Compartir para sobrevivir

Dos visiones contrapuestas en el segundo debate televisivo entre Hillary Clinton y Donald Trump.

Dos visiones contrapuestas en el segundo debate televisivo entre Hillary Clinton y Donald Trump.

Los debates agitan la política en periodo electoral. Nunca había circulado tanta información y posiblemente nunca la confusión había sido tan grande. Entre la desagradable y estúpida demagogia de Donald Trump y la escasa popularidad de Hillary Clinton muchos norteamericanos optarán por el mal menor y votarán a la candidata del establishment y de la gran prensa liberal americana. Hillary Clinton representa el poder establecido por antonomasia. Primera dama de Arkansas durante más de diez años cuando Bill era gobernador, otros ocho años bastante incómodos en la Casa Blanca aguantando la frivolidad de su marido, siete años senadora por Nueva York, secretaria de Estado después de disputar la candidatura demócrata a Barack Obama y ahora candidata ella misma a la presidencia de Estados Unidos. Es una pieza clásica de las élites en la cúpula del poder en Washington.

Supera a Donald Trump en todas las encuestas tras los dos primeros debates mano a mano. Pero la tendencia general en las democracias occidentales es descabalgar al que se supone más cualificado y representa la política clásica en términos de experiencia, conexiones y conocimientos.

Abatir a las élites es el deporte favorito de los descartados por la globalización y por quienes han perdido la confianza en la clase política que les representa. Si esta tendencia se confirmara el 8 de noviembre en Estados Unidos, no sería extraño que un hombre que no ha sido nunca elegido para nada, un grosero, un xenófobo, un mentiroso y un rico sin escrúpulos, pudiera conseguir la victoria. Improbable pero no imposible.

Si el populismo llegara a la Casa Blanca el mes que viene, confirmaría los peores temores que ya están agitando las aguas turbias de la política ­europea. Veía el jueves una larga entrevista en la BBC con Marine Le Pen, que hablaba con total desparpajo del muro de Bruselas y de la recuperación de la soberanía legislativa, territorial, económica y monetaria.

El lenguaje de la división se ha instalado en el mundo occidental con mensajes simples trufados de mentiras, de medias verdades y de emociones que convencen a amplios sectores del electorado para introducir la xenofobia y el populismo en los parlamentos de prácticamente todos los países europeos.

El Brexit ha entregado el poder a Theresa May, que se ha convertido por la vía de los discursos y de sus proyectos legislativos populistas en una política con fuertes dosis de rechazo frontal a todo lo extranjero. El Brexit no lo contemplaban las encuestas, pero ganó basándose en mentiras gruesas que luego fueron calificadas con total desfachatez como un simple error.

La señora May, ministra del Interior con Cameron, y oficialmente partidaria de la permanencia británica en Europa durante la campaña, ha pasado pantalla y sus discursos tienen mucho que ver con el capitalismo popular que predicaba Margaret Thatcher a partir de 1979 con el añadido de las derivadas xenófobas. Gran Bretaña es más isla que nunca sin darse cuenta de que ya no cuenta con los recursos que mantuvieron un imperio durante más de dos siglos.

El levantamiento de muros y el retorno de la soberanía de los estados que pretenden desvincularse del proyecto común europeo es el peor augurio para preservar la convivencia y el progreso en Europa. Es un peligro para la paz en el continente, que acaba de vivir uno de los periodos más largos de libertad, prosperidad y paz de los últimos siglos.

La idea de no compartir bienes, servicios, reglas bancarias y cultura es el aspecto más negativo y peligroso de la deriva populista de una cierta Europa que tiene miedo al futuro y pretende cerrar la sociedad abierta y con­vertirla en espacios soberanos no contaminados por la libre circulación de ideas, personas y productos. El presidente Obama decía esta semana que un capitalismo conformado por unos pocos y sin participación de la gran mayoría es una amenaza para todos. El cre­cimiento económico no sólo debe ser sostenible sino compartido.

El lenguaje de la división se ha instalado en Occidente de forma radical y demagógica. Las élites amenazadas por los populismos de izquierda y derecha deberían recuperar la idea de compartir la riqueza y las oportunidades que ha representado el ascensor social en la Europa de la posguerra. Las mentes racionales existen, pero son una minoría y, además, no tienen acceso a los grandes medios que llegan a los ciudadanos con discursos que fomentan más las emociones y la propaganda que las posibilidades racionales para organizar mejor la convivencia y la protección de los intereses de todos.

De los cambios profundos por los que atravesamos saldrá una situación nueva, mejor en muchos aspectos, que será administrada por otras generaciones que no podrán olvidar que la convivencia se consigue con respeto al otro y con la idea de compartir en contra de la de poseer en desmesura ampliando las desigualdades.

Publicado en La Vanguardia el 12 de octubre de 2016

  8 comentarios por “Compartir para sobrevivir

  1. » Compartir para sobrevivir » … la corruptosis como… Correa… de transmisión de caudales públicos millonarios en euros, solo y exclusivamente a la élite, peronunca jamas a los necesitados y desamparados por el paro, el sin ingresos, el sin comida, el sin agua y el sin vivienda.

    Soy consciente de que me repito constantemente, con ese tema de los desamparados, pero no se trata de un tema, sino de una gravisima realidad en que viven millones de personas, ante la inhumana indiferencia de los que se han contaminado con el mal de la corruptosis, …¡ Que por cierto traerá cola!.

    Por cierto solo les ayudan los humildes y los voluntariosos bienhechores, como cáritas, la cruz roja, el banco de los alimentos, la familia, los pensionistas, algunos vecinos y también alguna empresa de la alimentación, ect. Algunos las subvenciones del Estado, pero muchos otros no reciben nada de nada ect.

    En resumen los que mas ayudan son gentes, que lo necesitan para ellos.

  2. Sr. Foix: » Compartir para sobrevivir » y la ludopatia de la Corruptosis que, todo aquel ó aquellos que se contamina, no solamente no comparte nunca nada, sino todo lo contrario. Es decir destruye la igualdad económica y la convivencia pacifica.

    Aunque nos pasa desapercibido y por ello no lo relacionamos, …porque los efectos provocados por la Corruptosis institucional… ( de sufrimiento, sangre, sudor y lágrimas, … debido a las guerras fratricidas, … con bombardeos tipo terremoto rebienta manzanas ) se producen al cabo de varios años.

    Y por ello no relacionamos la … Ludopatía de la Corruptosis … con las grandes, medianas y pequeñas guerras. Pues esta clase de Ludopatas contaminados, por la Corruptosis, aún adquieren más riqueza y mas poder con la guerras, que ellos mismos provocan artificialmente, … si lo ven necessario..

    Al buen entendedor…

    • P.D. …Olvidaba citar en …» Compartir para sobrevivir » , Los grandes sueldos multi-millonarios en euros, de los jugadores de élite del futbol, de los directivos de la gran banca, de las empresas multinacionales, también, presuntamente, algunos topos…directivos, introducidos exclusivamente para medrar a costa del sistema y de sus amigos y compañeros, que lo ignoran, ect. ect… y la inmensa mayoría panzacontentos e inhumanamente frescales de los, para ellos, invisibles e inexistentes desamparados, sin ingresos, sin comida, sin agua, sin vivienda y sin esperanzas.

      Que presuntamente no comparten nada de nada. Excepto algunas honrosas excepciones que si lo hacen.

  3. «De los cambios profundos por los que atravesamos saldrá una situación nueva, mejor en muchos aspectos, que será administrada por otras generaciones que no podrán olvidar que la convivencia se consigue con respeto al otro y con la idea de compartir en contra de la de poseer en desmesura ampliando las desigualdades»
    Esa es la esperanza, pero para cuando? Hay q recuperar mucho terreno perdido. Quizás la esperanza sea la generación que sigue a èsta que está en el candelero, una generación que no encuentra en punto medio de la virtud.

  4. Se suele decir que la historia no es lineal. Da giros y puede retroceder a situaciones similares aunque no exactamente iguales. Europa ha olvidado las guerras mundiales que provocó, al menos las generaciones actuales no son capaces de visualizar lo que significó. Del mismo el capitalismo salvage no recuerda las ventajas de una sociedad más justa y equitativa.

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