y por si acaso «personalmente» mirar el calendario, preguntar al vecino y mirar al cielo para otear la cosa meteorologica, no sea que tambien en esto nos embauquen.
    Nos embauque el grupo Murdoch o el grupo de voluntarios de barrio que le dan al panfleto en la fotocopiadora del local de la esquina.

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