¿Qué falla en la izquierda o en qué falla la izquierda?

Al principio de los años noventa la izquierda europea gobernaba en muchos países. Helmut Schmidt fue uno de los exponentes más claros de la socialdemocracia en Europa. Portada de Der Spiegel.

En tiempos de cambios acelerados y con una socialización del conocimiento producido por la revolución de Internet se conmueven también certezas que parecían inmutables. La política se ha alejado de las preocupaciones cotidianas de los ciudadanos. Los partidos y las instituciones no han sabido leer los signos de las nuevas realidades en las que el autoritarismo penetra sin complejos en las democracias liberales.

La centralidad que ocupaban los partidos socialdemócratas y democratacristianos en las democracias europeas ha perdido votos que se han desviado hacia la izquierda radical y la derecha extrema. Los discursos que prevalecen se nutren del pensamiento rápido, son simples y frágiles, sin matices y sin claroscuros, estimulando un populismo que no acepta al discrepante ni al diferente. La política se ha instalado en la confrontación.

La izquierda no ha encontrado una respuesta a los fenómenos tan complejos como el nuevo orden geopolítico, las corrientes migratorias globales, el aumento de la desigualdad en sociedades con minorías más enriquecidas y con mayorías más pobres. La izquierda ha producido ideas a lo largo del siglo XX que han transformado naciones enteras mejorando la vida de millones de personas. Pero tras la revolución conservadora de Thatcher y Reagan al principio de los ochenta el discurso de la izquierda no supo reaccionar para construir una alternativa popular al ultra liberalismo económico que descansaba sobre el individuo y querría arrinconar al Estado. La crisis de 2008 fue un punto de inflexión y una cierta recuperación de los discursos de la izquierda.

Elección tras elección, la izquierda ortodoxa pierde representación parlamentaria en Europa. Hay un trasiego de votos hacia los extremos. Se detecta un desfase entre los discursos oficiales y las preocupaciones de las clases más precarias y más dependientes de las ayudas públicas que son insuficientes para mantener una cierta igualdad social.

Al término de la II Guerra Mundial la izquierda laborista en el Reino Unido alcanzó el poder con una mayoría absoluta. Construyó un discurso ilusionante, transformador y social en un país devastado por los efectos de la guerra. Fue aquel gobierno presidido por Clement Attlee el que puso los cimientos de lo que acabaría siendo uno de los logros más importantes de los últimos ochenta años. El canciller Helmut Schmidt decía que el estado social del bienestar es la aportación más importante que ha hecho Europa al mundo en el siglo XX.

La revolución tecnológica ha cogido con el paso cambiado a todo el mundo. Y también a los sindicatos de clase, a los partidos de izquierda y al progresismo de ingeniería social diseñado por minorías educadas, académicas y elitistas. Los populismos como el que lidera Donald Trump ofrecen identidades simples, enemigos claros y promesas emocionales. No tienen en cuenta al otro y al diferente sino que basan su discurso en un individualismo extremo que es alimentado por las redes sociales y las nuevas tecnologías. Fomentan el odio al discrepante. La izquierda pretende cambiar la sociedad desde arriba sin bajar a la arena de las preocupaciones personales con discursos tecnocráticos, moralistas y paternalistas.

Los populismos estimulan a los nacionalismos y al autoritarismo. La globalización ha provocado un sentimiento de identidad y de pertenencia, de orden y seguridad, de sentimientos populares ancestrales que la izquierda ha tratado desde una superioridad moral que ha ahuyentado a muchos de sus votantes.

La crisis que representa el huracán Trump en la política nacional y global podría provocar una recuperación de los valores de una izquierda moderna basados en una educación de calidad para todos, una sanidad gratuita y una reducción de la brecha entre muy ricos y muy pobres. El respeto y la dignidad de todas las personas no solo se consigue con discursos sino con hechos y con conductas transparentes de los dirigentes de una izquierda que ahora está instalada en una retórica defensiva.

Publicado en la revista El Ciervo número 811. Mayo/Junio 2025

  3 comentarios por “¿Qué falla en la izquierda o en qué falla la izquierda?

  1. lo que no entiende la izquierda es que ser cristiano ( o no ) , de clase media ,y/o autonomo , estar contra la ocupación sin sentido , la delincuenca sistémica o la inmigración sin control , o no aceptar la corrupción , ser español o discrepar del independentismo … no significa ser fascista .
    Es su único discurso ( Franco y Eurovisión aparte )

  2. Exactamente lo mismo en que falla la derecha. Naturalmente refiriéndome a la clase política.
    Es tan grande la inutilidad como su descredito.

    Vamos a quedarnos en la corrupción.

    El caso de la DEGAIA debería ser un punto y aparte. O mejor un punto final.
    El 2016 la primera denuncia de irregularidades. 2.000 millones de € sin destino conocido y ahora nos dicen que por la violación de una menor, desde luego un hecho criminal, hay que restaurar de arriba abajo este Ente administrado por políticos.

    Hasta cuando Sr. Foix abusarán de los ciudadanos de a pie.

  3. El Sr. Foix escribe en la ultima linea de su articulo. (la izquierda)»esta instalada en una retorica defensiva».
    El supuesto izquierdoso pedro sanchez hoy ha embestido contra el festival de eurovision, contra Israel y contra todo lo que pueda crear una cortina de humo bien densa.
    Paren maquinas. Este parece ser que es el tema de mayor enfasis, que por cierto abre todos los noticiarios del abrevadero informativo.
    No importa que españa quedara tercera por la cola en el certamen.
    No importa que españa diera doce puntos a Israel(!)
    No importa que el presidentte del gobierno del reino de españa, tire agua al mar, obviando que la empresa que organiza todo el tinglado es israeli!
    Esto es una retorica defensiva Sr. Foix?
    Esto es una tomadura de pelo.
    Y asi Sr. Foix es como la (supuesta) izquierda va perdiendose por el sumidero.

Comentarios cerrados.