He repasado los discursos inaugurales de John F. Kennedy y Ronald Reagan. El primero iba tocado con un sombrero de copa al lado del presidente saliente, Eisenhower, en una muy fría mañana de enero de 1961. Fue una alocución optimista y literariamente impecable sobre el papel de Estados Unidos en la defensa del mundo libre en plena guerra fría contra el universo soviético.
El segundo, el de Ronald Reagan en enero de 1981, con Jimmy Carter pasándole el testigo como perdedor, era igualmente optimista hablando de la luz en la colina y con trazos de humor y de defensa de la democracia. Con sus planteamientos alejados ideológicamente, Kennedy y Reagan abrieron etapas en las que Estados Unidos aparecía compacto y seguro en defensa del mundo libre. Una bala asesina en Dallas truncó la carrera de Kennedy en 1963, pero Reagan abrió una revolución conservadora que ha configurado las democracias liberales hasta la crisis del 2008.
La fuerza de Estados Unidos en los últimos años la definió el profesor Joseph Nye en su expresión de soft power, el poder blando, que consiste en la habilidad de atraer y persuadir. El hard power es el poder duro basado en la coerción económica y el poderío militar.
Trump quiso cambiar el rumbo de las democracias, pero muchas de sus promesas no se cumplieron o se ejecutaron parcialmente. Ahora ha vuelto con una mayoría electoral incuestionable y con la ayuda de los nuevos ejércitos tecnológicos, que se han puesto a su servicio para plantar la bandera norteamericana en Marte.
Considera México como la puerta de la inmigración indeseada, el paso de las drogas y la penetración de productos de fabricación china. Canadá es una distopía liberal, y Groenlandia, una presa fácil. La presidencia se inaugura desde la confrontación con los dos grandes vecinos, Canadá y México, y con exigencias inasequibles de inmediato a los principales aliados en Europa y en Asia. La presencia como invitados personales de Giorgia Meloni y Javier Milei, además de los líderes de cinco partidos de extrema derecha europeos, Santiago Abascal entre ellos, es más que una declaración de intenciones. Es un posicionamiento político que cambia las coordenadas de la política exterior norteamericana desde Truman hasta hoy. La tecnocasta a la que se refirió Pedro Sánchez puede poner en marcha los algoritmos que eliminen la capacidad de pensar y decidir por cuenta propia para miles de millones de humanos.
Habrá más aranceles y más fracking para extraer y exportar grandes cantidades de gas y petróleo del subsuelo estadounidense. América será grande, según el ideario de Trump, si vuelve a ser una nación manufacturera, industrialmente imbatible, con impuestos bajos y con regulaciones mínimas. Todo lo contrario al modelo europeo. ¿Cuál es el mundo de ayer? La historia lo dirá.
China, que no Rusia, será el enemigo que observar y que abatir. No habló de Putin ni de Ucrania. Dijo que lo imposible es lo que mejor saben hacer. Eisenhower advirtió hace 84 años del peligro del complejo militar industrial. Joe Biden se despidió diciendo que “está tomando forma en EE.UU. una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que puede literalmente amenazar nuestra democracia”. El futuro no está escrito, pero será muy diferente. Aunque los mecanismos de autocorrección del sistema no han fallado en los últimos 250 años.
Publicado en La Vanguardia el 22 de enero de 2025
La nova religió tecnològica trenca la interculturalitat de las societats humanas,a les cuals selsi retreu no haber cambiat el liberalisme trasnochat.
Va a empezar en unos dias la semana de la Biblia. Participo semanalmente en un grupo sobre su estudio.
Hoy en el debate ha surgido el tema Trump y la mayoria se felicitaba de que haya eliminado las ambiguedades en la identificacion de sexo. Yo tambien lo celebro.
Hehecho notar que en el tema inmigratorio Trump ha decretado que para luchar contra el mismo las fuerzas de seguridad van a poder entrar en iglesias y en universidades.
He hecho notar que estos espacios eran intocables.
Se ha producido un silencio bastante revelador.
Hay mucho trumpista y mucho trumpantojo camuflado en todos los ambitos. Sin duda la llamada cultura(?) woke ha influido para producir este escoramiento tan bestia.
Ja ho anirem veien, per aqui de moment per anar estan a la page els de junts ja fan cosetes amb el pp i vox.