Solana no es valorado por los suyos

Hace una semana Javier Solana recibía el premio Carlomagno en la vieja ciudad carolingia de Aquisgrán. Anteriormente lo han recibido el Rey Juan Carlos y el presidente Felipe González. También han sido premiados Konrad Adenauer, Bill Clinton, Winston Churchill, Jean Monet, Robert Schuman y Alcide de Gasperi.

Grandes europeos todos. Incluso el presidente Clinton bajo cuyo mandato las tropas americanas contribuyeron a la pacificación de Kosovo.

Javier Solana es un personaje muy singular, trabajador incansable, representante de la diplomacia europea y un hombre acostumbrado a construir puentes y no destruirlos, a pesar de que era secretario general de la OTAN cuando se decidió bombardear territorios de la ex Yugoslavia para evitar la consumación de la limpieza étnica de Milosevic.

Solana es un español universal. Posiblemente, el más significado de cuantos trabajan en las instituciones internacionales. Hombre de abrazos, de buenas formas, constructivo, es uno de los responsables de que Europa sea una referencia y no un problema en el teatro de las relaciones internacionales.

Su trayectoria ha sido errática. Le recuerdo, barba negra y puño cerrado al aire, gritando en las calles de Madrid «OTAN, de entrada no». Luego fue portavoz del gobierno González, dio un giro a favor de la Alianza Atlántica, ministro de Cultura, hasta aterrizar en las instituciones europeas, primero como secretario general de la OTAN y luego como alto representante de la política exterior europea.

He viajado con él a las zonas de conflicto. Es aceptado por las partes en conflicto. Ha sido el arquitecto de la política exterior europea y de la paz y seguridad que tenemos. Le he visto con Reagan y con Bush, con Chirac y con Blair, con Prodi y Kohl, con los primeros ministros israelíes, con Arafat y con Mubarak.

El reconocimiento europeo a Javier Solana está justificado. Entre otras cosas, porque cree en lo que hace y en lo que dice. Solana es un hombre que conoce la condición humana, las contradicciones de los dirigentes, las diferencias de las culturas.

Su tío abuelo, Salvador de Madariaga, estaría orgulloso de él. Los tiempos no fueron favorables para Madariaga. Tampoco lo han sido para Solana. El premio Carlomagno ha sabido escuchar, respetar al otro, cambiar de opinión cuando los hechos lo aconsejaban y lo hacían imprescindible.

Es una lástima que su figura no sea más valorada en España. Especialmente en su propio partido, el PSOE, cuya dirección actual le teme más que le admira. Pienso que las cosas habrían ido de muy distinta manera, mucho mejor, si los socialistas se hubieran inclinado por él en vez de Rodríguez Zapatero.

  11 comentarios por “Solana no es valorado por los suyos

  1. Sola no sirve como Presidente del Gobierno.

    Sin embargo, sí hubiera sido mejor Ministro de Exteriores que Moratinos.

  2. Opino que la Presidencia del Gobierno, no sería adecuada para Solana.

    Porque además, sinceramente. Lo veo más tipo…"alto estadista, allá por la nebulosa Escena Internacional", que toreándose unas campaña electoral, y estando sentado tiempo de lider de la Oposición…En otras palabras. No le veo capaz de aguantar la política que "desgasta".

    Pero es de lo mejorcito que tenemos. Sin duda.

  3. La conciencia de un humano puede cambiar de ideas siempre que sean positivas para la mayoría y para uno mismo, los más peligrosos son los que mantienen una idea fija hasta el final.

  4. Muchas alabanzas a Solana -a las que me sumo- pero los cambios de opiniones o actitudes demuestran que de trata de personas que, por muy inteligentes que sean, no son de fiar.
    OTAN de entrada, no. Luego, secretario general de la misma.
    Una mica de seny!
    J.J.

  5. africa

    Es el autor del comentario , cuando lo suprime el dueño del blog ,pone el administrador .

  6. Sr Foix: Yo también tengo mis dudas sobre si Solana quería ser presidente. Es probable que se sienta más eficaz y cómodo en el cargo que ocupa.A los presidentes se les exige eficacia , que estén siempre en todos sitios , que sepan responder de todo y, encima, que sean simpáticos.Se trabaja mejor sin tanto bullicio!

    Una pregunta "tonta".En los comentarios suprimidos," el autor ha eliminado esta entrada" a qué autor se refiere: Al del blog o al del comentario?

    Un saludo…y que Dios reparta suerte mañana!

  7. Yo creo que a los grandes hombres de la política siempre se les detesta desde su propio partido. En este caso es Solana, pero también hay recordar al nombrado Borrell, a Josep Piqué (al que se le calla cada vez que dice algo sensato), a Gallardón (que es el hazmereir en las cenas del PP), a Rodrigo Rato (que fuera uno de los mejores ministros de economía que hemos tenido, Puigcercós (a la sombra del istriónico Carod) o el mismísimo Roca i Junyent que vivió a la sombra del, en este caso también formidable, Jordi Pujol.

    Isarn

  8. Pero Solana queria el puesto ? Zapatero llego al poder en el PSOE con los pesos pesados en contra , Hay que recordar que antes Borrell gano unas primarias y el mismo aparato se lo merendo , el PSOE era un partido roto , con un candidato flojo , lo que sucedio ya se conoce, un poco de viaje alucinado de Aznar poniendose a todo los partidos en contra , Rajoy con poco carisma y el atentado con sus mentiras , pero Zapatero seis meses ante se la metia y no creo que Solana quisiera estar en su lugar , sin partido y en la oposición . Zapatero es eso un tio que estaba en un lugar inapropiado en el momento inapropiado , giro la tortilla y se ve de presidente , entonces creo que hace una serie de gestos populistas para asentarse y ganar un minimo de peso no solo en la sociedad sino dentro del partido .

  9. Sr.Foix: Ya sabe Vd lo difícil que es ser profeta en tu tierra y más en la muestra. Solana ha tenido algunas contradicciones en su recorrido político, contradicciones de las que ninguno estamos a salvo, pero al margen de ello tiene una visión europea, preparación intelectual y perspectiva del estado y la sociedad más profunda y sólida que el presidente Zapatero, un presidente al que considero, por las muestras que me ha dado, un improvisador nato, entendiendo siempre la parte positiva que tiene saber improvisar, pero deduciendo finalmente que la improvisación es solamente apta para aquellos problemas que surgen espontaneamente y que resulta una losa para afrontar retos futuros, máximo cuando se han de afrontar con promesas incumplidas sistematicamente.

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