
Decían los clásicos que las principales razones por las que se hunden los gobiernos son el orgullo, la arrogancia y la confianza excesiva o, en palabras de Tucídides, el engreimiento. El punto más fuerte de un gobernante es no despreciar en absoluto las cosas pequeñas, los detalles insignificantes, el saber leer los labios y las…