Nuevas tensiones en Israel

La política israelí es de una gran complejidad y no consigue resolver el futuro de más de cinco millones de palestinos que viven en Gaza y en los territorios ocupados por Israel en la guerra de los Seis Días de 1967.

He pasado unos días en Israel y he visto un país tensionado por un gobierno populista y condicionado por la minoría ultraortodoxa que ha planteado una crisis constitucional al querer debilitar el poder judicial en favor del poder ejecutivo. La nueva ley está paralizada por formalismos jurídicos y parlamentarios y no ha entrado en vigor mientras centenares de miles de israelíes se vienen manifestando en Tel Aviv y otras ciudades para protestar contra lo que entienden que es un atentado contra la democracia.

El Israel de hoy mantiene la pujanza económica habitual. Las nuevas tecnologías constituyen el sector productivo más importante, la agricultura ha convertido en vergeles lo que hace más de medio siglo eran eriales y el talento sobresale en el campo académico y en la organización cívica de una sociedad que ha subido al carro de la digitalización como en los países más avanzados del mundo.

Beniamin Netanyahu es el primer ministro que más tiempo ha ocupado el cargo desde que en 1996 presidió un gobierno con el apoyo del partido mayoritario, el Likud, que ahora sigue presidiendo aunque mucho más débil que cuando le entrevisté a finales del siglo pasado. Es el primer jefe de gobierno que ha nacido en Israel desde la fundación del Estado en 1948. Dirige un Gobierno conservador con el apoyo de partidos minoritarios, muy especialmente de dos formaciones ultraortodoxas y tres facciones de la extrema derecha israelíes.

Los tiempos en los que los laboristas eran el partido natural de gobierno, desde Ben Gurion hasta Yitzhak Rabin, han dado paso a gabinetes conservadores con el apoyo de formaciones ultraortodoxas y de extrema derecha. Como ocurre en Finlandia, en Italia, en Polonia y en cuatro comunidades autónomas españolas.

Cada país tiene su propia singularidad y el electorado se pronuncia sobre cuestiones que preocupan a colectivos cuya fidelidad no es siempre ideológica. La prueba de si se ha producido un giro irreversible hacia gobiernos de derecha extrema en Europa lo veremos en las próximas elecciones presidenciales en Francia y legislativas en Alemania.

Europa atraviesa un periodo de zozobra desde que Putin ordenó la invasión unilateral de Ucrania, con lo que inauguraba una guerra de desgaste que ha causado dece­nas de miles de muertos y que ha alejado la posibilidad de un reencuentro emocional y político entre dos pueblos que habían convivido durante muchos si­glos. Aquella idea expresada por Putin de que “allí donde haya rusos, donde se hable ruso, está Rusia”, tiene peligrosos precedentes. Así lo expone Karl Schlögel en su libro Ucrania , encrucijada de culturas.

La política israelí es de una gran complejidad y no consigue resolver el futuro de más de cinco millones de palestinos que viven en Gaza y en los territorios ocupados por Israel en la guerra de los Seis Días de 1967. No está lejos el día en que los palestinos sobrepasen a los habitantes de Israel sin que dispongan de un Estado propio y continuen siendo una amenaza para la seguridad del Estado hebreo. Los jóvenes israelíes cumplen tres años de servicio militar obligatorio y las israelíes pasan dos años de su vida en el ejército. En las calles de Jerusalén y Tel Aviv es habitual el despliegue de soldados armados por las calles.

En los mandatos de Netanyahu se han barajado tres variantes para superar el miedo y afirmar la soberanía de un país que tiene una bomba demográfica en los territorios conquistados en la “amarga victoria” de 1967 sin encontrar una salida política para los palestinos.

La primera es la construcción de nuevos asentamientos en zonas difícilmente justificables que aleja la posibilidad de la paz. La segunda es la construcción de los muros defensivos que protegen a los israelíes, pero que no es ninguna solución ni a medio ni a largo plazo. Los muros no expresan seguridad sino miedo. Los construyeron los chinos hace miles de años, los romanos lo situaron al norte de Inglaterra y en la edad media bordeaban las fortalezas y castillos de Europa. Los israelíes levantan vallas para fijar con cemento las fronteras con Palestina. La fórmula de los dos estados está enunciada, pero no planteada seriamente por ninguna de las dos partes.

La tercera variante es el propósito de desmontar el equilibrio entre los tres poderes del Estado que caracteriza a cualquier democracia solvente. Un ejecutivo que dominara el poder judicial sería un error histórico que Israel no puede cometer. Muchos ciudadanos israelíes son conscientes de este desvarío.

Publicado en La Vanguardia el 13 de septiembre de 2023

 

  4 comentarios por “Nuevas tensiones en Israel

  1. Això es lo que vol fer la dreta espanyola,desequilibra els tres poders del Estat.Shalom

  2. No creo que a los 17 años Netanyahu presidiera ningun gobierno. Sin duda es un ball de numeros. Tema menor que aun asi sera debidamente amnistiado.

    Israel va como un tiro (con perdon) y donde hace no_nada pastoreaban los aborigenes con camellos y calma chicha ahora hay vergeles.
    Golda Meir ironizaba sobre su pueblo que despues de 40 años de vagar por el desierto plantaron tienda en la unico lugar de toda la vasta zona en donde no habia petroleo. Bien que han espabilado.

    Lo del equilibrio entre los tres poderes del Estado es puro sarcasmo de nuestro anfitrion cuando escribe desde uno que esta desmantelando este equilibrio.

    Shalom!

Comentarios cerrados.