Trump contra Reagan, no es broma

Ronald Reagan fue el presidente más conservador desde la II Guerra Mundial. Fue él, junto con Margaret Thatcher, el que impulsó la revolución que cambió los paradigmas del estado del bienestar. Las reformas que empezaron en 1979 con la victoria de Thatcher en el Reino Unido y la de Reagan en 1980 se caracterizaron por un neoliberalismo que predicaba la reducción del papel del Estado, bajada de impuestos, el aumento del gasto militar y la promoción de valores tradicionales.

Estas políticas se extendieron en muchas democracias hasta la crisis de 2008 que puso de relieve la fragilidad de un sistema que fue devorado por la creación de una economía que se sustentaba en el vacío.

Pretendían contrarrestar la creciente intervención del Estado en la economía y en la vida de las gentes. El mejor estado es menos estado, solía decir Reagan. Las privatizaciones de los servicios públicos beneficiaron a unos pocos y crearon grandes desigualdades sociales. Thatcher creía más en los individuos que en la sociedad.

Pero estos dos campeones del liberalismo radical no tienen nada que ver con el populismo y el nacionalismo económico que está imponiendo Trump en los primeros diez meses de su segundo mandato. Reagan y Thatcher tenían sus ideas y las defendían. Trump no tiene ideas ni mantiene criterios coherentes.

Reagan era partidario del libre comercio y de abolir la política arancelaria. Lo dijo en varias intervenciones que ahora se han recuperado en las que dice explícitamente que los aranceles van en contra de la tradición norteamericana. También era partidario de la integración de los inmigrantes.

Todo lo que dice y hace Trump es contrario al pensamiento y a las políticas que practicaban Reagan y Thatcher. Lo más cómico es que al reproducir un video editado por una agencia publicitaria de Toronto en la que aparece Reagan criticando los aranceles, Trump lo interpretó como un bulo creado por la Inteligencia Artificial y suspendió las negociaciones con Canadá sobre las políticas arancelarias. Todo lo que no sea aceptar sus ocurrencias es falso y rechazable.

Trump tiene un problema con la realidad de los hechos. Ha creado una confusión tal que se despacha con ocurrencias en las que lo verdadero es falso y la mentira tiene igual o más fuerza que la verdad. Lo último que cabía esperar es que Trump se posicionara contra Reagan en temas tan centrales como la política comercial con el resto del mundo.

  12 comentarios por “Trump contra Reagan, no es broma

  1. No en vano,Macrom compróo a precio estratosférico la empresa eeuuaense a la cual él mismo había externalizado supervisar lascentrales nucleares francesas,la Von der Layen (del exmarido el Von) es exasalariada de consultora de dicha nacionalidad, y el actual mandamás de Alemania es exasalariado de Black Rock,empresa uno de cuyos pelotazos ha sido haber comprado la deuda pública de Ucrania y a continuación haberse desecho de ella revendiéndola a los EEUUA de Byden.

    aunque, ciertamente, un exmandamás alemán socialdemócrata acabó formando parte del consejo de administración, o algo así,de la empresa rusa estatal de gas, se trataba de gas barato que beneficiaba a la competitividad energética de la industria alemana, la cual está por los subsuelos o sótanos al cabo de tresaños de penalizaciones supuestamente a Rusia.

  2. Me pudo el subconsciente. En lugar de poder blanco, quise decir poder blando, es decir ese poder que se aplica con la persuasión y la atracción, que también es, efectivamente, el poder de los blancos occidentales desde el 1945 (a grandes rasgos porque la Guerra Fría fue también muy caliente en el Tercer Mundo), porque estos cuando lo han aplicado han estado en la cima del poder.

    Saludos,

    Francesc

  3. Buenas tardes Sr. Foix,
    Siempre son interesantes sus artículos.

    Ronald Reagan hizo esa revolución neoliberal con Margaret Thatcher porque, aún existiendo la Unión Soviética, mantenían la hegemonía en la economía de un mundo cada vez más globalizado. Las consecuencias de la desregulación fueron para aquellos que disponían de menos recursos y el incremento del apalancamiento fue la principal razón de la crisis de 2008. No hay que olvidar tampoco que Richard Nixon ya abrió el camino cuando terminó con la convertibilidad del dólar estadounidense en oro. Las costas de la Guerra del Vietnam eran colosales, y 1973 el apoyo de Estados Unidos a Israel en la Guerra del Yon Kipur terminó con el acuerdo de los productores árabes de petróleo con un embargo petrolero y con un aumento 4 veces de su precio.

    Eran otros tiempos y en los ochenta esta revolución de Reagan fue acompañada de un florecimiento de la cultura americana que fue exportada muy hábilmente en forma de poder blanco al resto del mundo. No seré yo quien defienda a Reagan, pero la jugada le salió perfectamente cuando cayó el Muro de Berlín y dos años después, ya con Bush senior, la Unión Soviética. Trump está aplicando una política proteccionista (protege tu economía) y mercantilista (vende caro, compra barato) que como españoles y europeos nos es perjudicial, pero el objetivo es volver a recuperar la economía americana en beneficio de los americanos, y en primer orden las fortunas más importantes del país que le apoyan.

    Hay alternativas, pero como Unión Europea, porque se quiere así, somos inanes y la cadena de servilismo seguirá expandiéndose. Tampoco parece que los BRICS puedan o quieran articular nada, la prueba de ello es que, en el conflicto de Oriente Medio en Israel, no han abierto la boca (Irán tampoco), y que, en el conflicto de Ucrania, Rusia parece que va en solitario, mientras suenan los tambores de guerra europea, de un alcance diabólico.

    Saludos cordiales,
    Francesc

  4. Lo que sí es disparatado es la actual mixtura que comparativamente empobrece a la UE combinando librecambismo con rémoras, lastres y trabas generalizados a la competitividad.

  5. Muy defendible racionalmente es que Trump, visto que su país tiene perdida la hegemonía económica indiscutible, desempolve proteccionismos, tanto más cuanto que China practica especie de neomercantilismo notoriamente exitoso.
    Reagan, por contra, gobernaba cuando la hegemonía económica eeuuaense llegó a semejar estar afianzada in sáecula saeculóru.

  6. Buen analisis. Reagan era ignorante de muchas cosas y lo sabia. pero se dejaba aconsejar y aprenida. Dicen que TAcher, que era química le explicó como ciertos gases destruian la capa de Ozono. Ambos prohibierona su fabricación. La capa de ozono se ha recuperado.
    Lastima que sus acuerdos tras la caida del muro no se han mantenido. No fue Trump que los rompio. Ni Tatcher ni Reagan son santos de mi devoción., pero los hechos ahí estan, para que aprendan a los que correspondan.

  7. Reagan era el ignorante de historia económica de su país, ignorante de que su industrialización, igualmente que todas las industrializaciones, había acontecido ayudándose de aranceles cuantiosos, de que la guerra civil/de represión de la secesión lo había sido de proteccionistas unionistas contra librecambistas secesionistas esclavistas, de que, igualmente que Reino Unido hacía unos cien años, solamente cuando los EEUUA se creían dueños de ventaja competitiva indisputable se hicieron librecambistas.

  8. Ronaldo era una eminencia comparado con Donaldo. Ronaldo tenia a Nancy y Donaldo tiene a Melania. Es un decir.
    Ronaldo era un simple pero era practico. Donaldo esta como una regadera.
    Ronaldo ya no esta. En paz descanse. Y Donaldo esta y es un peligro planetario.
    Hay varias maneras de afectacion y tratamiento de la andropausia. Ronaldo invitaba a Frank Siantra a la Casa Blanca. Donaldo esta tirando un ala de la Casa Blanca para construir una gran pista de baile en donde no estara Frank Sinatra.
    «El mundo que conocimos»

  9. Buena comparación con la etapa Reagan-Thatcher, que invita a reflexionar sobre cómo las políticas económicas siguen su ciclo de auge y contrarreacción. Aun cuando la historia pueda explicar —e incluso justificar— ciertos logros económicos de figuras como Thatcher, una época que conocí de primera mano, el impacto sobre el carácter nacional es profundo y duradero.
    Con Trump, cuando “lo verdadero es falso y la mentira tiene igual o más fuerza que la verdad”, y todo odio o venganza contra el oponente se justifica, el daño tardará generaciones en disiparse.

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