Semejanzas con 1914

Interminables trincheras cruzaron Europa en la Gran Guerra

Interminables trincheras cruzaron Europa en la Gran Guerra

Hay momentos en la historia de los pueblos que se pisa el acelerador con tal intensidad que los dirigentes pierden el control de los acontecimientos. Estas semanas hace cien años las principales capitales de la cultura europea vivían acostumbradas a la paz. Los principales centros de la modernidad internacional, antes de que Nueva York y Chicago pidieran paso, cabría situarlos en Berlín, Viena, París y Munich. En la capital del imperio austríaco convivían Sigmund Freud, Ludwig Wittgenstein, Arnold Schönberg, Oskar Kokoschka, Arthur Schnitzler y tantos otros que pasarían a formar parte de la llamada Escuela de Viena.

Allí se libraban las luchas por lo inconsciente, los sueños, la nueva música, la nueva arquitectura, la nueva lógica y la nueva moral que tanto influirían en la modernidad del siglo pasado.

Cuenta Florian Illies en su dibujo de lo que era la vida en estos centros de cultura y de poder el año antes de la Gran Guerra que en los primeros meses de 1913, por un breve tiempo, en Viena coincidieron Stalin, Hitler y Tito, los dos mayores tiranos del siglo XX y uno de los peores dictadores. El primero estudiaba en un cuarto de huéspedes la cuestión de las nacionalidades, el segundo pintaba acuarelas en un albergue para hombres, el tercero daba vueltas por la carretera de circunvalación para probar la resistencia de los coches en las curvas.

Europa se había olvidado de la posibilidad de una nueva guerra. Desde la humillación francesa por las tropas de Bismarck en 1870 que proclamó la Alemania unificada en el Palacio de Versalles, el progreso, la ciencia y la creación de clases medias urbanas había ahuyentado los miedos. El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo el 28 de junio se consideró como un conflicto entre el imperio austriaco y Serbia.

Al primer ministro británico, el liberal Asquith, le pilló navegando por el Mediterráneo y su ministro de Asuntos Exteriores, sir Edward Grey, estaba observando aves en el campo. El presidente y el primer ministro de Francia habían emprendido un largo viaje a Rusia y el Báltico y se comunicaban con París esporádicamente.

He leído varios libros publicados este año sobre las causas y las consecuencias de la Gran Guerra que empezó el 4 de agosto, poco más de un mes después del atentado de Sarajevo. Un trabajo muy considerable es el de Margaret MacMillan que estudia con rigor la locura de unos cuantos hombres que habiendo podido evitar la gran catástrofe se encontraron envueltos en ella por fuerzas que ellos mismos ya no controlaron desde que los soldados empezaron a desplazarse en busca del enemigo.

Era impresionante observar el lunes, 14 de julio, el desfile de tropas por el Arco de Triunfo y los Campos Elíseos. Había representantes de los ochenta países que participaron en la guerra que causó 1.400.000 soldados franceses muertos en acciones de guerra. Las fotografías de soldados entusiasmados y las largas colas en los centros de reclutamiento, dan una sensación de seguridad y tristeza. La guerra pilló por sorpresa a la mayoría de europeos que reaccionaron con incredulidad.

Las reflexiones de Margaret MacMillan dan el salto de cien años y nos sitúan en nuestros días. Dice que resulta cómodo encogerse de hombros y decir que la Gran Guerra fue inevitable; pero se trata de una conclusión peligrosa, dice, y más teniendo en cuenta que nuestro mundo se asemeja en algunos aspectos, aunque no en todos, al de los años previos a 1914, al mundo que fue barrido por la guerra.

Las confrontaciones mundiales del siglo XX no se repetirán de la misma manera. Es imposible. Pero el mundo de hoy se enfrenta a desafíos similares, de orden revolucionario, tecnológico e ideológico, como el auge de la violencia religiosa o de las protestas sociales. Otros factores nacen de la tensión entre las naciones que prosperan y las que entran en un lento declive, como puede ser el caso de China y Estados Unidos. Se vuelve a hablar de rearme en el Pacífico.

Al comienzo y al final de aquella sangrienta conflagración se dijo que se iba a librar una guerra que terminaría con todas las guerras. Lo proclamaban los países del imperio del centro y los aliados que acabarían uniendo a Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y Rusia.

Cuenta MacMillan que la responsabilidad siempre habrá que dársela a una minoría de generales, monarcas y políticos que, ahora hace cien años, tuvieron el poder y la potestad de decir sí o no. Y todos, por motivaciones diversas y por intereses nacionales, por el orgullo de convertirse en las grandes potencias colonizadoras, dijeron sí y se entregaron a una carnicería humana que no tenía precedentes en la historia europea. Unos diez millones de soldados murieron en las trincheras. La ciudad de Verdún fue testigo de centenares de miles de muertos por las absurdas y soberbias decisiones de unos estados mayores enloquecidos.

No, no volverá a ocurrir, al menos de igual manera. Pero el progreso que experimentaban los europeos antes de 1914 sólo puede equipararse con el de nuestro siglo XXI. En los últimos cinco años, la euforia ambiental se ha transformado en miedos que mueven a millones de ciudadanos hacia el paro, la frustración y al seguimiento de líderes que prometen nuevos mundos.

Publicado en La Vanguardia el 16 de julio de 2014

 

  9 comentarios por “Semejanzas con 1914

  1. Hola :

    Estoy de acuerdo con lo que decís, hace 100 años quizás estaríamos preparándonos para la guerra. Las diferencias que enmienda humilde opinión nos separan de aquellos tiempos creo que son:
    1. Terrible capacidad destructiva del armamento actual con el riesgo destruir tanto al enemigo como al atacante.
    2. En Europa se quito el servicio militar obligatorio hace unos 25 años con lo que las posibilidades de llamar a filas a combatientes tienen ese obstáculo.
    3. El tremendo avance de las comunicaciones después de la personasegunda guerra mundial hace que la masa de población este mucho más y mejor informada y cabe pensar que no se va dejar arrastrar a un conflicto armado fácilmente.
    4. A pesar del gran índice de paro en Europa, los europeos tenemos mucho que perder como para estar proclives a lanzarnos a combatir.

    Podría seguir exponiendo mis argumentos para no permitir un conflicto armado a gran escala, si que habrá conflictos a «pequeña escala» como el de Ucrania o el ya endemico de Israel en Palestina, pero sobretodo debemos concienciarnos para impedirlo a toda costa.

  2. Sr. Foix, em quedo amb l’últim paràgraf. Perque es aon hi ha el missatge principal que vostè en transmet.

    Llegeixo a la portada de La Vanguardia… » Messi…El jugador paga 53 milions per IRPF, en UN ANY i salda comptes amb Hisenda. «…

    53.000.000 de euros…traduïts a pessetes…son 8.828.458.000 de pessetes.

    ¿ Es veritat ó m’equivoco amb el càlcul ?

    Ara optinc la resposta a l’ho inexplicable.

    I el perquè mentres uns van de » BAR y de CENAS » ( Tots els privilegiats i panxacontents per ocupar carrecs, enchufes, asseosrias, ect.ect …uns altres 6, 12 ó 18 milions de personas viuen en el desemparo del atur, sense cap ingrés, sense esperances, sense vivenda i sense possibilitats.

    No comment…Al bon entenedor…

    Mentrestant a la Empresa España, S.A. ens tenen ocupats amb el tema artificial distractori de Catalunya i els catalans. I obliden que el 55 % dels ciutadans de Catalunya, son nascuts ó d’origen de tota la resta de les Espanyes. I que la inmensa majoria son andalusos.

    Visca la ceguera dels PRESUMTOS codiciosos e inhumanos… que van dient sempre…» España va bien «

  3. Es aconsellable rellegir el començament del Capítol VII («Luces y sombras sobre Europa») de «El mundo de ayer» (les memòries de Stefan Zweig), on descriu la Europa del primer deseni del segle XX en termes alarmantment semblants als del primer deseni del segle XXI (confiança en la unificació europea, llarg període previ de pau, millora de les ciutats, especulació, difusió de les comoditats, reducció de la jornada de treball, potenciació de l’esperit juvenil, tendència a viatjar, interés generalitzat per practicar l’esport (esquí, gimnasia, natació), gust pel bronzejat, alliberament de la dona (tant en costums com en el vestuari), etc.

    Evidentment, tot és relatiu i insisteixo en que la comparació que faig no és amb ara, sinò amb el primer deseni del segle XXI, però és que els problemes del segle XX es van fer palesos en el seu segon deseni, que és en el que estem ara, però del segle XXI.

    Esperem que la millora de les comunicacions hagi servit per a evitar nous disbarats…

  4. Sr.Foix: después de cada gran guerra siempre se ha pensado que nunca más volvería a suceder, pero la necedad humana no tiene límites…de repente aparece el iluminado de turno, rodeado de inútiles que aplauden con las orejas cada vez que abre la boca el lider y la cosa acaba cómo acaba…espero que en las próximas guerras los dirigentes, mariscales, generales,almirantes y demás purría que quiera llevar a su pueblo a la debacle, se pongan desde el primer día en la primera línea de fuego…la guerra durará dos días…

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