
Recuerdo de mis tiempos de Washington las ocasionales nevadas que paralizaban la capital del mundo. Los periodistas de la guerra fría lo analizábamos todo en términos bipolares. Decíamos entre los colegas europeos que los soviéticos podían aprovechar una de las pocas intensas nevadas que cubrían de blanco la capital para aterrizar en el Fuster Dulles…