La vigilancia masiva

Edward Snowden, a los 29 años, reveló las entrañas más profundas de la inteligencia de Estados Unidos. Cuenta que lo hizo por razones patrióticas al ver desde dentro cómo se vulneraban los derechos de los norteamericanos.

No dormiríamos tranquilos si supiéramos que nuestros móviles pueden ser rastreados incluso cuando están apagados o alejados en un amplio perímetro de nuestra presencia física. Podemos saber todo de los demás pero no estamos seguros de que nuestra intimidad no pueda ser exhibida en la plaza pública por alguien que sepa extraer de la nube de internet nuestras rutinas, amistades, aficiones, intereses y secretos.

Alan Rusbridger, durante veinte años director de The Guardian y uno de los periodistas que mejor han entendido las oportunidades de los nuevos instrumentos de comunicación digitales, dijo en un tuit que el libro de Edward Snowden era imprescindible para cualquier persona que se dedicara a la política o al periodismo. Todo el mundo tiene un mínimo de curiosidad para saber cómo se obtienen y con qué facilidad se penetra en la privacidad ajena.

Vigilancia permanente es la historia de un joven de 29 años, Edward Snowden, que decide por motivos éticos y patrióticos revelar algunos de los secretos mejor guardados de Estados Unidos y que indican la deriva autoritaria del Estado con el uso indiscriminado de la información privada de los norteamericanos y de cualquier ciudadano del mundo que haya tocado un ordenador o utilizado algún teléfono.

No sé quién o quiénes manejan con tanta eficacia el Tsunami Democràtic que moviliza a tantas personas para cortar carreteras o bloquear el acceso a ciudades. Snowden no lo dice, por supuesto, pero sí que indica cómo se opera desde el corazón de las tinieblas de la información para influir en elecciones, movimientos de masas, creación de estados de opinión y destruir a un adversario desde las redes sociales.

Desde muy joven consiguió el acceso a la información clasificada desde la Agencia Nacional de Seguridad y desde la CIA. Había sido espía en Viena, siguiendo el guión de El tercer hombre, de Graham Greene. Fue entrando gradualmente en las cavidades más secretas de la inteligencia encriptada, obtuvo todas las contraseñas, descubrió lo que el Estado norteamericano hacía con la privacidad de sus ciudadanos. Cuenta cómo los espías son espiados y cómo la inseguridad personal aumenta a medida que tienes más acceso a más secretos de las claves de la inteligencia más exclusiva de la primera potencia del mundo.

Cuando Orwell nos mostró el ojo penetrante del Gran Hermano, se daba por descontado que eran los comunistas los que espiaban a todos los sospechosos. En la película La vida de los otros se nos mostraba cómo la Stasi alemana observaba hasta la intimidad de las alcobas. Pero ahora el Gran Hermano está ubicado en las llanuras de Virginia, cerca de Washington.

“En la CIA –dice uno de los expertos citados por Snowden–, lo intentamos recopilar todo y lo guardamos para siempre”. Y el personaje, un tal Gus, añade: “Tenemos prácticamente a nuestro alcance la posibilidad de procesar toda la información generada por el ser humano”. Qué horror.

Después de darle muchas vueltas, consultar con su propia conciencia, llega a la conclusión de que para preservar la libertad en Estados Unidos había que denunciar el hecho de que la Comunidad de Inteligencia se creía por encima de la ley, podía pinchar los teléfonos sin autorización judicial y no respetaba la separación de poderes, lo que fomenta la cultura de la impunidad. Su versión no es la de un traidor sino la de un patriota. Y decidió pasar a cinco diarios internacionales los secretos que evidenciaban cómo se había pirateado la Constitución desde dentro del sistema de inteligencia que había de proteger la libertad de los ciudadanos.

Se reunió secretamente en Hong Kong con periodistas con los que había tanteado su complicidad sin decirles qué material les iba a entregar. Les dio detalles suficientes para satisfacer su curiosidad, dejando claro en un comunicado que lo importante no era él sino la subversión de la democracia de su país. La mayor filtración de la historia se ponía en marcha. Cuando aparecieron los primeros secretos de la inteligencia norteamericana, Snowden sabía que sería perseguido como traidor y que le esperaba un severo juicio y muchos años de cárcel.

Consiguió un pasaporte de tránsito facilitado por el cónsul de Ecuador en Hong Kong y salió en un vuelo que no sobrevolara territorio OTAN para llegar a La Habana, tras escalas en Moscú y Quito. Al llegar a Moscú fue retenido por las autoridades rusas y seis años después vive todavía en un apartamento alquilado de dos habitaciones, vigilado por los servicios de inteligencia de Putin. Su compañera, Lindsay, vive con él. Desde su ordenador moscovita se proyecta “en escenarios de todo el mundo” y habla “sobre la protección de las libertades civiles en la era digital ante audiencias de estudiantes, académicos, legisladores y tecnólogos”.

Snowden cuenta cómo desde las entrañas secretas de la inteligencia se penetra en la privacidad de todos

En cualquier caso, Estados Unidos sigue siendo la potencia hegemónica, el dueño de los interruptores principales que pueden conectar y desconectar a casi todo el mundo, según sus propios intereses.

Publicado en La Vanguardia el 20 de noviembre de 2019

  16 comentarios por “La vigilancia masiva

  1. “TODO ES MENTIRA… EN DONDE SE IMPIDA LA VERDAD”
    TODOS SON RESPONSABLES DE LO QUE DICEN, DEL TERCO NO AYUDAR AL BIEN, DE LO QUE CONSIENTEN Y DE LO QUE HACEN.
    En esta vida tú puedes ACLARAR (no confundir, dar conocimientos correctos) o puedes ENTURBIAR (negar, confundir, desorientar, equivocar) las cosas. Y esto es factible para todos, pues solo necesitan VOLUNTAD (en una dilección). Además la misión de todo CONOCIMIENTO es aclarar lo que significa, o sea, hacer que la gente lo comprenda o, al menos, nunca jamás confundir en definitiva o ser frívolo en esto.
    Por eso, la gran RESPONSABILIDAD del que da una respuesta o un conocimiento es innegable, y esa gran responsabilidad solo puede servir al INTERÉS DE LA VERDAD. Pero algunos ¡no se enteran!, están con sus cadenas de mentiras, en la terquedad de no ver porque no quieren ver o en el error constante. Ahí están, y VETANDO a lo esencial, ¡y nada más! http://luchartieneunsentido.blogspot.com/
    La VERDAD es que estamos hechos de realidad y, si estamos hechos de realidad, no vamos a manifestar antirrealidad, ¡jamás!, esto un tonto lo sabe. Por eso, nunca se puede vetar a nadie, ni a una mujer ni a nadie.

  2. Nunca, nunca, he creido en la seguridad de las redes, por lo que ahora me sorprende que se inicie una campaña para denunciar el robo de datos y la privacidad de nuestros datos.
    La información es poder ahora y siempre.
    ¿Nos hemos caído ahora de un guindo ?

  3. «Para mayor preocupación, esta no es la primera vez que se demuestra que los datos anónimos no son tan anónimos como creemos. En 2016, se identificaron individuos a partir de los historiales de navegación web de tres millones de alemanes, datos que se habían comprado a un proveedor. » M.Vidal https://www.marcvidal.net/blog/2019/11/20/y-si-tus-datos-annimos-pudieran-identificarte-igualmente?fbclid=IwAR3AGqEWKITqwy0DGmp3i_NZc8xnVeMlF3ABCzfHRR4U52zqVaE-_MTy-Yc

  4. Sr. Foix : He leido y meditado sobre au artículo de hoy y pienso que la información es el poder y el control, sobre las personas, la riqueza, ect.
    Depende de como, quien ó quienes gobiernan y por lo tanto ejercen el control.

    Por cierto, la oposición al poder citado, también tiene ahi un importante papel ejecutorio.

    Aunque todos, también dependen de si se trata de unas mentes sensatas y sanas ó de una mente retorcida y bilaterlal al mas puro estilo Nazi Hitleriano.

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