Hacer y sufrir la historia

Uno de los rituales de muchos domingos por la mañana es darme un paseo por el mercado de libros viejos que ahora se cobija bajo un tejado metálico en la calle Urgell mientras el mítico mercado de Sant Antoni está en obras. Me detengo siempre en la parada de Josep Maria Marca, un librero profesional, culto y afable, que esconde entre sus cajones del suelo auténticas piezas únicas.

Albert Camus

Hacemos un resumen sobre política, economía, tertulianos, medios de comunicación, elecciones y autores literarios. Lo liquidamos en un cuarto de hora. Este domingo me enseñó una primera edición de los artículos de Albert Camus sobre España y las consecuencias de la Guerra Civil. La edición de ¡España libre! se imprimió por primera vez en México en 1966.

Camus me impresionó desde que sus libros empezaron a traducirse al castellano y se vendían en las librerías. Y muy especialmente cuando le fue otorgado el premio Nobel de Literatura en 1957 sin contar con la aprobación de los mandarines intelectuales de la izquierda francesa encabezados por Jean Paul Sartre que le reprochaba su rebeldía al apartarse del pensamiento único del momento.

Albert Camus tiene un compromiso con la verdad y no se deja llevar por modas, mayorías y pensamientos oficiales. En uno de los artículos se pregunta ¿dónde están los asesinos de Companys? ¿En Moscú o en nuestro país? Hay que responder. Hay que decir que hemos sido nosotros los que hemos fusilado a Companys y que somos responsables de lo que siguió.

Cuando en 1957 le fue otorgado el Nobel se resaltaba su compromiso con la justicia y con la verdad «de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy». Camus no abandonó su humanismo cuando acudía a su Argelia natal para gestionar indultos y aliviar la suerte de procesados y condenados. Murió en un accidente de coche a los 47 años.

Su discurso breve y preciso en la concesión del Nobel tiene una gran actualidad. El papel del escritor comporta deberes y retos difíciles. Por definición, dice, el escritor no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren. Hay demasiados políticos que quieren hacer la historia olvidándose de los que la sufren a diario en sus vidas sin tener el privilegio de poder explicar a nadie sus penas.

Publicado en La Vanguardia el 30-10-2012

  10 comentarios por “Hacer y sufrir la historia

  1. Referente al injusto asesinato de Manuel Companys, Presidente de la Generalitat de Cataluña, recuerdo lo que me contaba mi padre, de que cuando estaba en el frente, de la Guerra Incivil, en Teruel, los soldados aragoneses decían:

    » Bienaventurados los malos cuando son más que los buenos, porque Dios protege a los malos cuando son más que los buenos. »

    Al buen entendedor, palabras pocas.

    No comment.

    • Sembla que és precisament d’això del que parlavem l’altre dia….de la indefinició, de la indecisió i com a resultat, la inacció.

        • BartoloméC i Rosamaria, aquestes 3 paraules » indefinicio, indecisió e inacció » defineixen exactament el problema d’Espanya i dels nostres Gobernans.

          I com a consecuencia ens porten a la perdua del «Temps». Que es precisament la clau de la nostre salvació.

          Mentres l’atur i la miseria avancen implacables. Pero a n’els Presumtes no semble que els afecti pas gens.

          Penso, que el problema d’Espanya semble com una lluita que presenta la mentalitat, sense sentit comú pero que ens domina, de la Economía inproductiva i subvensionanta contra la mentalitat de la Economía talentuda, creativa, emprenedora, creadora de llocs de trevall, consumidors i cotitzants a l’Estat i a la Seguritat Social. (I sobretot Economía mes efectiva i realista.) Pero que en aquest moment no domina.

          Saludos cordials.

    • Gracias por el consejo cerca de mi ciudad, no me olvidare de pasar a visitar un domingo de noviembre.

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