No disparar al ruiseñor

Leo Messi es objeto de críticas desproporcionadas por los argentinos

Leo Messi es objeto de críticas desproporcionadas por los argentinos

La proyección mundial del Barça es muy potente. Nunca lo había sido tanto. Por sus títulos, por su inconfundible alta calidad de juego y por la genialidad de Leo Messi. El intangible de la marca Messi no se puede calcular. Sobre todo emocionalmente. He visto la camiseta azulgrana con el número 10 a la espalda en muchos niños en África y en Latinoamérica . Otra cosa es el impacto económico y mercantil que la Junta debería administrar con más inteligencia sabiendo que hay sponsors que pueden significar más dinero pero que restan puntos a la referencia humanista de un gran club.

La geopolítica no puede ser ajena en las decisiones de más calado del Barça. Messi es el abanderado y Neymar es el que le sigue. También Suárez, Iniesta, Piqué, Busquets y el resto del equipo. Esta conjunción de estrellas es lo que no ven los airados argentinos ante el precario rendimiento de la selección albiceleste. No entienden que Messi es Messi porque detrás ha tenido a Rijkaard, Guardiola, Vilanova y Luis Enrique. Un equipo y una filosofía de juego. ¿Por qué Messi no es el mejor en los campeonatos en los que participa la selección argentina? Porque los que juegan con él no están a su altura y porque entiendo que las críticas que se ceban en su contra después de cada derrota no son justas.

Messi ha llegado hasta aquí por la buena sintonía que ha encontrado en Barcelona, en el vestuario, en la afición y en el reconocimiento periodístico a su labor. Cada vez que viaja a Buenos Aires le reciben como salvador sin poner a su alrededor lo que necesita. Empezando por los entrenadores, la prensa y las histéricas radios y televisiones después de una derrota. A Messi le gusta ganar. En todo, hasta a las cartas. No exhibe la arrogancia de Ronaldo. El hecho que viajara a bordo del avión privado de Neymar, acompañado también por Mascherano, dos días antes del Brasil-Argentina, indica hasta qué punto el buen rollo es una señal de identidad de este Barça de proyección universal. Disparar al ruiseñor, no es un crimen, es un error.

Publicado en Mundo Deportivo el 15 de noviembre de 2016

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